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La revolución del almendro: de ser el último recurso para el campo a convertirse en el segundo cultivo frutal de Andalucía

Envasado de almendras.

Consuelo Durán

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La producción de almendra en la campaña 2019-2020 rozará las 15.000 toneladas en Andalucía, un 30% más que la pasada. Es la reina del sector del fruto seco, y la creciente apuesta de los agricultores por ella les ha llevado a exigir a las administraciones que miren con más interés a un producto hasta hace una década limitado a tierras no aptas para casi nada y que hoy es, después del olivar, el segundo cultivo frutal en extensión en Andalucía, que está a la cabeza de España en plantaciones.

De recordárselo a la Junta de Andalucía se encargaron recientemente representantes del Sector Regional de los Frutos Secos, entre ellos COAG, UPA, Asaja, Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía y la Asociación Española de Productores de Frutos Secos y Algarrobas (Aeofruse), quienes se reunieron con responsables de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, e hicieron hincapié en la almendra por cuanto que el cultivo del resto –como el avellano, el nogal o el pistacho– es testimonial en Andalucía.

Su portavoz, Antonio Hidalgo, destaca su trascendencia desde el punto de vista medioambiental, social y económico. “De hecho, es la única alternativa productiva en lugares con suelos pobres, pendientes elevadas y zonas con alto riesgo de heladas. La almendra es, además, un alimento sano y de calidad, presente en la dieta mediterránea”, subraya.

Entre las medidas que consideran imprescindibles para su continuidad, y que esperan que sean abordadas cuando pase la actual pandemia, destaca la recuperación de la ayuda autonómica al cultivo, que fue suprimida por la crisis. “Reconociendo la importancia del sector, dicha ayuda tendría que recuperarse, aumentar su presupuesto, así como focalizarla en las plantaciones tradicionales de secano”, expone, dado que entiende que el resto es muy productiva y tiene otros retos. Como la puesta en marcha de un plan de reconversión estatal en el sector, el apoyo a aquellas figuras de protección que revaloricen “el origen España” y el fomento de su consumo.

Quieren protección también ante las amenazas que se ciernen sobre ellos, como la lucha contra la economía sumergida, el refuerzo de los controles sanitarios a la importación y el incremento de los productos autorizados para dar soluciones a los problemas fitosanitarios del cultivo. Sin olvidar la apuesta por los proyectos para la identificación y eliminación de la almendra amarga y en general el impulso de la investigación y transferencia del conocimiento.

La paradoja de España y la almendra americana

Se da la circunstancia de que España es el principal importador de almendra de EEUU, líder mundial en este producto, pero es sobre todo como materia prima para otros alimentos, mientras que a su vez exporta casi toda la que cultiva al resto de Europa, donde compite con Italia en volumen de producción.

Desde Almendras del Sur, sociedad cooperativa andaluza que exporta más del 70% de su producción a Europa, Enrique Valencia explica que este auge del cultivo de la almendra ha podido pillar poco preparadas a las administraciones porque “tradicionalmente se ha implantado bajo malas condiciones del medio físico (orografía, clima y suelo), siendo además cultivado en régimen de secano, pero cuando la crisis de los COP (cereales, oleaginosas y proteaginosas) empezó a plantarse en el suelo bueno, arcilloso y con agua que dejaba por ejemplo el trigo, y se vio cómo su producción se multiplicaba”.

Eso cambió las cosas y lo ha hecho muy rentable, “con producciones que se acercan a las de EEUU”. Se une a esto la más reciente crisis de los precios en el olivar, que están llevando también a la reconversión de estas tierras, y de ahí que esta campaña vaya a dar muy buenos números.

¿Dónde se cultiva y qué variedades?

Granada está a la cabeza, con una estimación de 4.600 toneladas esta campaña, pero por primera vez Sevilla se convertirá en la segunda provincia (con 3.500), arrebatándole esta plaza a Almería (3.400). “Se espera una buena cosecha generalizada y la aportación de almendras de nuevas fincas que van entrando en producción”, vaticina. De hecho, todos estos árboles de la nueva apuesta están todavía lejos de alcanzar la vida media de 25 o 30 años que se les estima, similar a los olivos.

Esas tres provincias son las principales productoras de Andalucía, seguidas de Málaga (con un aforo de 1.450 toneladas para esta campaña) y Córdoba (1.200), mientras que el resto está mucho más repartido. Por variedades, se prevén unas 13.000 toneladas de comunas, casi 1.200 de marconas y casi 750 de larguetas.

Según la última Encuesta sobre Superficies y Rendimientos en Cultivos (Esyrce), en 2019 el almendro ocupaba 822.878 hectáreas en España (una mínima de ella no comercial o abandonada), lo que implica que en una década se ha incrementado un 40% la superficie dedicada a esta planta, si se miran los datos de 2009. En Andalucía son 185.586, primera en superficie cultivada, seguida por Región de Murcia (108.531). Aragón, Comunidad Valenciana, Baleares y Catalunya son otras comunidades autónomas donde destaca.

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