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La emigración de aragoneses al extranjero se duplica en una década

Caso 8.000 aragoneses de entre 20 y 35 años han optado por salir al extranjero a buscarse la vida.

Eduardo Bayona

La población aragonesa emigrada a otros países se ha duplicado prácticamente en menos de una década: entre 2009 y 2017, el número de ciudadanos de la comunidad que viven en otros países ha pasado de 25.114 a 43.649, y la cifra va en aumento, según refleja el Padrón de Residentes en el Extranjero.

El flujo migratorio ha ido creciendo año a año hasta frenarse en el pasado. Así, los 2.388 emigrantes de origen aragonés que se inscribieron en otros países en 2009, cuando la destrucción de empleo y la restricción de las oportunidades de empleo de futuro comenzaron a arreciar con la crisis, alcanzaron un máximo de 3.654 en 2016 antes de que la tendencia se ralentizara en 2017, cuando la cifra global cayó a 3.366.

Pese al descenso, el pasado fue el tercer año de la serie, con solo 16 registros por debajo del anterior y en un flujo que, al contrario de lo que quizás hubiera cabido prever, se ha acelerado con el inicio de la recuperación de las variables macroeconómicas a partir de 2014.

El grupo más numeroso de aragoneses residentes en otros países lo integran los de la franja de edad de 30 a 50 años, con más de 12.000 personas: 8.782 originarios de Zaragoza, 1.275 de Teruel y 2.203 de Huesca que prácticamente se han duplicado en esos ocho años.

Jóvenes que se van

Paralelamente, destaca el aumento de la emigración en la franja de edad de los 20 a los 35 años, en la que se encuentran el grueso de los jóvenes que optan por buscarse la vida en otros países ante las dificultades para emplearse en su tierra tras haber finalizado su formación y, en la mayoría de los casos, haber intentado colocarse sin éxito o sin perspectivas de futuro.

Este bloque ha pasado de tener 4.162 integrantes en 2009 (3.009 zaragozanos, 509 turolenses y 644 oscenses) a alcanzar los 7.750 al cierre de 2017, con una aportación, respectivamente, de 5.400, 934 y 1.416 en casa una de las provincias.

Llama la atención el peso de la emigración juvenil en las provincias de Huesca y de Teruel, donde suponen, respectivamente, un 0,6 % y un 0,7 % del total de habitantes, ratio que en Zaragoza baja al 0,56 %.

La emigración de la posguerra y de los años 60 y 70 sigue teniendo un reflejo importante tanto en Huesca como en Teruel, donde el principal grupo de edad es el de los mayores de 85 años (844 en la primera y 635 en la segunda), con un peso muy superior al que suponen los 1.455 residentes en el extranjero que proceden de Zaragoza y han superado esa edad.

El peso de los factores económicos

En ambos grupos aparecen dos factores principales como motivo para haber dejado la tierra. El exilio político de sus familias en el caso de los ‘niños de la guerra’ que ya no regresaron y las causas económicas en las de la emigración de las décadas siguientes.

Estas últimas son las que principalmente siguen empujando a desplazarse al extranjero a los jóvenes aragoneses, cuya tasa de ocupación ha caído del 67,3 % al 65,5 % según la EPA (Encuesta de Población Activa) a pesar de que su peso demográfico se ha reducido de una manera notable al perder la comunidad en esos ocho años, de 2009 a 2017, más de 75.000 habitantes de 20 a 35 años (de 275.200 a 198.800) que suponen una merma de casi el 28%. Trabajan 130.200 donde lo hacían 185.100.

Paralelamente, la tasa de paro subía cuatro puntos, del 13,66 % a 17,6 % pese a caer su volumen de 37.600 a 35.000, y la de inactivos aumentaba más de dos al avanzar del 19,7 % al 22 % pese a reducirse su número de 52.500 a 43.800.

Es decir, menos empleo y más paro con una prolongación de la inactividad, normalmente mediante una prolongación de los estudios o un regreso a ellos a la espera de mejores tiempos, con la emigración como alternativa.

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