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Sobre este blog

Pregunta: ¿Por qué autoentrevistas?

Respuesta: Porque al fin y al cabo todas las columnas de opinión son respuestas a unas preguntas que se han borrado.

P: Hable por usted, no por los demás.

R: Bueno, no sé si todas. Las mías sí. Cuando tengo que escribir una columna me hago preguntas, las contesto y luego borro la parte del entrevistador.

P: Y aquí ha decidido dejarla.

R: Sí, para darle voz a mi otro yo.

P: ¿Y no es un poco esquizofrénico eso de hacerse preguntas, contestarlas y llevarse la contraria?

R: Un poco, pero es la única manera que tengo de saber lo que pienso sobre las cosas. Y además no siempre estoy de acuerdo con mis opiniones.

Entrevista a Antonio Orejudo sobre quién da la vez para vivir bajo techo

Antonio Orejudo

Pregunta. ¿Ha seguido la crisis entre Izquierda Unida y el PSOE en el seno de la Junta de Andalucía?

Respuesta. Sí, he seguido las virutas que llegan a la prensa, pero no conozco las interioridades del asunto y también se me escapan las razones personales que contaminan siempre este tipo de crisis, las simpatías y las simpatías de unos por otros o los problemas de liderazgo dentro de las formaciones. Pero, bueno, con esos despojos me he hecho una idea de lo que ha sucedido.

P. ¿Y qué ha sucedido según usted?

R. Pues que han chocado dos estrategias políticas en vísperas de unas elecciones, justo cuando los partidos se esfuerzan por perfilar dónde están y cuál es su oferta política. PSOE e IU son socios de Gobierno, pero al mismo tiempo están obligados a subrayar sus diferencias en período electoral. El resultado de esa esquizofrenia es una crisis como esta.

P. ¿Y dónde se encuentra cada uno?

R. Izquierda Unida tiene un problema de competencia con todas esas plataformas y grupos que han ido creándose estos años de crisis. Muchos de ellos la consideran parte del sistema corrupto, así que ella está obligada a demostrar que no es así, que es un partido tan pegado a los problemas de la calle como el 15-M. Un desalojo como el de La Utopía es una oportunidad bárbara para perfilarse ideológicamente y ofrecerse como la izquierda radical que muchos ciudadanos están deseando votar: no somos cuatro locos idealistas —ese es el mensaje de IU—, sino una formación política con historia, capaz de formar parte de las instituciones (el Gobierno de la Junta) y de comportarse con la misma contundencia de la PAH; vamos en serio.

P. Está dibujando un comportamiento un poco cínico. ¿Duda usted de la sinceridad con que la consejera de Fomento ordenó el realojo de los desahuciados de La Utopía?

R. En absoluto. Todo lo contrario: aplaudo la sensibilidad de la consejera y su comportamiento radical, un adjetivo, por cierto, con muy mala prensa, pero que viene de la palabra raíz. Ahora bien, que su decisión vaya a la raíz del problema no quita que en las decisiones de este calado haya siempre cálculo político. Estamos a pocos días de unas elecciones cruciales y nuestros protagonistas son profesionales. No seamos nosotros ingenuos.

P. ¿Y el PSOE dónde se encuentra según usted?

R. El PSOE ha dado por perdidos a los que considera izquierdistas antisistema, así que es mejor optimizar recursos y no intentar siquiera vender género en ese barrio. Eso, sin contar las deudas y servidumbres que el partido y la Junta tendrán con los bancos. Pocas cosas inquietan más al poder económico que las personas que son capaces de entrar sin permiso del dueño a vivir en un piso vacío. Ni la Junta ni el PSOE se pueden permitir el lujo de mirarlos con simpatía.

P. Está usted hablando de los okupas.

R. Prefiero no llamarlos así, salvo que a los otros, a los dueños de los pisos, los llamemos bankeros. Cuando uno escribe en un editorial que los de la corrala Utopía son okupas quiere que el lector se imagine a unos tíos con cresta y botas militares, que han reventado a hostias la puerta de un chalet adosado y han prendido fuego a los muebles de la casa mientras escupen en el suelo y sueltan grandes risotadas. Los que vivían en la corrala de Sevilla no responden exactamente a ese estereotipo, como ha explicado muy bien Ramiro Navarro.

P. ¿A qué segmento del electorado se dirige el PSOE?

R. Al PSOE le interesa fidelizar a la gente de orden. En primer lugar al cliente de centro izquierda, a ese que piensa que una cosa es la libertad y otra el libertinaje, a ese que piensa que hay que dar vivienda a todo el mundo, pero respetando la vez. Y también quieren pescar al cliente de centro derecha: ese que no soporta que los comunistas estén en el Gobierno de la Junta y que saben valorar un buen puñetazo en la mesa, sobre todo si lo da una mujer con dos cojones. Ese es el caladero de votos donde quiere faenar el PSOE. Cuando estos pezqueñines estén maduros, Díaz volverá a plantarse frente a los comunistas con otro de sus poderosos puñetazos y echará las redes en unas elecciones regionales anticipadas.

P. Entonces, según usted la crisis les ha venido de perillas a todos.

R. O es eso o es que son un hatajo de incompetentes, cosa que no me creo. En una coalición siempre hay roces. Estos se pueden resolver discretamente en el vestuario o a voz en grito para que todos vean lo rojo o lo responsable que soy. ¿No era consciente la consejera Cortés de que una decisión como esa levantaría ampollas en la delicada piel socialdemócrata del PSOE? ¿No era consciente la presidenta Díaz de que retirar las competencias de vivienda a un socio de Gobierno es una humillación intolerable? Si se ha optado por hacer públicas las desavenencias es porque a ambas partes les interesaba desmarcarse del otro en estas señaladas fechas electorales. Los perjudicados por la peleíta han sido los de siempre. El problema de la vivienda no es un problema de turnos o de expedientes, no es un problema de quien se está muriendo más o menos. Es un problema de colisión entre el derecho a la propiedad y el derecho a la vivienda. Ese es el campo de batalla. Reducir el combate a un asunto de quién-da-la-vez es una victoria más de las entidades bancarias, esas que tras recibir dinero de todos (también de los desahuciados de la Utopía) mantienen con impunidad miles de pisos vacíos.

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Pregunta: ¿Por qué autoentrevistas?

Respuesta: Porque al fin y al cabo todas las columnas de opinión son respuestas a unas preguntas que se han borrado.

P: Hable por usted, no por los demás.

R: Bueno, no sé si todas. Las mías sí. Cuando tengo que escribir una columna me hago preguntas, las contesto y luego borro la parte del entrevistador.

P: Y aquí ha decidido dejarla.

R: Sí, para darle voz a mi otro yo.

P: ¿Y no es un poco esquizofrénico eso de hacerse preguntas, contestarlas y llevarse la contraria?

R: Un poco, pero es la única manera que tengo de saber lo que pienso sobre las cosas. Y además no siempre estoy de acuerdo con mis opiniones.

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