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Suspensiones de actividad “por minuto”: el sector turístico andaluz empieza a hacerse cargo de las consecuencias del coronavirus

El sector servicios sigue creciendo en julio, aunque a menor ritmo

Javier Ramajo

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Andalucía contabiliza ya más de 1.600 expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) desde el inicio del estado de alarma por el coronavirus. Málaga es el epicentro del contagio en la comunidad autónoma (333 de los 859 contagios a 18 de marzo) y también el epicentro neurágico del turismo, el sector económico motor de la autonomía, que representa el 14% de su Producto Interior Bruto (PIB). “La situación es caótica”, resume la secretaria del sector de Hostelería y Turismo de FeSMC-UGT Andalucía, Estrella Salas. “Estamos recibiendo un aluvión de notificaciones de ERTE. La medida afecta muy gravemente a todo el sector y, sobre todo, a la clase trabajadora.

Salas es incapaz de concretar en datos la palabra “aluvión”, porque “son prácticamente todas las empresas”. “A cada minuto estoy recibiendo una notificación nueva de suspensión de actividad por parte de las empresas”, expresa. Su teléfono, dice, no para de sonar. Expedientes de regulación, despidos, anulaciones de contrataciones de gente que estaba esperando un trabajo o suspensiones a raíz de las medidas adoptadas por el Gobierno de España. “Todo esto nos ha venido de repente, sin tener mecanismos para manejarlo. Ocurre en todos los sectores pero donde más duramente está afectando es a la hostelería y al comercio por las medidas de emergencia”.

“La inmensa mayoría de las empresas han esperado a que se publicasen las medidas, tanto a nivel de empresa como de trabajadores, y ahora estamos recibiendo un aluvión de notificaciones de ERTE. La medida afecta muy gravemente a todo el sector y, sobre todo, a la clase trabajadora”. “Es una cuestión muy simple. No es particular de una empresa ni siquiera de nuestro país. El problema es mundial”, añade, significando que Málaga es la ciudad turísticamente hablando más importante de Andalucía y “donde hay más casos”, por lo que “el impacto económico no es el mismo”.

El sector turístico, no solamente hoteles sino bares, restaurantes y todo lo relacionado, representa más del 13% del PIB de nuestra región, explica. “El impacto que tiene sobre el empleo directo es prácticamente el mismo. Algunas empresas, en una primea reacción, se han lanzado despedir paulatinamente a trabajadores antes de que se publicara el decreto ley. Esos trabajadores ahora se van a ver desamparados y tendremos que hacer denuncias o ver cómo podemos manejar esa situación. Hay empresas, prestigiosas, que han intentado aprovechar también la situación, todo hay que decirlo, de esperar una excusa para hacer limpieza en las plantillas”, expone la representante sindical. No obstante, “la inmensa mayoría de empresas han esperado a que se tomaran las medidas y a que se hicieran las cosas de la mejor manera posible para todos”.

Reservas canceladas

“El procedimiento tiene dos variantes, igualmente protegidas, una derivada por causa mayor que afecta, por ejemplo, a un restaurante al que han obligado a cerrar y que no quiere suspender a sus trabajadores pero al que le han prohibio la actividad; o en el caso de hoteles, por ejemplo, que ocurre si los turistas han cancelado las reservas al no poder viajar, pues igualmente te ves obligado a suspender la actividad; y luego está el ERTE normal, por causas técnicas, productivas u organizativas que a su vez están sustentadas en el hecho de que la situación de crisis por el coronavirus impide que pueda tener lugar la actividad”, explica Salas.

Salas, asimismo, está directamente afectada por la situación. Trabaja en un hotel de la Costa del Sol que tenía “clientes extranjeros que no pueden viajar”, con lo cual la actividad “es imposible que se siga manteniendo y ha presentado una suspensión temporal de los contratos por causa mayor derivada del coronavirus”. Su “primer palo” fue la reciente suspensión de Mundosenior, que afectó con muchas empresas del sector y hoteles que vivían únicamente de clientes del Imserso y que han tenido que realizar despidos y expedientes antes de que se tomaran medidas.

Mirando al futuro, “el problema es la incertidumbre que tenemos todos sobre la situación porque, al igual que estamos recibiendo noticias cada segundo de la propia pandemia, estamos recibiendo informaciones cada minuto. No sabemos cómo va a evolucionar este tema y, por tanto, tampoco podemos evaluar todavía exactamente las consecuencias que pueda tener. Intuimos que van a ser graves, que va a durar bastante, pero a día de hoy nadie puede hacer un pronóstico”.

Al sector lo que más le preocupa es que “el problema va a estar luego en la recuperación”. “Recuperar la confianza para que la gente se atreva y tenga la capacidad económica de viajar y salir otra vez va a ser difícil. Ahota mismo hay que intentar, entre administraciones, empresas y trabajadores, que los daños sean los mínimos posibles y esperar”, concluye la dirigente sindical.

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