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Ferraz obliga a incluir en el censo para las primarias un centenar de militantes que el aparato de Susana Díaz no quiso inscribir

Juan Espadas, Susana Díaz y Luis Ángel Hierro, momentos antes de iniciar el debate de entre candidatos.

Antonio Morente

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La lucha por rebañar hasta el último voto posible de cara a las primarias del PSOE andaluz del 13 de junio está resultando intensa, sobre todo entre Susana Díaz y Juan Espadas, las dos personas con más opciones para ser candidatos a la Junta. Esto explica las recurrentes tensiones con el censo electoral, con un penúltimo capítulo que ha llevado a la candidatura del alcalde de Sevilla a pelear para conseguir que se admitiese la inscripción de militantes a los que inicialmente no se iba a dejar votar. Finalmente, y con recurso de por medio, 111 integrantes de nuevo cuño de las Juventudes Socialistas de Andalucía podrán votar el próximo domingo.

Así lo ha decidido la Comisión Federal de Ética y Garantías en respuesta a la impugnación del censo de las Juventudes por parte del equipo de Espadas, que apreciaba arbitrariedad en el hecho de que en algunos casos se hubiera aceptado la afiliación y en otros no. Por ello, reclamaba que se le diera el visto bueno a todas las peticiones de nueva militancia o a ninguna

En su reclamación, la candidatura del regidor hispalense no daba cifras pero apuntaba que tenía constancia de casos de personas que habían tramitado su alta antes del 6 de mayo (cuando se cerró el censo al convocarse ese día las primarias), pese a lo cual no se les había reconocido su condición de militante y, por tanto, no podían votar. Al final, la Comisión Federal de Garantías ha obligado a la inscripción de 111 nuevos militantes. 

Una cuestión más que simbólica

La incorporación de estos nuevos votantes tiene, a priori, un carácter anecdótico si se tiene en cuenta que suponen un 0,23% de un censo compuesto por más de 46.577 electores. Otra cosa es que la votación esté tan reñida que lleguen a ser determinantes, algo que no se podrá valorar hasta que cierren las urnas, pero sí pone de manifiesto lo encarnizado de un choque en el que se lucha voto a voto.

Desde la dirección federal del partido en Madrid confirman esta resolución que supone el reconocimiento como militantes de estos 111 casos, pero declinan entrar en detalles o valoraciones de una decisión de la Comisión de Garantías. Desde la candidatura de Juan Espadas tampoco se quería profundizar mucho en la cuestión: “Respetamos todas las decisiones que toman los órganos de garantías del partido. Se han presentado numerosas reclamaciones, algunas veces nos han dado la razón y otras no”.

Detrás de todo este proceso está la desconfianza de la candidatura de Juan Espadas al control de las primarias (vía comité organizador) por parte de la Ejecutiva regional del partido (en la presentación de la candidatura del alcalde ya se reclamaba “un proceso limpio”), que en este caso concreto se inhibió alegando que no tenía competencias. Una postura, por cierto, avalada por la Comisión Federal de Garantías, que entiende que es a este órgano al que le corresponde resolver.

Un obligado tiempo de espera

¿Y cómo se explica que alguien que hizo los trámites antes del 6 de mayo no haya adquirido la condición de militante? La cuestión se explica por la singularidad del proceso de afiliación en Juventudes Socialistas, que no es directa e inmediata como ocurre en el propio PSOE, sino que conlleva un tiempo de espera. Así, una vez que el aspirante rellena su ficha, se le acepta como militante si la dirección provincial de turno o la regional lo valida o si, transcurridos dos meses, ningún órgano del partido ha puesto reparos para ello.

De esta manera, alguien que hubiese presentado su solicitud para ingresar en las Juventudes antes del 6 de mayo pudo llegar a esa fecha sin tener todavía su condición formal de militante, pero adquirirla antes de las primarias y, por tanto, participar en ellas. Eso es perfectamente posible. ¿Dónde estaría entonces la arbitrariedad denunciada por el equipo de Espadas? Pues en que fuentes cercanas a la candidatura del alcalde entendía que se agilizaban los trámites en afiliados de agrupaciones afines a Susana Díaz, estirándose al máximo ese plazo de dos meses (con lo que no podrían votar) cuando el aspirante era de una agrupación que había mostrado su apoyo al alcalde sevillano. En el recurso del equipo de Espadas impugnaban por considerar “arbitrariedad” en la incorporación del censo.

Sin entrar en el fondo

La Comisión Federal de Garantías no entra a dirimir si existe esa supuesta arbitrariedad o no, y se limita a incorporar al censo a todo el que pidió su afiliación antes del 6 de mayo. Los propios plazos del partido, viene a decir, no pueden convertirse en un freno para la participación de la militancia cuando precisamente lo que se pretende es incentivar eso.

Las fricciones por la composición del censo son un clásico en los procesos internos de los partidos, y generan especial desconfianza en las candidaturas externas a la dirección del órgano que controla el proceso, como es el caso de Espadas. Desde que se convocaron las primarias se sucedieron las denuncias de irregularidades por parte de uno y otro equipo, aunque desde Ferraz –y contra el criterio de la candidatura de Susana Díaz, que amagó con ir a los tribunales– se validaron actualizaciones de censos como los de Almería capital (en los que se cuestionaba la incorporación de 184 nuevos afiliados) o las localidades cordobesas de Peñarroya (45 casos) y Guadalcázar (15), un símbolo más de que en esta confrontación no se deja pasar ni una y se pelea voto a voto.

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