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El parque tecnológico de Mondragón prevé un agujero de 4 millones mientras su deuda ya supera los 10

El Polo Garaia, en Mondragón, uno de los cuatro parques tecnológicos de la red pública en Euskadi.

Alberto Uriona

Bilbao —

Uno de los cuatro parques tecnológicos vascos, el Polo de Innovación Garaia de Mondragón, prevé tener un agujero económico de casi cuatro millones de euros el próximo año, según se refleja en el último informe del Tribunal Vasco de Cuentas. Este parque, propiedad del Grupo Mondragón (35,5% del accionariado), el Gobierno vasco y la Diputación de Gipuzkoa (27,6% cada uno), no ha cumplido los objetivos de atraer a empresas innovadoras y el propio informe del Tribunal de Cuentas insta a replantearse su futuro, “en el que se defina su rol y posición”, sobre todo por la competencia de otras infraestructuras similares dedicadas al impulso de la innovación. En los últimos años el Parque Tecnológico de Gipuzkoa ha ampliado sus instalaciones y el pasado año empezó a funcionar otra instalación tecnológica en Eibar, el Polo Tekniker, todas ellas con el cometido de acoger empresas innovadoras y de alto contenido tecnológico.

El Polo Garaia es el más singular de los cuatro parques tecnológicos vascos, ya que funciona como una cooperativa y no es público en su integridad como los de Bizkaia, Gipuzkoa y Álava. De hecho, su nacimiento hace 13 años era para que el Grupo Mondragón fuera instalando sus empresas en el Polo pero esta intención no ha ido cuajando.

El resultado es que ha ido languideciendo. El Ayuntamiento de Mondragón, que tiene el 9% de accionariado, dejó de realizar aportaciones económicas hace varios años y los otros socios no han aportado lo previsto. El Tribunal de Cuentas constata, en su reciente informe de la actividad del Polo Garaia, que “las necesidades de financiación resultantes estaban previstas cubrirse con una ampliación de capital de 3,9 millones de euros de sus socios promotores, a razón de 1,3 millones de euros anuales”. Pero, en la última asamblea celebrada en abril pasado, solo se aprobó una ampliación de capital de 550.000 euros, “insuficiente ante las necesidades de liquidez de la sociedad, por lo que no podrá cumplir las anteriores previsiones. Esta ampliación obliga a una reestructuración de los préstamos existentes para garantizar la continuidad de la sociedad a corto plazo”, constata el Tribunal Vasco de Cuentas. La deuda existente, a 31 de diciembre de 2012, es de más de 10,5 millones de euros.

El escenario financiero pergeñado por este parque tecnológico contempla un agujero este año de tres millones de euros, que se elevará a más de 3,9 millones en 2015. En su plan hasta el próximo ejercicio, no considera probable la venta de alguna de las parcelas de su propiedad y espera desprenderse de parte de los garajes existentes, “aunque actualmente no existen evidencias reales ni contactos que aseguren dichas ventas”, dice el informe. Por ello, el tribunal cuestiona seriamente el futuro del Polo. “La continuidad a medio plazo de la Sociedad, de acuerdo a las previsiones de ingresos procedentes de su actividad, deberá llegar de una mayor implicación de sus socios promotores”.

El plan de reducción de sociedades públicas presentado hace medio año por el Gobierno contempla la venta de la participación de ese 27,6%, una operación complicada por la gran superficie de suelo industrial tanto público como privado pendiente de venta en Euskadi.

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