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Días de circo en Andalucía

Circo en Andalucía.

Nacho S. Corbacho

“Juicio previo o idea preconcebida, por lo general desfavorable”. Es la definición que la Real Academia Española (RAE) otorga a la palabra prejuicio. Y es lo que le ocurre al circo: basta decirla para que el imaginario colectivo, a veces, derive hacia paisajes oscuros alejados de la realidad. Y la distancia es grande porque hoy este arte escénico en Andalucía tiene mucho que ver con la innovación, la juventud, la creatividad y lo contemporáneo. Y, sin perder del todo de vista el circo tradicional, muchos artistas han salido de las lonas para llenar teatros o festivales de calle.

Basta darse un paseo por la Escuela de Circo CAU de Granada, comprobar el éxito de público del festival Circada o repasar la trayectoria de algunas compañías andaluzas que en los últimos años han recorrido Europa y medio planeta mostrando su buen hacer. “El circo se mueve y el movimiento crea vida. Hay compañías que lo están haciendo muy bien y cada vez se reconoce más su trabajo. Pero aún queda mucho”, cuenta Miguel Ángel Moreno, presidente de la Asociación de Circo de Andalucía (ACA), formada en 2009 y que reúne a la mayor parte de artistas y compañías de la región.

El sector circense contemporáneo andaluz es pequeño: apenas cuenta con algo más de medio centenar de artistas. Sin embargo “es muy activo e impulsa como cualquier otra arte escénica la marca Andalucía”, subraya Alfonso de la Pola, artista malagueño con una trayectoria de casi dos décadas en el circo al frente de la compañía Rolabola.

Tanto es así que los principales festivales de artes escénicas y circo del territorio español como Trapezi en Reus, La Fira de Tárrega, Fetén en Gijón, Circada en Sevilla o Umore Azoka en Leoia programan cada año circo andaluz. Y un dato más: “El 60 por ciento de nuestras actuaciones es fuera de Andalucía”, dice Claudia Ortiz, artista de la compañía granadina Tresperté Circo Teatro. Sus cifras fuera de la región se acercan a las de otras firmas andaluzas, aunque ellos van aún más allá ya que, junto a Vaivén Circo, son las que más salen con regularidad a mostrar su trabajo por Europa.

Que ambas procedan y tengan base de operaciones en Granada no es casualidad. Primero por la tradición circense granadina y, segundo, porque allí nació hace un lustro la escuela internacional de circo CAU. Ubicada en Ogíjares, en el área metropolitana de la capital, el espacio forma cada año a un buen número de alumnos andaluces, pero también llegados de otros puntos de España y el mundo, lo que está generando aún más movimiento en el sector.

Hoy es la única (aunque están surgiendo otros centros de formación en Córdoba y Málaga) y de allí han surgido compañías como la citada Tresperté Circo Teatro, formada por cuatro alumnos que se conocieron en sus aulas en 2011 y que, dos años después, estrenaban su primer espectáculo Aquí sobra uno. Su éxito les ha llevado a ser una de las compañías revelación a nivel nacional y las expectativas han crecido gracias a Oopart, espectáculo que estrenaron hace apenas unas semanas en el Teatro Alhambra de Granada. Un trabajo que durante los próximos meses llevarán a Bélgica, Portugal o Italia, además de diferentes festivales a lo largo de la geografía nacional desde la propia ciudad de La Alhambra a Ibiza, Valladolid o Madrid. Y no son el único producto de la escuela: también allí nacieron compañías como Tremendus Cirkus o Vol´e Temps, que están dando ya sus primeros pasos firmes.

Uno de sus profesores en la escuela ha sido Miguel Ángel Moreno que, además de presidir la ACA y de su labor docente, es uno de los máximos responsables de Vaivén Teatro Circo. Esta compañía granadina cuenta con casi una década a sus espaldas y dio un salto de calidad al estrenar Cayuco en 2009. Desde entonces siempre sorprende con sus nuevas producciones, como Do not Disturb (2011) o la reciente Des-Habitat, que les han llevado a superar las 200 representaciones en los últimos tres años en España y países como Marruecos, Inglaterra, Eslovenia, Italia, Alemania, Francia, Croacia o Japón. Y que pronto les permitirá actuar en Nueva York o el Kleines Fest de Hannover.

Además, la compañía fue nominada en los últimos premios Max como ‘Mejor autoría revelación’. Otro de los docentes es José Luis Ruiz, que junto a Pepa Gil sorprendieron hace algo más de dos años con su espectáculo Mobil, que ha obtenido un gran reconocimiento a lo largo de todo el país, con galardones como el premio a la Mejor Dirección en Fetén 2014. Y también allí imparte clases Antonio J. Gómez, que además de dirigir espectáculos a compañías como Tresperté, es actualmente uno de los artistas más interesantes de Andalucía gracias a su alter ego El Gran Dimitri.

