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Andalucía aprueba Presupuestos y brinda a Moreno su campaña electoral para seguir gobernando sin las ataduras de Vox

El presidente Juan Manuel Moreno, los miembros de su Gobierno y los 58 diputados del PP cantan villancicos en el Parlamento, tras el cierre de la última sesión del año que ha aprobado los Presupuestos de 2026.

Daniel Cela

Sevilla —
18 de diciembre de 2025 13:33 h

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El Parlamento andaluz ha aprobado este jueves los Presupuestos Autonómicos para 2026, los últimos de esta legislatura, los octavos desde que gobierna Juan Manuel Moreno, primero en mayoría simple (asociado con Ciudadanos y Vox), y después con mayoría absoluta. El PP ha usado esa mayoría absoluta, por última vez, para sacar adelante en solitario unas cuentas que son, a la par, vehículo de sus políticas para 2026 e instrumento de campaña para unas elecciones inminentes.

Más allá de las cifras récord, las rebajas fiscales, la inversión y el incremento previsto de plantilla, Moreno esgrime estos Presupuestos por el valor que representan en un contexto político de polarización y volatilidad: la estabilidad. “Este es el Presupuesto de la normalidad. En tiempos revueltos, conviene mantener el rumbo”, ha proclamado la consejera de Hacienda y portavoz de la Junta, Carolina España.

Andalucía aprueba sus cuentas mientras otros barones territoriales del PP -Extremadura, Aragón, Castilla y León- se ven abocados a un adelanto electoral por falta de Presupuestos, por la inestabilidad política que supone gobernar en minoría a expensas de Vox. “Vox no ha dejado gobernar al PP en ninguna comunidad”, ha dicho el presidente andaluz. La ultraderecha, fuerza en auge y socio de gobierno del PP en los territorios vecinos y del propio Moreno en su primer mandato, es el rival que más preocupa al líder popular.

Los Presupuestos para 2026 vuelven a alcanzar cifras récord -51.597,9 millones de euros-, casi una tercera parte (16.275 millones) destinados a sanidad, la gran bestia negra del presidente en este mandato. La sanidad, que preocupaba a un 0,5% de los andaluces en el arranque de la legislatura (según el barómetro del Centra de junio de 2022), ha escalado en tres años al primer problema de la ciudadanía, por delante del paro, daño estructural de esta comunidad durante décadas.

La oposición a Moreno ha monopolizado este asunto como arma arrojadiza para desgastar al presidente, opacando prácticamente el resto de políticas sectoriales. PSOE, Vox, Por Andalucía y Adelante Andalucía han dado la espalda a estas cuentas, cada uno desde un ángulo, pero todos con una coincidencia notable: el reproche a la Junta por “perpetuar un modelo sanitario fracasado”, visible en las listas de espera sanitarias, la dependencia cada vez mayor del sector privado (donde se derivan miles de pacientes, pruebas, operaciones...), la falta de facultativos y los contratos precarios que impiden estabilizarlos para que no se marchen a otras regiones...

El presidente andaluz ha encajado ese golpe, sobre todo, a raiz del escándalo de los cribados de cáncer de mama, que precipitó la dimisión de cinco altos cargos en el departamento de Salud -incluido la consejera- y puso al Gobierno andaluz a la defensiva por primera vez en siete años. Las cuentas de 2026, dopadas con fondos estatales y europes, tiene signos evidentes de ese desgarro político, en forma de una inversión extraordinaria para sanidad (recursos agrandados a última hora y promesas de más plantilla).

El último Presupuesto de la legislatura, vehículo tangible para la campaña electoral que arranca en unos meses, salen adelante con el voto en solitario del PP, blindado por una mayoría absoluta que quizá no se repita en 2026. El llamado CIS andaluz, publicado esta semana, aleja a Moreno de ese número de diputados que le ha permitido desplegar sus políticas, sin los condicionantes ni la agenda ultraderechista de Vox, xenófobo contra el inmigrante, negacionista contra la violencia de género y contra el cambio climático.

Si las urnas ratifican esa pérdida de confianza que alumbran las encuestas -seis de cada diez andaluces califica de mala o muy mala la gestión de Moreno- los Presupuestos que nacen hoy en el Parlamento serán una tabla de salvación al menos para el primer año de legislatura. Ese hipotético escenario es el que ha sobrevolado el debate de números y políticas que arrancó el miércoles y se zanjó este jueves con un voto y un villancico en solitario, aunque resulte una soledad ostentosa (los 58 diputados del PP y los miembros del Consejo de Gobierno).

