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“Un cachete en el momento justo, con la intensidad adecuada, es una victoria”

El juez de Menores de Granada, Emilio Calatayud, durante una conferencia en Córdoba

Juan Javier Ríos

Córdoba —

Dice Emilio Calatayud (Ciudad Real, 1955) que la población española, especialmente los menores y jóvenes, viven bajo una crisis de valores. Pero, ¿cómo se ha llegado a esa situación? Su respuesta es inmediata: “Hemos tenido complejos de joven democracia, hemos pasado de un extremo (dictadura) a otro (democracia) y estamos pagando las consecuencias de todo esto”. Es más, asegura que “no hemos tenido término medio en este país” y “estamos pagando las consecuencias” que, según admite, se ven en política, en la escuela, en la familia y, en general, en la sociedad. “Nos hemos empeñado en decir que todos iguales, todos iguales, y al final resulta que todos somos iguales pero unos más que otros”.

Este libertinaje al que hace referencia es consecuencia de un estado democrático de derecho excesivamente proteccionista con los menores hasta el punto de que ha dejado a los padres “prácticamente indefensos”. Es ahí donde este juez de Menores, conocido por sus “sentencias educativas ejemplares”, ejemplifica muy claramente con los controvertidos cachetes. Calatayud lo tiene claro: si se da un cachete “en el momento justo, con la intensidad adecuada, es una victoria. Pero confundir un cachete con un maltrato me parece una tontería”.

Poca confianza en los políticos

Si hay alguien o algún colectivo que debe eximirse de buscar una solución a la crisis de valores, esa es la clase política. Emilio Calatayud dice que “los políticos son los menos capacitados para poner remedio a esto” y les pide, en cambio, que hagan un “examen de conciencia porque viven en un mundo distinto al del ciudadano”.

Restaurar los valores requiere, según el juez de Menores de Granada, la creación de un movimiento social “y empezar, por supuesto, por la familia” para “reconducir” la situación.

Aunque “el panorama en España es muy preocupante”, Calatayud tiene claro que la familia, su estructura y el apoyo que la unidad familiar presta “está salvando un poco la crisis” de valores. “Si no llega a ser por la familia, nos estamos dando de tortas, por lo que lo bueno que tenemos en España es la estructura familiar y hay que apoyarla”.

Pero, ¿dónde se encuentran esos valores a restaurar? Calatayud considera que “muchos” de los valores y principios que propugna la Iglesia Católica “son buenos”. Y es que piensa que “una institución que dura 20 siglos merece la pena, aunque haya cosas que se tienen que acomodar a los tiempos”.

Además, Calatayud hace una defensa a ultranza de los valores de la Iglesia Católica y los considera únicos ya que “no pueden ser suplidos por el laicismo con el que nos quieren rodear”.

Los valores en el extranjero

En la entrevista, este juez de Menores echa una breve mirada al extranjero para analizar la situación en Europa. Calatayud dice que en muchos países del viejo continente está volviendo la autoridad. “Hay más disciplina entre los jóvenes y más autoridad entre los padres”, asegura el magistrado, quien afirma por tanto que la situación es ya diferente a la española.

En su última intervención en una conferencia en Córdoba, junto al obispo, Demetrio Fernández, Calatayud se desenvuelve como pez en el agua disertando sobre las relaciones padres-hijos, el “difícil” papel de los progenitores o los problemas actuales como el alcohol y “la hipocresía social” en la juventud. Con sus planteamientos, ampliamente conocidos, recorre universidades, colegios y centros de congresos en los que Calatayud diserta sobre la educación, en su más amplio concepto.

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