Trilogía de la venganza
Es importante que Quentin Tarantino anuncie que Malditos bastardos y Django desencadenado son las dos primeras películas de una nueva trilogía. Y es importante porque más importante aún será cuando no se lleve a cabo esta trilogía. El tiempo dirá lo que tenga que decir. Pero es que el tiempo ya nos ha hablado con anterioridad.
Ahora decimos que se avecina la Trilogía de la venganza. Pero hubo un tiempo no muy lejano en que hacíamos lo propio con Reservoir Dogs, Pulp Fiction y Vega Brothers, y con Kil Bill I, II y III. Pero ni Vega Brothers ni Kill Bill III llegaron a rodarse nunca. ¿Por qué? Pues porque posiblemente estemos hablando de un creador brillante, desmesurado y con una verborrea tan descontrolada que tiende al esturreo de ideas y proyectos. En el fondo, permítanme el exceso, tampoco creo que nadie recrimine nada a Tarantino. Las trilogías, salvo muy honrosas excepciones, tienden al tostonazo de sangrado capilar. Y es por ello que resulta muy útil repetirse a modo de monólogo interior lo siguiente: el entretenimiento y la diversión tienen límites. El aburrimiento, no.
Sus propias palabras en el año 1995, después de triunfar con Pulp Fiction, hacían un buen retrato de hasta qué punto vende la piel del oso antes de cazarlo: “Este tema pide una trilogía. Todavía no he decidido sobre qué”. Y al parecer aún está decidiéndolo.
Killer Crow, que es como podría titularse la futura película que cerraría la Trilogía de la veganza, pero que seguramente no se titulará así porque es probable que no se titule de ninguna manera, estaría centrada en la Segunda Guerra Mundial. Concretamente en un grupo de soldados que participó en el desembarco de Normandía. La génesis de esta historia, según ha aclarado el propio Tarantino, está en un esqueje cortado y trasplantado de Malditos bastardos. El desarrollo de esa historia podría acabar convirtiéndose en la tercera pata del banco. Pero yo digo que no. Y si tú dices que sí, todo es cuestión de apostar.