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Diputados de “perfil bajo”, salvo Olona, y control férreo desde Madrid para el nuevo grupo parlamentario de Vox en Andalucía

Los nuevos diputados de la extrema derecha en Andalucía siguen una línea continuista al mantener un perfil bajo y dependiente de Madrid

Álvaro López

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Cuando la extrema derecha entró en el Parlamento de Andalucía en 2018 no esperaba hacerlo con 12 diputados. Por eso entraron en la cámara nombres que ni el propio partido había tenido en cuenta. Ahora Vox seguirá en el Parlamento cuatro años más y lo hará con 14 diputados. Pero esta vez, los nombres se han puesto con intención porque las expectativas eran altas. La formación de extrema derecha ha mejorado sus resultados desde las últimas elecciones autonómicas –los ha empeorado respecto a las más recientes generales– y se ha quedado, en cualquier caso, muy lejos de sus aspiraciones de lograr al menos 20 parlamentarios y de ser esenciales en el Gobierno de Moreno Bonilla. Por eso desde la dirección nacional se ha apostado por un grupo político de “perfil bajo” para que la política a desarrollar siga marcada desde Madrid. De todos ellos, solo Macarena Olona es una figura reconocible fuera de Andalucía y con cierta autonomía, pero ni siquiera ella tiene seguro ni su futuro como parlamentaria ni que pueda tener margen de actuación en la cámara de representantes andaluza.

Pocos quedan de la anterior andadura de Vox en el Parlamento. De los 14 parlamentarios que representarán a la extrema derecha desde julio, solo cinco de ellos repiten. Serán el hasta ahora portavoz Manuel Gavira por Cádiz, Alejandro Hernández por Córdoba, Rafael Segovia por Huelva, Benito Morillo por Jaén y Rodrigo Alonso por Almería. El resto serán caras nuevas de personas que en sus respectivas provincias han cosechado el descontento de una parte de las bases. La mayoría de ellos ciñe su experiencia a las labores que han podido desarrollar en la formación que preside a nivel nacional Santiago Abascal. De hecho, entran como parlamentarios todos los presidentes que tiene el partido en las provincias andaluzas. A pesar de ello, su experiencia está muy limitada por la cadena de mando férrea que impone Madrid sobre el resto de sus territorios.

Esa es precisamente una de las características que mejor define al nuevo grupo parlamentario que va a tener la extrema derecha en el Parlamento de Andalucía: ausencia prácticamente total de autonomía en la toma de decisiones. Sin saber si Macarena Olona seguirá al frente de Vox en Andalucía, volverá ya a Madrid o esperará hasta las elecciones generales, tal y como deslizan internamente en la formación, la agenda política va a marcarla la dirección del partido desde la capital de España, como advierten en el seno de Vox, puesto que es el modo en el que se organizan en todas las provincias y comunidades autónomas. “Quieren gente de su cuerda. Gente a la que puedan manejar para poder mantenerse en sus puestos”, dicen desde la militancia más crítica. Por eso, los perfiles por los que ha apostado Vox en estas elecciones andaluzas y que han copado las listas de las diferentes candidaturas son de personas que tienen o bien cercanía con la dirección nacional o un carácter “sumiso”, describen, para adecuarse a esta.

“Fieles” a la dirección nacional

De hecho, la presencia de todos los cabezas de lista en los mítines ha sido prácticamente testimonial. Opacados por Macarena Olona, Santiago Abascal o cualquiera de los líderes nacionales de Vox en la mayoría de estos encuentros con los afiliados, el conocimiento de los nuevos parlamentarios se reduce casi al que tiene la gente que los conoce del municipio en el que habitualmente residen. También son personas que se han mantenido “fieles” a los líderes del partido, hasta el punto de que alguno de ellos ha acabado apareciendo en las listas cuando había líderes locales con más peso y apoyo entre la militancia. “Abascal depura las listas con personas de confianza que envía para controlar a las provincias”, dicen desde las bases.

Así, observando los perfiles de los parlamentarios que se estrenan, son dispares. Profesores, abogados o empresarios, pero ninguno de ellos políticos antes de enrolarse en la extrema derecha. Algo en lo que Vox sí ha repetido con respecto al anterior equipo que entró en el Parlamento de Andalucía en 2018. Uno de los nombres que más llaman la atención es el de Ricardo Olea, número 2 por Granada tras Macarena Olona. Apenas conocido por los afiliados de la provincia, es un abogado ultracatólico que ha participado en conferencias y escrito textos en los que defiende la existencia e importancia del Valle de los Caídos. Fuentes de la militancia afirman que su puesto lo ha obtenido por ser uno de los letrados que defiende al expresidente de Vox en Granada, Manuel Martín. Martín fue noticia hace un mes cuando reconoció en la Cadena Ser que había empadronado en una de sus casas sin contrato y sin que viviese regularmente allí a Macarena Olona para que pudiese presentarse a las elecciones.

