Aragón tiene la red de carreteras peor conservadas del país: un 68% de la malla viaria presenta “deterioros graves”
La red de carreteras de Aragón tiene el peor estado de conservación, con diferencia, de todo el país. Así lo refleja un informe de la Asociación Española de la Carretera (AEC) que pone en el foco la red viaria en la comunidad, tanto la de competencia estatal como la autonómica. Un 68% de la malla carretera presenta deterioros graves o muy graves, lejos de las siguientes, que son Galicia y Castilla-La Mancha con un 59%.
En total, los kilómetros que precisan de mejoras se acercan a los 6.000, que a nivel absoluto sitúa a la comunidad como la cuarta en peor estado, tras Castilla y León (casi 10.000 kilómetros), Castilla-La Mancha (7.387) y Andalucía (6.974). Pero en parámetros relativos Aragón está a la cabeza. De esos 5.858 kilómetros en mala situación, 3.444 precisan de una actuación urgente –en menos de un año– y otros 2.404 lo harán a corto plazo –en menos de cuatro años–.
Ese 68% en mal estado se sitúa 17 puntos por encima de la media nacional y 36 puntos más que las carreteras de la Comunidad Valenciana, que están en el extremo menos malo de la serie, siempre según el estudio sobre las Necesidades de Inversión en Conservación de la AEC.
Aragón también se coloca a la cabeza en cuantro al parámetro de la inversión necesaria a acometer por cada kilómetro de carretera. El déficit por kilómetro en Aragón asciende a 150.632 euros, por delante de Castilla y León (139.253 €) y Galicia (135.477 €).
Tres años después
Han pasado tres años desde que la Asociación analizara por última vez el estado en que se encuentra la red viaria. En ese tiempo, según apunta en el informe, el nivel de problemas se ha incrementado exponencialmente: de los 13.000 kilómetros que en 2022 presentaban deterioros muy graves en el pavimento, se ha pasado a un total de 34.000 en 2025, cerca del triple.
Son, en concreto, 33.966 kilómetros que precisan reconstrucción de carácter urgente, donde resulta inapalazable acometer actuaciones en menos de un año debido a que registran alteraciones muy serias, tanto estructurales (baches y piel de cocodrilo), como superficiales (grietas longitudinales y transversales, y descarnaduras).
Asimismo, se han contabilizado otros 20.407 kilómetros más en los que es necesario actuar en un plazo máximo de cuatro años, habiéndose identificado en ellos daños calificados como “graves”.
La investigación de la AEC concluye también que en un cuatrienio, a lo sumo, sería necesario intervenir en más de la mitad de las carreteras españolas (54.373 kilómetros de un total de 101.700), cuyos firmes se encuentran en la peor situación detectada desde finales de la década de los ochenta y principios de los noventa, cuando se llevó a cabo el último gran Plan General de Carreteras de nuestra historia reciente.
Milmillonario déficit de inversión
La falta de atención a la conservación de las carreteras españolas se traduce en una cifra: 13.491 millones de euros, cantidad que ha sido calculada considerando la subida experimentada por los precios de las materias primas, energía y personal, a fin de ofrecer una imagen lo más próxima posible a la realidad actual.
Así, a los 9.453 millones que en 2022 se estimaban necesarios para abordar las carencias del pavimento en las mallas gestionadas por las administraciones central, autonómica y foral, se suman ahora otros 4.038 millones. De este incremento, el 20% corresponde a la subida del IPC del último trienio, siendo el 23% restante atribuible al propio deterioro de la infraestructura.
Considerando estos datos, el estudio confirma que nuestras carreteras se han deteriorado estos tres últimos años a un ritmo del 8% anual.
En cuanto la competencia de los tramos que han sido objeto de estudio, la mayor parte son de la red autonómica y provincial: 75.300 kilómetros frente a 26.400 de la red estatal.
Consecuencias
El deterioro de red viaria, según apunta la Asociación, puede representar la paralización del proceso de transformación de las carreteras en infraestructuras verdes, seguras y conectadas. La descarbonización del transporte, la reducción a la mitad del número de fallecidos por accidente de tráfico en 2030, la mejora de la resiliencia de las infraestructuras frente al cambio climático, la repoblación de la España vacía o la introducción de movilidades automatizadas al ritmo exigido por los compromisos europeos pueden verse seriamente amenazadas si no se actúa de inmediato para revertir la situación que dibuja el Informe de la AEC.
Pero la mala conservación de la red afecta asimismo al bolsillo de los conductores: circular por una carretera en mal estado incrementa hasta un 12% el consumo de combustible. Sin ir más lejos, los dos meses del verano de este año (julio y agosto) el deterioro de las carreteras se traducirá en un sobregasto superior a los 270 millones de euros en combustible, considerando los más de 100 millones de desplazamientos de largo recurrido que, según ha anunciado la Dirección General de Tráfico, se van a registrar.
Junto a esto, un pavimento deteriorado obliga a reducir la velocidad de circulación una media del 10%, lo que, en el caso de los camiones, supone un 12,5% más de tiempo para realizar el mismo recorrido, un 25% más en el caso de los autobuses y un 20% más los vehículos ligeros.
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