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La caza es un sector envejecido, los cazadores suponen un 4 % de la población de Aragón pero disfrutan de más del 90 % del territorio. Es indignante que ir al monte se transforme en deporte de riesgo porque hay quienes salen armados, dispuestos a abatir. Unas 250 especies de animales han desaparecido del territorio aragonés, el último de ellos es el bucardo. Y conociendo estos datos, el consejero de Desarrollo Rural, Joaquín Olona, considera la caza y la pesca imprescindibles, oportunas e interesantes. Desolador.
La caza y la pesca NO son imprescindibles. Las sobrepoblaciones de animales, los desequilibrios que tienen lugar en la naturaleza se deben a la mala gestión por parte de quienes los cosifican y consideran que sus vidas no valen mucho más que un proyectil o un señuelo. Los humanos somos responsables de este desequilibrio ecológico, demasiadas veces con ánimo de lucro. Los censos en los que se basan quienes justifican estas actividades son llevados a cabo sin protocolos precisos ni garantías. Es lógico pensar que la caza y la pesca se fomentan bajo demanda, sin criterio. El monte se llena de 6.000 toneladas de plomo, los ríos y las veredas están repletos de trozos de plástico, de señuelos rotos, de redes olvidadas... El resultado de estos dislates aprobados institucionalmente supone que en Aragón hay cincuenta y ocho hábitats naturales reconocidos por la Unión Europea que no están protegidos. La muerte campa a su antojo se mire por donde se mire.
La caza y la pesca NO son oportunas. Los animales silvestres y los animales empleados en la caza de los primeros son mera moneda de cambio. Su valor a ojos de estas personas es esencialmente económico. Ellos son fácilmente desechados. Cabe preguntarse si el consejero de Desarrollo Rural ha escuchado a un animal atrapado en un cepo agonizando a veces durante días, si ha mirado a los ojos a uno de los miles de galgos y podencos torturados y abandonados, si ha visto cómo la vida de un pez se escapaba a bocanadas, si ha presenciado cómo otro pez con el anzuelo clavado en cualquier parte de su cuerpo es devuelto al río agonizante (lo llaman captura y suelta). No es muy oportuna una actividad que genera una media de 33 cazadores muertos al año, por no hablar de los excursionistas y guardias forestales asesinados por personas que muy fácilmente consiguieron un arma.
La caza y la pesca NO son interesantes. No los son, al menos, para todos aquellos que respetan la naturaleza como el hogar de todos. Hay muchos modos de disfrutar de lo que uno ama, y no parece muy lógico asesinarlo. Si alguno piensa que la caza y la pesca generan muchos ingresos, tal vez deba considerar lo ético y oportuno de dicha fuente de ingresos, por no hablar de que quizá el consejero incluye en los ingresos los propios del turismo que él, porque así lo determina, atribuye al sector cinegético. Probablemente nada tienen que ver nuestra riqueza cultural, nuestros monumentos, nuestros rincones naturales, nuestras gentes… ni actividades que sí que elige el 90 % de nuestros turistas como el senderismo, los deportes de aventura, las visitas culturales, etc., que mueven millones de turistas cada año en las zonas rurales, estos sí, dispuestos a mover la economía sin hacer daño a nadie. Por otra parte, también quizá al consejero se le haya olvidado incluir en esos cálculos los gastos que la caza provoca, pero solo quizá… Desde PACMA seguiremos trabajando por un mundo más amable para todos, seguiremos en contra de la caza y la pesca sin excusas, sin demagogias, sin electoralismos de quita y pon. Porque todos los animales importan.
*Marta González (Colaboradora de PACMA Zaragoza)
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