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Pruna: la atalaya que divisó la democracia con alcalde comunista (y un nostálgico del franquismo)

Pruna (Sevilla). |

Juan Miguel Baquero

En el tajo de la democracia cercana, Pruna se estrenó con alcalde comunista. El pueblo sevillano llegaba a la cita con las urnas del 3 de abril de 1979, como todos, todavía con el olor impregnado de la reciente dictadura. Y en la apertura quedó para la historia un escaño ocupado por los nostálgicos del franquismo.

Aquel día, de bautizo sufragista tras el régimen totalitario, Pruna sumaba 4.254 habitantes. De estos, 2.882 tenían derecho al voto y el censo disponía de cinco mesas repartidas por el pueblo. Hasta 2.259 personas ejercieron su participación en el juego electoral. Más de un 78% por ciento del total. Solo 623 pruneñas y pruneños se quedaron en casa, sin meter una papeleta en la urna.

Y cuatro candidaturas lograron entonces representación en el Ayuntamiento de Pruna. Como vencedor de la contienda inaugural, el Partido Comunista de España (PCE) con 939 votos (41,79% de los sufragios) y cinco concejales.

Segunda quedó la Unión de Centro Democrático (UCD) con 742 (33,02) y cuatro ediles. Tercero en liza fue el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) merced a 314 votantes (13,97%) que suponía un concejal. Y, por último, el rastro visible de la teoría franquista llegaba al plenario con Fuerza Nueva (FN), ocupando un escaño gracias a 252 papeletas (11,21%).

El primer alcalde democrático tras la Segunda República fue Antonio Armario de la Rocha. Los otros alcaldables en aquel momento fueron el socialista Tomás López, Francisco Manuel Moreno por UCD y Cristóbal Cervera por la formación de extrema derecha.

Un camino rojo… y verde

El camino electoral en esta atalaya sevillana ofreció así las dos primeras alcaldías con color comunista. Luego, el bastón de mando pasó al PSOE de manera consecutiva hasta el año 2011. En esa cita vence el Partido Andalucista (PA).

El andalucismo sobrevive en nueve municipios de la comunidad autónoma con otras tantas mayorías absolutas. Uno de ellos es Pruna. El 26 de mayo de 2019 legó una victoria clara para Juntos por Pruna (JxP) con 791 votos (57,57%) y siete concejales. El alcalde es Francisco López.

A los andalucistas les sigue el PSOE con 399 apoyos (29,04%) para tres ediles. Adelante Andalucía cierra el Salón de Plenos del Consistorio local con 153 votantes (11,14%) y un escaño. Por último, el Partido Popular (PP) sacó solo 11 votos (0,8%).

Las fuentes de la democracia

Con poco menos de tres mil pobladores, Pruna está a 106 kilómetros de la capital, Sevilla. La localidad posa sobre una altitud de 663 metros y en su término municipal está la cumbre más alta de la provincia, el Pico del Terril, con 1129 metros de altura.

En la historia pruneña dejaron huellas fenicios, griegos, romanos, musulmanes y cristianos. Por ese orden. Y a mitad del pasado milenio era común que la población pasara de unas manos a otras. Una vez cristiana, otra musulmana. O viceversa. Aunque la extrema derecha heredera de aquellos mimbres que huelen el rastro cercano de la dictadura dijera, acaso, que la cristiandad domina esta tierra desde tiempos inmemoriales. Fake news vinculada a los relatos históricos. Y los franceses, por cierto, incendiaron la ciudad durante la invasión de las tropas napoleónicas.

Una antigua tierra por donde campaban los bandoleros andaluces que sigue oteando el devenir de la historia desde esta atalaya levantada en la Sierra Sur sevillana. Un lugar dominado por el castillo del Hierro a cuyas faldas mana el agua en la fuente del Pilarillo.

Pero eso son pasajes de la leyenda pruneña. Como el líquido que proviene, según la fábula, de un manantial del interior de la propia fortaleza de piedra. Y que tienen reflejo en otros surtidores naturales, caso del Molino Cegato o el del Duque, y abrevaderos como los del Pilar Lejos. Fuentes de vida, al cabo. Como fuentes locales de la democracia contaminadas por las aguas oscuras del franquismo y que encontraron su reverso desde aquel 3 de abril del 79, cuando amanecía Pruna con alcalde comunista.

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