Precisamente de Granada se cae Francisco José Ocaña, que sí ha sido parlamentario por Vox en este último mandato, pero que ni siquiera ha repetido en las listas; aunque sigue mostrándose próximo al partido, las desavenencias internas que ha tenido con algunos de los cargos electos le han relegado. Ocaña se mostró beligerante en alguna ocasión e incluso amagó con irse al grupo mixto en el Parlamento de Andalucía, por lo que Vox ha terminado por cerrarle el paso. Algo que sí hizo Luz Belinda, quien fuera diputada por Almería en el anterior mandato y que se marchó de la formación integrando el grupo mixto en enero de 2020 al acusar al partido de acoso laboral. Durante la etapa final se sumó a Falange, pero hoy está desligada de Vox y como muchos de los militantes que estaban entonces en la formación, acusa al partido de no escuchar a las bases ni tener espacio para la crítica interna.

Polémicos presidentes provinciales

Antonio Sevilla es otro de los nombres que son destacables junto con Purificación Fernández. Número 1 y 2 por Málaga, ambos se han granjeado críticas internas por haber prosperado dentro de Vox estando más próximos a la estructura nacional que a la local. Un hecho que no escapa tampoco a las bases puesto que la organización territorial de la formación de extrema derecha brilla por su ausencia. Sevilla es presidente de la gestora local y llegó a su cargo después de “muchas dudas” sobre la “democracia interna” del partido, según deslizan fuentes malagueñas de Vox. Pertenece al ala más próxima a José Enrique Lara, que es uno de los hombres fuertes del partido en Málaga, puesto que fue presidente entre 2015 y 2020, y está relacionado con la dirección nacional del partido. Lo que confirma el control férreo que hace Madrid de sus territorios. Por otra parte, Purificación Fernández, empresaria, tampoco era del agrado de una militancia que le da la espalda y que cree que “no está preparada para dirigir nada”. Aseguran que es “limitada en oratoria”.

Pero si llamativos son los nombres por Málaga, tampoco lo son menos por Sevilla. Toda vez que el exjuez Francisco Serrano, candidato en 2018 y líder de la formación entonces, acabó fuera de Vox y de la cámara andaluza por presunto fraude de subvenciones, la capital hispalense tiene nuevos representantes. En el Parlamento de Andalucía se estrena Javier Cortés, otro de los presidentes provinciales que consiguen un asiento en la cámara andaluza. Su llegada al puesto se produjo después de que dimitiese la anterior presidenta, María José Piñero, que ha sido una de las depuradas por Vox en estas últimas elecciones autonómicas. Piñero dimitió como dirigente de Vox en Sevilla en febrero de 2020 al acusar al partido de que los “personalismos” al margen de los propios estatutos de la formación creasen un “partido paralelo” que les ignoraba en la toma de decisiones. Unas declaraciones que, según los militantes, apuntan directamente al secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, como principal culpable de la ausencia de autonomía local.

“Los ricos son ricos por naturaleza”

No obstante, si hay un territorio importante para la extrema derecha en esta comunidad es sin duda Almería. Allí repite Rodrigo Alonso, que es uno de los políticos que más se ha destacado por hacer duras intervenciones en el Parlamento. Ha llegado a llamar “corruptos” a los sindicatos y asegurar que “los ricos son ricos por naturaleza” y no es posible hacer nada para evitarlo. Pero más allá de su nombre, de sobra conocido en la cámara de representantes andaluza, llama la atención que Vox apueste por Juan José Bosquet, por un político que es de El Ejido, el bastión que utilizan para sus consignas racistas contra los migrantes. Se da por hecho que su presencia en el Parlamento de Andalucía estará íntimamente relacionada con los discursos contra una población foránea que en esta localidad almeriense supone el 30% del total de vecinos. María Mercedes Rodríguez, abogada, también entra por Almería después de haber probado suerte en las elecciones municipales de 2019 sin lograr cargo. Es vicesecretaria jurídica del partido en tierras almerienses.

Los nuevos parlamentarios que integran Vox apenas son activos en redes sociales, más que para limitarse a compartir los mensajes de la formación o de los líderes más conocidos. Solo los diputados que ya han formado parte del Parlamento de Andalucía lanzan mensajes propios y se muestran más activos. Una línea en la que parece va a seguir instalada la extrema derecha en los próximos años. A la espera de saber qué ocurrirá con Macarena Olona, ya que la alicantina no tiene del todo claro que quiera seguir en Andalucía, pero la dirección del partido sí manda mensajes de que tendrá que quedarse, lo cierto es que la autonomía del grupo parlamentario parece que volverá a ser una quimera.

Lo que sí se espera es que el tono sea más duro en la Cámara para ganar espacio mediático y político, especialmente ahora que la mayoría absoluta de Moreno Bonilla deja a Vox sin espacio político para ser influyente.

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