El Ayuntamiento de Zaragoza invita a regalar o apadrinar árboles en un año marcado por la tala de ejemplares
El Ayuntamiento de Zaragoza ha puesto en marcha esta Navidad una nueva campaña para fomentar el apadrinamiento de árboles como regalo sostenible. A través del proyecto municipal Bosque de los Zaragozanos, la ciudadanía puede adquirir un árbol simbólico por 10 euros, con el objetivo de financiar nuevas plantaciones y reforzar la imagen de una ciudad comprometida con la lucha contra el cambio climático y la mejora de la salud urbana. La iniciativa, sin embargo, llega después de un año marcado por una sucesión de episodios de tala de arbolado urbano que han generado un creciente malestar social y han situado la política verde del consistorio en el centro de la controversia.
Las respuestas a la campaña se han podido leer en redes sociales, donde usuarios criticaban la gestión del Consistorio respecto al arbolado urbano: “Habéis talado cientos de árboles en toda la ciudad y ahora pedís a los zaragozanos pagar 10€ por apadrinar un árbol? No tenéis vergüenza”, expresaba un usuario o “encima tenemos que ser nosotros los que paguemos el bosque fantastico...”, lamentaba otro.
Uno de los casos más visibles se produjo en la avenida César Augusto, donde el Ayuntamiento retiró 23 melias tras recibir un informe técnico que advertía de su mal estado y del riesgo para la seguridad pública. La actuación supuso la eliminación completa del arbolado en este tramo del centro histórico y provocó protestas vecinales y críticas de organizaciones ecologistas, que cuestionaron tanto la urgencia de la intervención como su impacto ambiental en una zona muy transitada.
Desde estos colectivos se alertó de que la tala de árboles maduros con copas amplias no puede compensarse a corto plazo con nuevas plantaciones, especialmente cuando se sustituyen por especies de menor porte y crecimiento lento. También se señaló que problemas estructurales derivados de antiguas obras y de la presencia de aparcamientos subterráneos podrían haber influido en el deterioro del arbolado.
Una cadena de actuaciones controvertidas
La eliminación de árboles en César Augusto no ha sido un hecho aislado. A lo largo del último año se han sucedido actuaciones similares en distintos puntos de Zaragoza. En el parque Bruil, las obras vinculadas al proyecto de recuperación del río Huerva derivaron en la señalización de decenas de árboles para su tala, lo que motivó movilizaciones vecinales y obligó al Ayuntamiento a replantear el proyecto y reducir de forma significativa el número de ejemplares afectados.
Pese a este ajuste, esta primavera comenzó una intervención de mayor envergadura en la ribera del Huerva, con la retirada de alrededor de 1.500 árboles dentro de un plan de renaturalización que el consistorio defiende como necesario para eliminar especies invasoras y restaurar el ecosistema fluvial. Aunque el Ayuntamiento prevé la plantación de miles de nuevos ejemplares, organizaciones ecologistas advierten de que la pérdida inmediata de masa arbórea consolidada tendrá efectos ambientales que tardarán años en revertirse.
También se han denunciado daños al arbolado existente durante obras urbanas, como en la calle Manuel Lasala, donde la ejecución de trabajos sin medidas de protección adecuadas podría comprometer la estabilidad de los árboles y acabar justificando nuevas talas por motivos de seguridad.
Pinares de Venecia y modelo de ciudad
Otro de los focos de conflicto se sitúa en los Pinares de Venecia, donde la ampliación del parque de atracciones ha generado un amplio rechazo vecinal. Aunque el Ayuntamiento sostiene que el proyecto no implica la tala masiva de pinos, asociaciones vecinales y ecologistas consideran que la operación supone una nueva presión sobre uno de los principales espacios verdes de la ciudad y cuestionan la prioridad otorgada a usos privados frente a la conservación del patrimonio natural.
Las organizaciones ecologistas subrayan que la plantación de nuevos árboles, aunque necesaria, no sustituye la conservación del arbolado existente, especialmente el maduro, que es el que aporta sombra, regula la temperatura y mejora la calidad del aire. Recuerdan además que en Zaragoza existen miles de alcorques vacíos y denuncian el incumplimiento reiterado de la Ordenanza Municipal de Protección del Arbolado Urbano en obras públicas y privadas.
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