A título lucrativo

Soy un ciudadano escandalizado por lo que estoy viendo en estos últimos días, tras el debate en el Congreso de los Diputados sobre el caso de presunta corrupción de Ábalos y Cerdán. Más allá de la repugnancia y censura que me provoca la supuesta actuación de esos dos responsables de la Organización del PSOE -mi partido- tanto en lo que se refiere a las adjudicaciones de obra pública para obtener beneficios económicos, como a sus actitudes y conductas claramente machistas y vejatorias para las mujeres, lo que mueve a la expresión de estas líneas es, finalmente, la deriva que la derecha -especialmente el PP del señor Feijóo- ha adoptado en el mismo debate y los días siguientes.

El líder del PP, varios de sus dirigentes, los medios de orientación derechista como el ABC, La Razón, la COPE con el defraudador Herrera y sus acólitos, y digitales como The Objective y otros han retomado las insidias y calumnias sobre el suegro, ya fallecido, de Pedro Sánchez, para extender una mancha de deshonor sobre el presidente del Gobierno atribuyéndole vinculaciones con el negocio de la prostitución.

“Partícipe a título lucrativo” dijo Feijóo. Todo ello se sustenta en la difusión por algunos medios de supuestas informaciones que tendrían su origen en un documento anónimo de la denominada “policía patriótica” que el PP de M. Rajoy y Fernández Díaz - procesado por utilizar los recursos del Estado con el fin de espiar a adversarios políticos- encargaron a Villarejo y sus secuaces a raíz de la elección de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE.

Ese documento no aporta más que insinuaciones y conjeturas mezcladas con falsedades patentes relativas al suegro de Pedro Sánchez. Ni pruebas de actividad ilegal, ni tampoco indicios, pero no hace falta: la flamante portavoz parlamentaria del PP se ha despachado afirmando que “no hace falta que haya pruebas absolutamente de nada”, porque lo dicen los periódicos.

Se trata, llana y sencillamente, de mancillar y deshonrar al adversario generando una repugnante asociación entre su nombre, su persona, y uno de los fenómenos que más rechazo provocan en la opinión pública, especialmente entre las mujeres, como es la prostitución

Hasta ahora, la estrategia de la derecha para echar a Sánchez pasaba por la difusión de mentiras en algún pseudo medio, la denuncia de alguna acusación popular, la inestimable cooperación de algún juez y la leña a todo trapo en el Congreso de los Diputados.

Así ha sido en el caso de su esposa, de su hermano, y del Fiscal General del Estado. A partir de ahora, efectivamente, ya no hacen falta pruebas, porque no se trata de utilizar la justicia para acabar con un adversario político. Además del lawfare, que tan buenos resultados les está dando, han encontrado el camino de lo que Steve Bannon llamaba “inundar la zona de mierda”.

Se trata, llana y sencillamente, de mancillar y deshonrar al adversario generando una repugnante asociación entre su nombre, su persona, y uno de los fenómenos que más rechazo provocan en la opinión pública, especialmente entre las mujeres, como es la prostitución.

Preocupado y escandalizado estoy. Porque si esta es la forma en que nuestro Estado de Derecho protege el derecho al honor, si se demuestra que aquí todo vale para derrotar al adversario, si cualquiera puede lanzar insinuaciones sobre quien sea sin el más mínimo recato y sin pagar las consecuencias, si los medios pueden alimentar y propagar infundios sin límite sobre cualquiera, todo el mundo está en peligro.

Digo bien, todo el mundo, USTED puede estar en peligro. Cualquiera, en el mundo de la política, de los negocios, de la cultura, del alumnado de un centro educativo, hasta de una comunidad de propietarios, estará expuesto a que alguien quiera desprestigiarle con estos métodos. ¿Vamos a aceptar mansamente que las insidias sobre los padres pueden valer para manchar a los hijos? Hasta ahora los hijos no eran responsables de las faltas de los padres; a partir de ahora volvemos a los tiempos de la dictadura, en que los hijos pagaban con la marginación, la cárcel, cuando no con la muerte o el exilio, por las ideas de sus padres.

Es el Estado de Derecho el que está en cuestión con todo esto, porque la democracia representativa requiere libertad de expresión y derecho a la información para hacer posible la libre elección de nuestros representantes, y no la grosera manipulación trumpista de nuestras voluntades. Eso es lo que está en juego

¿Es este el Estado de Derecho, el sistema democrático que queremos? Algunos han dicho que Feijóo ha traspasado las líneas rojas con esta estrategia. Pero aquí no hay líneas ya, sino una mancha de inmundicia que contaminará la convivencia en la sociedad española, porque, como la inmundicia, crecerá, contaminará todo lo que toque y acabará volviéndose contra todos.

No se trata de que vivamos un clima político irrespirable; eso ya lo hemos vivido y lo podemos soportar. Es el Estado de Derecho el que está en cuestión con todo esto, porque la democracia representativa requiere libertad de expresión y derecho a la información para hacer posible la libre elección de nuestros representantes, y no la grosera manipulación trumpista de nuestras voluntades. Eso es lo que está en juego.

Por eso, no entiendo el silencio de algunos ante lo que está pasando. Han alzado su voz cuando han creído que se ponía en riesgo el Estado de Derecho con la amnistía; no coincido, pero estaban en su derecho ¿A qué esperan los Felipe, Alfonso, Page y compañía para denunciar la inmensamente asquerosa campaña de desprestigio que ha montado la derecha contra Pedro Sánchez, porque pone en peligro el Estado de Derecho y la democracia misma?

Puedo entender que no les guste el Presidente, pero no puedo entender su silencio, porque no condenar lo que está pasando es tan indecente como no condenar el apaleamiento de un monigote con la figura de Sánchez, o los atentados contra las sedes de “su” partido. Esto no va ni de Pedro Sánchez, ni del PSOE, sino de la democracia por la que muchos hicieron y dieron lo mejor de sí mismos.