Mientras Extremadura cierra su campaña electoral y Aragón y Castilla y León se preparan para abrir la suya tras las navidades (tres gobiernos en minoría del PP sin presupuestos), Andalucía aprueba sus cuentas sin altibajos, sin contestación, sin una alternativa sólida enfrente que capitalice la conflictividad social que crece en la calle, sobre todo por el deterioro de la sanidad pública y las demoras para ver al médico, lograr cita con el especialista o ser operado.

Esta potente imagen de estabilidad política y económica, en contraste con la fragilidad parlamentaria que sufre a diario el Ejecutivo de Pedro Sánchez, es el principa aval y el principal reclamo electoral de Moreno para los próximos comicios. La estabilidad permite al candidato del PP traducir sus políticas en números y, en un momento de auge macroeconómico, esto significa llegar a las urnas cargado de promesas, inversiones, contratos de personal, hospitales, escuelas, becas, ayudas...

El líder popular aspira a ser reelegido con una “mayoría de estabilidad”, fórmula actualizada de aquella “mayoría suficiente” que en la campaña de 2022 tentaba, con algo de superstición, el objetivo de la mayoría absoluta. Estabilidad, palabra clave. Moreno augura que sin estabilidad, los andaluces perderán “todo lo conseguido” en estos siete “años de cambio”, desde que el PSOE fue desplazado del Gobierno tras 37 años y medio en el poder.

A saber: un modelo socioeconómico liberal sustentado en dos grandes patas: una, rebajas fiscales para incentivar el consumo y, con ello, mayor recaudación y generación de empleo; y dos, ensanchar el espacio y el margen de maniobra a la inversión privada en Andalucía, desde las universidades a los hospitales, desde el campo a la industria, con un giro brusco hacia la desburocratización.

Éste es el plan. Y a este plan, el principal rival del PP andaluz, o sea Vox, responde así: “La estabilidad no se come”. La palabra estabilidad no es sexi como lema electoral, barruntan en el partido ultraderechista, que absorbe todo el desgaste del PP y del resto de partidos políticos casi sin mover un dedo. “No hacen nada, no dicen nada, ofrecen respuestas simples a temas complejos, y no dejan de crecer en las encuestas”, se lamentan en el entorno del presidente andaluz.

En efecto, el Gobierno de Moreno publicó este lunes la encuesta más potente de las que se conocen en Andalucía, dependiente de la Consejería de Presidencia, y en ella Vox se erige como la mejor opción de los andaluces para solucionar sus problemas. Problemas que se han acumulado en la gestión del Ejecutivo autonómico, empezando por el deterioro de la sanidad pública, que se ha alzado al primer puesto desbancando al paro, el problema estructural de Andalucía desde hace siglos.

La previsión de crecimiento de los Presupuestos Andaluces para 2026 es del 2,3% del PIB, con una generación de empleo de 85.750 puestos de trabajo a finales de 2026. De confirmarse, la tasa de paro en Andalucía caería por debajo del 14%, la más baja desde el tercer trimestre de 2007, antes de la gran recesión económica. Los números de la Junta incluyen la contratación de 4.371 sanitarios y 3.459 docentes. Las cuentas crecen un 5,6% respecto al actual ejercicio 2025, esto es, 2.726 millones más.

El 64,4% del aumento del presupuesto se soporta sobre cuatro pilares: mil millones más para sanidad, 284 millones más para educación, 296,7 milllones más para dependencia y 213 millones más para vivienda. El gasto no financiero, el que se dedica a sufragar las políticas públicas (excluyendo los préstamos), crece un 5,8%, algo más que el global de las cuentas autonómicas.

La Junta sigue generando deuda pública y destina una parte importante del Presupuesto a pagarla. La consejera no ha dado esa cifra, pero sí ha recordado que será la primera vez, desde la crisis económica de 2007, que Andalucía prescinda de los mecanismos de financiación del Estado para acudir exclusivamente a los mercados privados a pedir los préstamos de amortización de deuda.

Las cuentas del próximo año incluyen 11 millones de euros de enmiendas de la oposición y otros 234,6 millones de las del PP. Los rivales del Gobierno andaluz, que presentaron enmiendas a la totalidad a estos Presupuestos, habían registrado 2.660 enmiendas parciales, de las que se han admitido sólo 32: 18 de Vox, cinco de Por Andalucía y otras cinco de Adelante Andalucía, y cuatro del PSOE. Es un gesto político con el que Moreno quiere distinguirse de los anteriores gobiernos socialistas que “jamás” aceptaron ninguna enmienda del PP a los Presupuestos durante sus 37 años en el poder.

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