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Los enfermeros del 'vacunódromo' granadino de Armilla denuncian: “Quieren vacunar a muchos pero no nos da tiempo a descansar, estamos al límite”

Miles de ciudadanos llegan en coche a diario para vacunarse en las instalaciones de la Feria de Muestras de Armilla (Granada)

Álvaro López

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Las vacunas contra la Covid-19 han cogido velocidad de crucero en España y cada día se está más cerca de la inmunidad de grupo que se daría cuando el 70% de los ciudadanos hayan recibido su correspondiente suero. En cifras globales, Andalucía, junto con Catalunya, lidera el ranking de dosis administradas con 3,5 millones. Sin embargo, este ritmo de vacunación está provocando problemas a algunos sanitarios. En concreto, a quienes trabajan en la vacunación masiva de la Feria de Muestras de Armilla (Fermasa) en Granada. Alertan de que la “mala organización” de Salud está poniéndoles en una situación complicada. Sin embargo, la Junta dice no tener constancia de ninguna queja oficial al respecto.

A día de hoy, Granada cuenta con un punto de vacunación masiva en Fermasa al que los ciudadanos llegan con su coche –en los próximos días se estrenará otro en el Parque de Bomberos de la Zona Norte-, además de los centros de salud que están llamando por edad a quienes les corresponde. Casi 500.000 granadinos han recibido ya su vacuna y más de la mitad de ellos tienen la pauta completa puesta. Unas cifras positivas que han subido exponencialmente en las últimas semanas desde que a principios de año empezara a vacunarse en las instalaciones de Fermasa a los diferentes grupos de población establecidos. Pero este volumen de trabajo está ocasionando problemas entre los sanitarios que están inoculando los sueros.

Según ha podido saber eldiario.es Andalucía, los enfermeros que trabajan en la vacunación masiva de Granada están enfrentándose a diferentes situaciones que les está poniendo contra las cuerdas. Raúl, uno de los sanitarios que está inyectando las vacunas y cuyo nombre es ficticio por miedo a represalias, alega que muchos de sus compañeros están “agotados” y “al límite”. Relata que hay poco personal para vacunar a las más de 1.500 personas que pasan a diario por sus instalaciones, lo que está dando pie a jornadas maratonianas con poco tiempo para descansar. “La Junta está salvando vidas, pero a nuestra costa que somos los que estamos sufriendo el día a día”.

Dos tipos de contratos

Para entender la problemática, hay que partir de la base de que en Fermasa vacunan dos tipos de enfermeros. Aquellos que están en las instalaciones de forma voluntaria y quienes tienen un contrato expreso para esta función. Los primeros son sanitarios de centros de salud que, ante la necesidad o por interés propio, se animan a participar en la vacunación, pueden renunciar cuando quieran, siempre que sea posible dar con un sustituto, y cobran unos 900 euros netos como base y algo más de 14 euros por hora trabajada en la vacunación. Los segundos, que son la mayoría, no pueden negarse a seguir trabajando, están expuestos a las decisiones que tomen sus superiores y perciben un sueldo de 1.600 euros netos al mes sin pluses.

Según Raúl, “los que mandan quieren quedar bien de cara a la galería y llaman a mucha gente a vacunar, pero nosotros estamos estresados”. El enfermero explica que, a diario, él y sus compañeros pueden llegar a inyectar unas cien dosis de la vacuna entre los 18 sanitarios que están en las instalaciones. Divididos en seis filas, atienden a cada ciudadano que se acerca subido a su coche. Otra de las cuestiones que lamentan estos trabajadores porque dicen estar “respirando el humo de los tubos de escape en un sitio con mala ventilación”. Algo que pueden llegar a experimentar durante las 12 horas que a veces duran sus jornadas laborales.

“No nos dan tiempo para descansar y no tenemos ni siquiera agua. Mucho menos comida”. Para poder llevarse algo a la boca, han de traer algo de casa o acercarse a los supermercados o restaurantes de comida rápida que hay en la zona porque solo tienen “una hora entre turnos”. Ni siquiera, dice, tienen tiempo para estirar las piernas porque son pocos sanitarios para inocular muchas vacunas cada día. Por si fuera poco, según denuncian los enfermeros con contrato para vacunación, “si el jefe de turno quiere que vayamos un sábado o cualquier tarde, nos avisa sin tiempo”.

Vacunas sin cita

Los problemas que describen no acaban ahí. Paula, que es enfermera voluntaria y cuyo nombre también es ficticio, dice no tener los inconvenientes de sus compañeros con los horarios, pero sí relata las mismas deficiencias en cuanto a falta de personal. También lamenta que el sueldo sea “precario” y que no tengan comida ni bebida durante su jornada. Además, la sanitaria cuenta que hay personas que se cuelan en las colas para vacunarse. Un extremo que confirma Raúl: “Hay veces que nos encontramos con que viene alguien sin cita porque va sin identificación y sin móvil, pero tenemos que vacunarles. Aunque se lo decimos a nuestros superiores, ellos se suelen poner del lado del ciudadano”.

Por último, uno de los mayores problemas a los que se enfrentan en estas instalaciones de Granada tiene que ver con las posibles alergias que puedan provocar estas vacunas en algunas personas. “Hay quienes pueden tener reacciones alérgicas por un componente que tienen la mayoría de estos sueros, pero no hay ningún médico que pueda atenderles”, lamenta Raúl. El enfermero alerta de que no hay galenos que vigilen el proceso de vacunación y que, llegado el caso, si sucediera algo, quizá no podrían atenderles en el lugar. Un mal que, según fuentes del sector, es común en la mayoría de centros de vacunación de Andalucía donde tampoco hay médicos contratados. Paula, la otra sanitaria, se alegra de que hasta el momento no haya pasado “nada grave” más que desmayos puntuales de personas que llegan a vacunarse con algo de miedo. “Después de ponerles la vacuna les decimos que esperen quince minutos, aunque lo ideal sería que esperaran media hora”.

Deficiencias conocidas

Este medio se ha puesto en contacto tanto con SATSE (sindicato de enfermería), como con la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía para contrastar las demandas que hacen los sanitarios de Fermasa. Desde la sección sindical confirman que hay protestas porque tienen que respirar los tubos de escape de los coches, que falta personal y que algunos enfermeros tienen que hacer jornadas maratonianas. Del resto de cuestiones dicen no tener constancia.

Por su parte, la Junta dice no tener “ninguna queja oficial” y que los sanitarios que trabajan en este lugar son “voluntarios” que pueden irse cuando lo deseen. Fuentes de Salud argumentan que los horarios se respetan y que es cierto que no tienen acceso a agua ni comida, pero porque “esas instalaciones no están preparadas para eso”. Una cuestión que desmienten los enfermeros porque aseguran tener hasta un microondas. En todo caso, desde la Juntan avanzan estar estudiando la posibilidad de poner en marcha un cátering.

Por otro lado, la Consejería de Salud también confirma que hay ciudadanos que se están colando en el proceso de vacunación y que desde el Gobierno andaluz se están haciendo esfuerzos para que eso no suceda. Al mismo tiempo, las fuentes consultadas dicen que no hay mayores problemas en estas instalaciones y que no saben si falta o no un médico que controle el proceso.

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