El Gran Dimitri es, precisamente, el presentador de las galas de El Circo Mediterráneo, un proyecto nacido a comienzos del verano 2014 en Málaga de la mano de Alfonso de la Pola. Una iniciativa que mezcla el circo contemporáneo con la tradición de una carpa que pasa buena parte de la temporada estival instalada en diferentes puntos de la Costa del Sol, pero que también se mueve allá donde la solicitan: ya sea en las Islas Canarias o el norte de España.

Además de El Gran Dimitri y el propio De la pola, bajo la lona actúan artistas como Rubén Mini Barroso, Iñaki Erdocia o Víctor SánchezMini , un madrileño afincado en Granada desde que comenzó a dar clases de cuerda floja en la escuela de circo hace cinco años. Sánchez ha actuado recientemente en el Cirque du Demàin, en París, una de las referencias circenses a nivel mundial por cuyo escenario también ha pasado en los últimos años Albert Fontcuberta, la mitad de la compañía sevillana Hermanos Infoncundibles, quienes han llevado sus espectáculos a buena parte del planeta de Taiwán a Brasil pasando por Alemania, México, Lituania o Chile. También hay que destacar la presencia temporal de Antonio Vargas (Zen del Sur) en diferentes espectáculos de las compañías canadienses Les 7 doigts de la main y Cirque Eloize, mientras trabaja actualmente en Italia.

“Todo este gran nivel y movimiento está haciendo que cada vez haya más público. Tanto en las salas que programan circo como en la calle o en las propias carpas. El trabajo y la profesionalización desarrollada en los últimos años por las compañías ha sido esencial”, asegura Alfonso de la Pola.

Los llenos en salas como las del Teatro Alhambra de Granada o el Teatro Cánovas de Málaga se repiten cuando se programa circo. Y también el público, el principal argumento de éxito de Circada, festival circense que reúne en cada edición a cerca de 20.000 espectadores en Sevilla, tanto en la capital como en algunas localidades que forman parte de su programación oficial.

Este año afrontan su novena edición, entre los próximos 1 y 12 de junio, una edición en la que pretenden superar las 70 funciones y que tendrá “un giro interesante”. “No abandonamos el eclecticismo, pero habrá más compromiso y riesgo artístico, más apuestas por la creación contemporánea y menos espectáculos festivos, efectivos y efectistas; sin olvidarnos de que esto es circo y que por tanto la espectacularidad, la sorpresa y el asombro siempre estarán ahí”, cuenta su director Gonzalo Andino, que destaca el mayor respaldo municipal pero, también, que la respuesta institucional esté siendo “muy lenta” y eso haga que la mitad del presupuesto “aún esté en el aire”. “Esto tiene al equipo bastante loco porque las variables son infinitas y la incertidumbre desgasta. Confiamos en que al final se cierren para bien todos los acuerdos, porque en ese caso probablemente tendremos la mejor edición del festival desde su creación”, subraya Andino.

La situación de inseguridad de Circada saca a relucir que también hay algunas sombras en el mundo circense. Primero para las propias compañías, que vienen reclamando desde hace años más apoyo institucional y no sólo en forma de ayuda directa, “también potenciando la programación de circo en salas, teatros y circuitos”, cuenta Alfonso de la Pola. Y, segundo, para los festivales: la crisis ha hecho que Circada sea una rareza. Hoy es la única cita anual con el circo en Andalucía, aunque la Feria de Teatro en el Sur de Palma del Río siempre guarda un amplio hueco a las compañías circenses en su cartel.

El primero en desaparecer fue, en 2007, el festival de La Carlota (Córdoba) y, posteriormente, iniciativas como Circum Granada apenas pudieron celebrar una edición. La falta de apoyo institucional, según han denunciado en diversas ocasiones sus responsables, ha hecho también que se hayan quedado en el camino propuestas como La Carpa – Espacio Artístico, en Sevilla. Un proyecto que fue un gran ejemplo de programación cultural y circense durante cinco años hasta su cierre en mayo de 2014. Aunque ahora se ha convertido en la Red Creativa la Carpa, “un proyecto piloto de auto-consumo cultural, pionero en Europa, articulado bajo la fórmula de Cooperativa de Servicios Públicos”, según cuentan sus promotores, que hoy día es un equipo formado por 17 entidades culturales procedentes de ámbitos como la música, la danza, el teatro o el circo.

La defensa de los intereses del circo frente a todas las instituciones es una de las líneas maestras del Plan Estratégico 2015/2016 elaborado por la Asociación de Circo de Andalucía, un documento que marca la ruta a seguir por la entidad para seguir trabajando en su principal objetivo:“situar el circo a la altura de las demás artes escénicas, como el teatro o la danza, tanto desde la perspectiva del público como desde la administración a cargo de las políticas culturales”. Además, la ACA está participando activamente en la federación CircoRed, plataforma de asociaciones de circo a nivel estatal. “Y también estamos muy involucrados en la nueva ley de artes escénicas de Andalucía en la que luchamos para que el circo forme parte de manera digna”, tal y como cuenta Miguel Ángel Moreno, que espera que este arte escénica cuente cada vez con mayor importancia en la región y tenga el mismo reconocimiento que fuera de la comunidad.

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