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Susana Díaz se parapeta en los 8 líderes provinciales del PSOE andaluz para blindarse ante los sanchistas

Susana Díaz con la agrupación andaluza en el Comité Federal del PSOE.

Daniel Cela

Hace días que Susana Díaz daba por perdida la batalla de las listas electorales frente a la dirección federal del PSOE, que se reservaba la última palabra para elegir a los candidatos andaluces al Congreso y al Senado. Sin embargo, la ex presidenta de la Junta y líder del PSOE andaluz cree haber salido del Comité Federal del domingo con una federación más unida y cohesionada para afrontar los luchas internas que vendrán tras las elecciones municipales del 26 de mayo.

Díaz logró que los ocho secretarios provinciales y otros miembros andaluces destacados en el federal respaldaran la posición discrepante de su ejecutiva frente la decisión de Ferraz de alterar las listas. Nadie sale movido en la foto. A la secretaria general del PSOE andaluz le interesa esa imagen de unidad rocosa para apuntalar su liderazgo; a los líderes provinciales les preocupa más “que salten las costuras antes de las municipales”. “Nos jugamos mucho”, avisan. La secretaria provincial del PSOE de Cádiz, Irene García, fue más dura aún en la cadena Ser: “Le han quitado legitimidad y voz a la militancia”.

El sábado previo al cónclave socialista, hubo una reunión previa entre miembros de la ejecutiva regional y los líderes provinciales en la que se acordó un frente común del PSOE andaluz tanto en el Comité Federal de Listas como en el posterior Comité federal. La estructura regional y provincial de la federación andaluza “van a una”, por eso no participaron de la votación final de listas, para expresar su malestar con Sánchez por modificar las candidaturas en cuatro provincias: Sevilla, Cádiz, Córdoba y Almería. El PSOE andaluz no votó en contra, porque se votaban en bloque todas las listas de todos los territorios para todos los procesos electorales pendientes: generales, municipales, autonómicas y europeas.

La posición unitaria de Andalucía en el Comité federal es, según sus dirigentes, un reflejo de que el poder orgánico de Susana Díaz está intacto, de que aún controla su federación y de que no hay quiebras internas que pongan en riesgo su liderazgo, como sostienen los sanchistas. “En ningún momento se plantea su futuro, todo lo contrario”, advierte Cornejo, cuando le preguntan si Díaz barrunta dar un paso atrás y abrir paso a la “regeneración” que está exigiendo Ferraz. Los referentes sanchistas en Andalucía, como el ex delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (número dos por Sevilla), o el histórico alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, pronostican la quiebra del susanismo, la huida de apoyos de la ex presidenta tras la pérdida del Gobierno andaluz, que se agudizará, dicen, tras las generales y las municipales. En ambos procesos electorales, Susana Díaz y Pedro Sánchez pelearán entre sí por capitalizar un buen resultado en Andalucía (si lo hay). “El problema vendrá después”, advierten, “el primer congreso será el federal, que no está convocado hasta 2021, pero es impensable que las tensiones no se resuelvan antes”, explican fuentes de San Vicente.

De momento, el cierre de filas de los ocho líderes provinciales del PSOE con Susana Díaz del pasado domingo muestra más unidad en el susanismo que en el sanchismo andaluz. Quienes están convencidos de que Díaz debe apartarse para regenerar el partido, no lo están tanto sobre la persona que puede sustituirla. Hay quien se postula sotto voce para liderar el sanchismo, pero no cuenta con consenso a nivel regional. El sanchismo es un eufemismo de los críticos a Susana Díaz, funcionó como pegamento en las primarias, pero les cuesta articular una alternativa de consenso. Otras voces apuestan por un perfil más integrador para tomar las riendas del PSOE andaluz, alguien no tan señalado en las guerras entre sanchistas y susanistas.

La dirección regional del PSOE andaluz participó en las conversaciones con Ferraz para la confección de listas en las ocho provincias: se logró un acuerdo en cuatro -donde la dirección federal no colocó a ningún ministro- y se frustró el pacto en las otras cuatro. “No sé por qué lo que valió para Málaga, no sirvió para Cádiz. Todos estábamos conformes en llegar a acuerdos provincia a provincia, y no supeditados a un acuerdo global”, asegura el número dos de Díaz. Cuando se le pregunta si los cambios introducidos por Pedro Sánchez en las listas andaluzas son “una venganza o un ajuste de cuentas” contra Díaz, Cornejo asegura: “Eso son apreciaciones subjetivas que yo no voy a hacer. Pero sí insisto en que en las listas que han hecho no se ha producido un reflejo mínimo de la votación del 90% de la militancia en las agrupaciones de cuatro provincias andaluzas”.

