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El Toblerone: una cadena humana contra la especulación urbanística

Los ciudadanos han hecho una cadena humana contra la especulación urbanística

Iñigo Mas / Iñigo Mas

ALMERIA —

Al grito de “manos arriba esto es un atraco”, portando globos negros y clamando “sí se puede”, cientos de almerienses mostraron su protesta contra el derribo del silo de mineral conocido popularmente como 'El Toblerone' por su peculiar aspecto que recuerda a una famosa marca de chocolatina muy consumida.

Convocados por la ‘Plataforma Salvemos el Toblerone, que espera que el Ayuntamiento conteste a sus alegaciones presentadas al PGOU, estrecharon sus manos formando una multitudinaria cadena humana en el puente que se eleva sobre las vías de los trenes en la estación ferroviaria de la capital y con una estrecha pero muy transitada pasarela por encima de los raíles une el mar y los barrios de El Zapillo y Ciudad Jardín con el centro de la ciudad. Sostienen que se trata de una oscura operación especulativa que implica la construcción de al menos tres torres de edificios con varios pisos cada una.

La asociación 'SOS Patrimonio' ha denunciado ante el juzgado la repentina operación de derribo pidiendo la paralización cautelar de los trabajos que comenzaron a llevarse a cabo aprovechando el fin de semana. Proponen como alternativa transformar la nave industrial, que en los últimos años se había convertido en refugio de personas sin techo, en un espacio cultural abierto a la ciudad. El equipo de Gobierno local del Partido Popular insiste en que el derribo ya fue aprobado en sesión plenaria por todos los grupos municipales del Ayuntamiento de Almería, pero la oposición denuncia que no se ha avisado previamente de las obras y que no hay razón para tanta rapidez.

El alcalde Luis Rogelio Rodríguez-Comendador PP, se mostraba sorprendido por la protesta porque “está aprobado que desaparecería en un plan especial desde hace mucho tiempo. Yo no sé a que viene este maremoto. Está aprobado, dicho, consensuado. De verdad, no lo entiendo”. Asimismo ha insistido en que la demolición es un asunto en el que las administraciones que integran la sociedad Almería Alta Velocidad están de acuerdo.

Por su parte, el ex alcalde socialista de la capital, Fernando Martínez, ha calificado la operación como una decisión precipitada que se enmarca en el “panorama especulativo que el PP ha trazado en la ciudad”. El secretario general local del PSOE, Fernando Martínez, se pregunta “por qué tanta prisa en derribar esta construcción industrial”, hecho que contrasta con la pasividad del alcalde en temas de vital importancia como el soterramiento y la llegada del AVE a Almería. “El alcalde se ha borrado del proyecto del soterramiento, que era un clamor unánime de la ciudad. Ha agachado la cabeza cuando Rajoy ha decidido cortar la inversión y no ha dicho nada cuando miembros de su partido han apostado públicamente por llevarse la estación a El Puche para ahorrarse toda la obra”, ha denunciado.

La ciudad ganaría zonas verdes

Por el contrario, la empresa responsable del ambicioso proyecto urbanístico rechaza las acusaciones especulativas y responde que se trata de una gran oportunidad para cambiar la fisonomía de la ciudad y abrirla al mar derribando una instalación que muchos almerienses, especialmente los que viven en sus alrededores, prefieren ver desaparecer.

Mantiene que la ciudad gana de zonas verdes y de comunicación, así como que sólo en una parte muy pequeña de la parcela liberada se va a construir, rompiéndose por fin el aislamiento y la división de la ciudad en dos. Además, mantiene que las ganancias que genere la puesta en valor irán a parar a financiar el soterramiento de las vías del tren, la gran obra prometida y pendiente desde hace una veintena de años, un argumento rechazado por la plataforma opositora y calificado como falso.

El proyecto lleva vías de comunicación que unen la zona de carretera de Ronda con la Carretera de Sierra Alhamilla, El Tagarete y El Zapillo, puesto que también desaparece este tramo de vías del tren. “Estamos de enhorabuena, porque por fin Almería ha comenzado el camino final para dejar de estar partida en dos por las vías del tren y el Toblerone, para poder comunicar con el centro a barrios como El Tagarete, El Zapillo, Nueva Almería o Ciudad Jardín y para dejar de tener el nefasto impacto visual desde la zona de carretera de Ronda mirando al mar y, sobre todo, mirando de cara a la bella Estación de Ferrocarril, a cuya espalda aparece la sombra gigantesca del mamotreto de hierros del Toblerone”, aseguran fuentes de la empresa que lidera el proyecto.

La plataforma, siguiendo con su denuncia judicial pidiendo la paralización, incluso recogió muestras de mineral para que se comprobara su posible toxicidad y el argumento sirviera para paralizar las obras. La protesta ha llegado al punto de que una docena de miembros de 'Salvemos el Toblerone' se han encaramado al llamativo edificio para solicitar a las administraciones que se detenga de forma urgente la demolición del silo de mineral al entender que forma parte del patrimonio industrial de Almería y cumple con una serie de valores que lo hacen singular.

Unas 12 personas permanecieron en la cima del inmueble durante unas dos horas para solicitar que se detuviera de manera cautelar las labores de demolición. Con camisetas blancas que formaban el mensaje 'SOS Toblerone', los protestantes abandonaron las instalaciones instados por la Policía Local, denunciando ante la consejera de Presidencia e Igualdad de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, de visita en Almería, la situación.

Este polémico silo abandonado se levantó en la década de los años setenta para evitar que las casas cercanas sufrieran la acción del polvo de mineral acumulado en una labor industrial pasada - las viviendas amanecían bañadas de polvo rojizo- y dejó de funcionar unos veinte años después, por lo que los responsables del proyecto añaden a la defensa de la obra el argumento de que el 'toblerone' no está enraizado en la ciudad ya que solamente funcionó una veintena de años y está abandonado desde finales del siglo pasado. La plataforma opina todo lo contrario, que es una gran oportunidad para rehabilitar y potenciar culturalmente como centro artístico un edificio singular que ha marcado la fisonomía de la ciudad en las últimas décadas, cuya destrucción supondría un grave atentado a la arquitectura de la capital.

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