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El plagio se castiga en Europa con el cese o la dimisión, pero España es diferente

Theodor zu Guttenberg, ministro alemán de Defensa hasta que le pillaron plagiando.

Raúl Rejón

El plagio supone un grave problema para el mundo académico y científico. Más en España. “Una forma de corrupción”, describía el profesor de la Universidad de Trondheim, Carlos Bernuy, a partir de las informaciones publicadas por eldiario.es sobre la batería de copias en artículos académicos del rector de la universidad pública Rey Juan Carlos, Fernando Suárez. 

El plagio “rara vez sale a la luz pública”, explicaba Bernuy. Pero cuando lo hace e implica a un cargo de responsabilidad, es habitual que conlleve su dimisión: casos internacionales que subrayan las peculiaridades que rodean los plagios del rector Suárez, que sigue defendiendo que copiar y pegar no es plagio

Theodor zu Guttenberg, delfín de Merkel fulminado

Hasta marzo de 2011 era un triunfador como ministro de Defensa alemán a los 39 años. Iba encaminado hacia la Cancillería germana. Un plagio académico le truncó la carrera. Le desposeyó del título de doctor en Derecho y acabó por obligarle a dimitir como ministro aquel mes de hace cinco años.

El caso lo destapó el diario alemán Süddeutsche Zeitung. La revista Der Spiegel ofreció pruebas de que, al menos, había copiado 70 de las 470 páginas de su trabajo. Él admitió “errores”. Trató de parar el golpe renunciando al título de la Universidad de Bayreuth. Y acabó por abandonar el Gobierno cuando, hasta entonces, había acumulado una popularidad del 70% en las encuestas.

Annette Schavan: ministra de Educación plagiadora

Solo un año después del caso de Zu Guttenberg, la canciller alemana Angela Merkel vio cómo otra de sus ministras, Annette Schavan, tuvo que renunciar a su doctorado y dimitir de la cartera de Educación. Una denuncia anónima bastó para que la Universidad de Dusseldorf abriera una investigación y concluyera que había plagio: le retiró el título. Schavan insistió en su inocencia pero, aún así, prefirió abandonar el Ejecutivo para “no perjudicar”.

Pal Schmitt: héroe olímpico y presidente de Hungría 

De nuevo un trabajo académico fusilado fulminó la carrera de un político. Pal Schmitt era presidente de Hungría (puesto simbólico de representación institucional y de “unidad”, como dijo el propio Schmitt). Una leyenda olímpica con dos oros en esgrima y cabeza del Comité Olímpico Húngaro. En 2012, dos décadas después de doctorarse, un medio de comunicación destapó que había plagiado una tesis francesa: 200 de las 215 páginas no eran suyas. La universidad abrió una investigación y demostró el plagio. El presidente acudió al Parlamento húngaro para renunciar a su cargo.

De “ataque político” a copia confirmada

El exprimer ministro rumano, Victor Ponta, se revolvió cuando la revista Nature le acusó en 2012 de haber copiado párrafos enteros de su tesis doctoral de 2003. Ponta adujo que todo se debía a un “ataque político”. Una maniobra similar a la que ha recurrido el rector de la Rey Juan Carlos: “Un nuevo caso de difamación y acoso”.

Ponta se enrocó en el puesto muchos meses. Pero el político fue acumulando escándalos, llegó a estar imputado por delitos de corrupción previos a su etapa de primer ministro, y, finalmente dimitió tras la tragedia del incendio de una discoteca en Bucarest en el que murieron 32 personas. En agosto de 2016, el Consejo Nacional de Verificación de Títulos, Diplomas y Certificados rumano verificó el plagio por lo que la tesis desaparecerá.

Timothy Goeglein, asesor de George W. Bush

Un asesor del presidente norteamericano George W. Bush, Timothy Goeglein, fue cazado copiando textos para publicar en sus columnas de prensa. Le pilló una bloguera que solía criticar sus opiniones hasta que se dio cuenta de que, además, copiaba. No era un asistente muy conocido, según relataban los medios estadounidenses, pero sí había estado “un largo periodo de tiempo” ayudando a Bush. Terminó admitiendo que plagiaba a otros escritores y dimitiendo de su puesto en la Casa Blanca.

Estudios militares de copia-pega: el senador Joe Walsh

Este senador demócrata tuvo que abandonar la carrera electoral en agosto de 2014 después de que el periódico The New York Times publicara que había plagiado su trabajo para graduarse en la Escuela de Guerra del Ejército. Meses después, la institución informó de que, tras investigar el asunto, había retirado su título a Walsh. El senador indicó que no renunciaba a su puesto, en el que le quedaban meses, pero sí admitió haber actuado inapropiadamente.

Plagio en el Parlamento Europeo: Silvana Koch-Mehrin

Koch-Mehrin era vicepresidenta del Parlamento Europeo en 2011. La Universidad de Heidelberg confirmó el plagio que había destapado una plataforma online dedicada a revisar tesis y la política alemana dejó su puesto al frente de la Cámara aunque no renunció al acta de diputada. Cuando le desposeyeron de su título de doctora, la universidad rechazó su recurso por lo que  Silvana Koch-Mehrin llevó el caso a los tribunales.

Alejandro Blanco, todavía presidente del Comité Olímpico Español

El periódico muniqués Süddeutsche Zeitung le dedicó en agosto de 2012 un artículo al clientelismo en las universidades españolas. El primer caso descrito era el del actual presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco. Meses antes, la acusación de plagio en su tesis doctoral (aún sin leer) había sido desvelada por eldiario.es. El caso de Blanco se conoció antes de que el presidente del COE obtuviera el grado de doctor y la Universidad de Vigo donde presentó el documento, evitó entrar en polémica al calificarlo como “trabajo previo”. Blanco ha seguido al frente del COE.

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