Mal de altura en Sierra Nevada: empleados de la estación de esquí piden investigar los numerosos infartos de compañeros
La estación de esquí de Sierra Nevada ha iniciado 2020 con una estadística negra: cuatro infartos de miocardio entre sus trabajadores con un fallecido. Ese es el saldo que ha dejado un mes de enero que todos en la montaña granadina saben que se quedará corto conforme avancen las semanas. Sierra Nevada es un reto para el corazón debido a los cambios de presión a los que se somete cuando se va cada día de la semana desde Granada capital hacia la estación y viceversa. Una situación por la que pasan los trabajadores de Cetursa, la entidad que gestiona el centro de esquí granadino.
Para evitar que la estadística siga empeorando y que cada vez sean más los empleados que sufren accidentes cardiovasculares, estos se han organizado para reclamar medidas urgentes. Los representantes del comité de empresa llevan tiempo denunciando a Cetursa el peligro que corren el medio millar de trabajadores que diariamente ha de subir a Sierra Nevada desde Granada salvando un desnivel de alrededor de 1.500 metros que lleva al límite a sus corazones provocando hipoxias de altitud.
Fruto de la presión, en 2017 se firmó un acuerdo, a través de un Sistema Extrajudicial de Resolución de Conflictos Laborales en Andalucía (SERCLA), en el que Cetursa se obligaba a llevar a cabo un estudio sobre el impacto de la altitud en los accidentes cardiovasculares sucedidos desde hace décadas.
Tres años más tarde, los empleados de Sierra Nevada siguen subiendo y bajando a diario de la estación sin que se haya llevado a cabo la investigación que solicitan y que abriría la puerta a que se les aplicasen coeficientes reductores en su actividad laboral al considerarse que es potencialmente peligrosa para la salud. Esa medida implicaría desde jubilaciones anticipadas hasta reducción de jornada laboral en los casos en los que fuera necesario. Ernesto Guirado, representante de los trabajadores en el comité de empresa, explica que “la presión arterial que sufrimos es un proceso acumulativo que deriva en accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares”.
Desde que se toman registros de los mismos, se han contabilizado ya 69 infartos de miocardio entre los empleados de Cetursa, los cuales han derivado en varios casos de muerte sobre todo en personas con patologías previas o que ya tuviesen una edad poco recomendada para seguir en su puesto de trabajo. Pero esa cifra es baja en comparación con todas las dolencias cardíacas y cerebrales que han sufrido los trabajadores de Sierra Nevada desde hace ya treinta años. “Mucha gente de la plantilla tiene que estar medicándose por sufrir problemas arteriales”, apunta Guirado.
La denuncia que hacen es clara: quieren que se lleve a cabo el estudio a través de la Universidad de Granada (UGR). Para lograrlo, la presión que realizan los sindicatos es elevada y desde los mismos tienen claro que “no se puede jugar con la vida de las personas”. Por si fuera poco, la plantilla está envejecida y las jubilaciones son “las normales de cualquier empresa”, recuerda Guirado. “Con la plantilla mayor, los accidentes de este tipo se van acentuando”. Tanto es así, que en lo que llevamos de temporada -se inició a finales de noviembre- ya se han producido cinco episodios de infartos.
Buena disposición
Desde la nueva dirección de Cetursa se muestran sensibles a las demandas de sus trabajadores y señalan a este diario que se está trabajando por mejorar sus condiciones. Aunque matizan que “se ha retomado con determinación el estudio sobre la hipoxia en los trabajadores de Sierra Nevada. No se disponen de evidencias científicas entre los últimos episodios y las condiciones de trabajo en Sierra Nevada”. Según explican las fuentes oficiales, ya se han producido cuatro reuniones con el comité de empresa para impulsar los estudios que se reclaman.
“En este momento se barajan, junto al comité de empresa, y en el marco de la Comisión de Salud Laboral, dos proyectos investigación (médico, de nutrición y farmacología), de la mano de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Universidad de Granada”. Además, en Cetursa aseguran que ya hay un plan de contingencia mientras esos planes avanzan: “La dirección y comité pretende abordar la aplicación de los coeficientes reductores para los trabajadores en altura para su tramitación ante la Seguridad Social”.
Uno de los proyectos, conocido como Altius, pretende conocer las condiciones laborales de los trabajadores y relacionarlas con los problemas que se pueden derivar de la altitud. En Cetursa pretenden, entre otras cuestiones, “establecer un protocolo de estudio y seguimiento de los trabajadores en altura y determinar si se puede establecer una previsión de riesgo en función del tiempo trabajado en altura, de las condiciones ambientales, personales y del tipo de actividad que se desarrolla”. Con estos planes trabajan para presentar en los próximos días otro proyecto similar a sus empleados. Mientras se lleva a la práctica, los trabajadores continúan abriendo cada día la estación preocupados por su salud.
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