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Al PP-A se le rompe su nuevo hilo para estirar el caso de los ERE

Charo Solís

El PP logró convertir ayer la sesión de control al Gobierno andaluz en una segunda vuelta de la comparecencia parlamentaria de los ERE de Griñán del miércoles. Y en su afán por rentabilizar el mayor escándalo de corrupción que afecta a la Junta, quiso ver un nuevo hilo del que tirar: las ayudas sociolaborales de carácter excepcional concedidas a dos empresas, Astilleros de Huelva y PrimayorPrimayor, y la presencia de intrusos en la segunda. Pero en esto último se equivocó. Y el que cometió el error fue el presidente del PP-A, Juan Ignacio Zoido, y otras fuentes de su partido tuvieron que enmendarlo después de la sesión plenaria.

Zoido quiso dar en la diana y disparó directamente al supuesto mediador de ese ERE. Según dijo, fue Juan Lanzas, el ex sindicalista de UGT pieza clave del caso y al que la juez del caso imputa cobro de sobrecomisiones por 13 millones de euros. Pero también apuntó a que en este expediente, el de Primayor, “hay intrusos”, citando acto seguido al “amigo” y sucesor de Lanzas al frente de UGT de Jaén, Luis García de los Reyes, y esposo de otra “intrusa” en el ERE de Hitemasa, María José Martínez (“activa militante del PSOE de Torredonjimeno”, como la definió). Es cierto que Zoido mencionó a García de los Reyes como “beneficiario”, pero después del pleno el PP, que quiso profundizar sobre las irregularidades en esas ayudas, insistió de nuevo en la presencia de García de los Reyes como intruso.

Esto sería un refuerzo a la estrategia de los populares, porque vendría a probar que el Ejecutivo andaluz dio continuidad a las prácticas irregulares y a los intrusos mucho después de que se iniciara la investigación judicial del caso de los ERE. Y lo que es más importante, colocar al presidente andaluz, José Antonio Griñán, como responsable político por permitirlo de nuevo. Pero ante la insistencia de los medios, una hora después, el PP se desdijo: García de los Reyes no era ningún intruso. Sus prestaciones estaban en regla. Y se acogieron a que Zoido le colocó como beneficiario (remitieron el audio de su intervención).

El episodio no pasó desapercibido para la Junta. Vio una oportunidad para demostrar que el PP se vale de este escándalo para “jugar sucio”. Sobre todo, porque mencionó a personas con sus nombres y apellidos en un “tema suficientemente delicado como para no cometer ese tipo de errores”. Y el PSOE lo quiso rentabilizar aún más. “Las subvenciones excepcionales de Primayor no contaron con la mediación de Lanzas, y, por supuesto, no hubo ningún intruso, como Zoido ha insinuado. Zoido lo sabe, pero miente, sin importarle el daño que esto pueda causar a las instituciones de nuestra comunidad autónoma, porque la mentira es su única arma contra Pepe Griñán”, señaló el parlamentario y vicesecretario general del PSOE-A, Mario Jiménez, que pidió su dimisión.

Sesión de control subida de tono

Este clima de tensión tuvo sus prolegómenos en la sesión de control. Griñán endureció el tono habitual de sus intervenciones. Subió varios peldaños en agresividad para exponer la debilidad del rival. “Sin los ERE usted no es nadie”, espetó a Zoido, reprochándole que la única propuesta política que ha sido capaz de exponer en este año que lleva como líder del PP-A es el “modelo Cospedal” para Andalucía. También cuestionó su peso en Génova, diciéndole que en “Madrid no pinta nada”, después de que el Gobierno central sí haya atendido la petición del reparto del déficit entre las comunidades como ha venido defendiendo el Ejecutivo andaluz, y que no fue apoyada por los populares andaluces. Con estos trazos, acabó por esbozar un retrato de Zoido como un “lastre” para su propio partido por ser “un verso suelto, mal medido y mal rimado”.

Aparte del flanco de los ERE, Zoido también quiso desgastar al “bipartito” haciendo un balance de su primer año de gobierno recordando que es una alianza de “perdedores” que se sostiene en el principio de “unos tapan y otros ceden” y que está resultando “inservible” para resolver la crisis y el paro, porque “son un cero en gestión y un 100% de confrontación”.

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