Cambiar los estatutos del partido

El PSOE de Susana Díaz ha salido chamuscado, como nunca, del último Comité Federal del partido que purgó a todos sus afines de las listas electorales del 28 de abril. La federación más numerosa de los socialistas ha sido duramente enmendada por el equipo de Pedro Sánchez. La situación ahora es compleja. Andalucía, por su peso poblacional y porque sirve de reflejo cóncavo al resto de España de lo que significa la triple alianza PP-Ciudadanos-Vox, será clave en la campaña de las generales. Sin embargo, las fisuras internas entre sanchistas y susanistas ponen en riesgo las expectativas del candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno.

El equipo de Susana Díaz asegura que llamará a la movilización masiva del voto progresista para evitar lo que ha ocurrido en Andalucía, pero tendrá que defender unas listas en cuya confección no no ha participado y promocionar a unos candidatos que, en algunos casos, ni conoce. La complejidad y el abismo al que se asoma el PSOE el próximo 28A en Andalucía está sintetizada en una sola frase, simple, pero difícil de digerir en boca de un secretario de Organización: “Han metido nombres en las listas que yo ni sabía quiénes eran. Tuve que empezar a buscar quiénes eran”, dice Juan Cornejo. Es la primera vez en la historia de este partido que los futuros representantes del socialismo andaluz en el Congreso y en el Senado son absolutos desconocidos para la hasta ahora todopoderosa ejecutiva regional andaluza.

Un día después del cónclave federal del PSOE, los socialistas andaluces han aireado sus heridas, acusando a Ferraz de haber obviado los estatutos del 39 Congreso del partido en diversos apartados. El más grave, dicen, es haber desechado a los candidatos elegidos por las agrupaciones andaluzas para sustituirlos por personas que “ni han sido propuestos por ninguna agrupación ni pertenecen a la circunscripción electoral ni a la provincia a la que van a representar”. Los de Díaz creen ahora que los estatutos del 39 congreso, diseñados por Sánchez para aumentar la voz de la militancia frente al aparato, son ahora papel mojado. Cornejo plantea ya que habrá que “corregirlos o mejorarlos”, “profundizando siempre en la voluntad de la militancia”.

El número dos del PSOE andaluz ha sugerido que la dirección federal ha incumplido los estatutos “de la militancia” al menos en dos puntos concretos: denuncian que Ferraz no ha justificado debidamente los cambios “sustanciales, no anecdóticos” en las listas, como establece el reglamento socialista, y tampoco convocó a los secretarios provinciales de Sevilla, Córdoba, Cadiz y Almería para explicarles la sustitución de candidatos en sus territorios. Los que fueron propuestos a Ferraz, insisten, con el 90% del voto de la militancia y el aval de sus direcciones. “Si hubiesen metido a alguien que está en la Ejecutiva Federal, al menos el cambio habría sido razonado, como exigen los estatutos, aunque tuvieran menos apoyo en las agrupaciones”, advierte Cornejo.

Todos los candidatos nuevos que ha incluido Ferraz en las cuatro provincias donde no hubo acuerdo tuvieron menos votos en las asambleas que los que han sido eliminados. Y todos los que han sido metidos por primera vez, ni siquiera pertenecen a una agrupación, se queja el PSOE andaluz. La dirección federal elude seguir en el enfrentamiento. El más votado en las asambleas de Sevilla, por ejemplo, fue el ex número tres en Ferraz, Antonio Pradas, un incondicional de Susana Díaz al que Sánchez no quería volver a ver ni en el Congreso ni en el Senado. Por muy querido que sea en los municipios sevillanos, para el líder socialista, Pradas es el hombre que presentó las firmas de los dimisionarios en su ejecutiva, que provocó su caída en una suerte de motín de los barones orquestado por la ex presidenta andaluza.

El planteamiento ahora del PSOE andaluz es “pasar página”, pero Cornejo ha querido explicar qué significa ese “tomo nota” que pronunció Susana Díaz al enterarse de que Ferraz había trastocado las listas andaluzas. “Lo que quiso decir es que en los próximos procesos de elaboración de listas, el partido tiene que estar en una constante valoración de lo que está ocurriendo ahora, para que cuando lleguen los próximos congresos, la apertura de listas a los militantes no acabe en la frustración y la falta de ilusión de unas personas que han participado activamente en las candidaturas, para luego por no ver reflejada ni mínimamente su voluntad”, dice.

La bronca por la modificación de las listas electorales, dicen en Ferraz, es “una tormenta en un vaso de agua”. Se han cambiado candidaturas en siete provincias, aunque cuatro son andaluzas. El PSOE ha aprobado las listas por unanimidad, quedando aislada la no participación de la federación andaluza. Queda por ver si ese aislamiento voluntario de las huestes de Susana Díaz se prolonga en el tiempo cuando finalice el ciclo electoral.

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