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El reflotado proyecto del Seminario de Huesca encuentra la oposición de las asociaciones vecinales

Edificio Seminario

Miguel Barluenga

Huesca —

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Hace 20 años, el Ayuntamiento de Huesca compró el Seminario al Obispado y se lo cedió a la Universidad de Zaragoza. Desde entonces, este edificio erigido en el siglo XVI se había mantenido en desuso. Las instituciones van a iniciar ahora el proceso para la rehabilitación de sus diferentes espacios, que compartirán el uso educativo y cultural. Sin embargo, el plan ha encontrado ya la oposición de colectivos locales que velan por el patrimonio de la ciudad, como la recién creada Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca.

Ya se ha puesto de largo el plan de actuaciones para dar una nueva vida a este edificio histórico; se desarrollará de forma conjunta entre Ayuntamiento y Universidad en su viabilidad técnica, económica y también en los plazos. El inicio de las obras se ha marcado para la primavera de 2020 y para su financiación se sellará un convenio a tres bandas con la Diputación Provincial de Huesca y el Gobierno de Aragón.

Los servicios técnicos del Consistorio oscense ultiman el proyecto para la licitación de estos trabajos de saneamiento, al que se llega después haber valorado diferentes alternativas y un estudio técnico atendiendo a la normativa y recomendaciones de protección del edificio. Con una superficie de 16.000 metros cuadrados y en claro estado de deterioro, el Seminario presenta varias zonas protegidas. Por un lado, la iglesia de la Santa Cruz, la más antigua de Huesca, está catalogada como Bien de Interés Cultural y, de la misma forma, cuentan con protección las fachadas a las plazas General Alsina y Universidad y el pórtico del segundo patio interior.

Hace ya un año se apostó por segregar en varias parcelas el espacio con el inicio del proceso de reversión municipal de la parte en la que no tenía previsto actuar la Universidad y que camina en paralelo. El objetivo común es el de revitalizar una zona del casco histórico en la línea de lo ya realizado en el entorno de la muralla para que pueda convertirse en una infraestructura útil para la ciudad y mantener la trayectoria ligada al ámbito universitario de este conjunto.

La Universidad de Zaragoza plantea adaptar para usos universitarios la iglesia del edificio y la zona contigua a la calle, que se encuentran incluidas en la zona A de protección del patrimonio. Esta parte del Seminario albergaría una sala de estudio y biblioteca dedicada a la investigación con 250 metros cuadrados cada una, las dependencias del Vicerrectorado del Campus de Huesca, que ocuparían aproximadamente 1.000 metros cuadrados, y los necesarios espacios de acceso, comunicaciones e instalaciones auxiliares.

El coste de esta intervención se aproxima a los 3,3 millones de euros, tal como queda recogido en el anteproyecto con el que ya cuenta la Universidad y donde se incluyen los trabajos de rehabilitación propiamente dichos y el equipamiento. Esto permitirá cerrar la configuración básica del Campus y la ampliación natural de las facultades anexas al actual Vicerrectorado. Asimismo, se optará a fondos europeos para costear las obras.

Varias asociaciones han constituido la Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca con el fin de reivindicar la importancia del legado histórico artístico relacionado con la calidad de vida y trabajar contra la degradación y el olvido institucional en esta materia prolongado durante décadas en la ciudad. El anunciado derribo de la casa del siglo XIX ubicada en la plaza de San Pedro y el proyecto del antiguo Seminario constituyen las actuaciones inmediatas por las que se va a movilizar la recién constituida entidad.

La Plataforma se ha dirigido por carta al rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral, para protestar por que el futuro del Seminario se encuentra “seriamente amenazado por los proyectos urbanísticos aprobados por el Ayuntamiento de Huesca para alojar dependencias de la Universidad de su digna dirección”. Mantiene esta que el objetivo original de su compra al Obispado era “resolver las carencias que en materia de espacios docentes y administrativos pretextaba el Campus de Huesca. Desde aquella fecha hasta la actualidad el inmueble en cuestión fue objeto de un desmesurado plan arquitectónico, afortunadamente fracasado, del vapuleo económico propiciado por la crisis y, sobre todo, precisamente, de la inacción municipal y universitaria”. El viejo Seminario, con todo, “mantiene firme su estructura, aunque casi dos décadas de abandono le hayan afeado el aspecto a las aulas vacías y las múltiples estancias olvidadas”.

La Universidad, “incapaz de gestionar el edificio se lo devuelve ahora, deteriorado, a su propietario, pero en un gesto de difícil justificación, más allá de la mala conciencia derivada del entuerto, se reserva algunas piezas, precisamente las protegidas gracias a la intervención del Colectivo Ciudadano, con el fin de ubicar una biblioteca y trasladar allí el Vicerrectorado”, añaden.

Estructuras y elementos constructivos esenciales serán “demolidos y el Seminario perderá unidad, identidad y posibilidades de tener un destino como Archivo General de Aragón, ampliación del museo, tal como solicitó en su día en la memoria anual uno de sus últimos directores, jardín arqueológico, etc. El quebranto patrimonial está nuevamente servido en una ciudad que tiene una larga historia de atropellos a sus monumentos y construcciones más características”, critica la Platafoma, que no entiende “cómo la Universidad se aviene a contribuir a la consumación de tan disparatado proyecto”.

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