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Cantabria invertirá 30 millones en crear hasta 2027 un mínimo de 650 nuevas plazas en residencias para dependientes

Un mujer lee en una residencia de ancianos.

Javier Fernández Rubio

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La población de Cantabria no solo se reduce sino que envejece. Se calcula que en 2027 habrá 30.000 cántabros menos y los que queden tendrán una media de edad más alta. La estimación es que en ese horizonte, el número de ciudadanos vulnerables -mayores y dependientes- crecerá en un millar, hasta alcanzar los 22.000, de los que la mitad tendrán más de 80 años.

Pese a que la pandemia de la COVID-19 se ha cebado con el colectivo de los mayores, las autoridades cántabras han planificado unas necesidades en materia de Dependencia al alza, una vez se estabilice la situación y se despeje el miedo a ingresar en una residencia que es lo que ahora está produciendo un descenso en la demanda de plazas. Sin embargo, esta situación es coyuntural y la Consejería de Política Social, cuya titular es Ana Belén Álvarez (PSOE), ha estudiado las necesidades que se van a generar a medio plazo y ya se prevé una inversión de 30 millones de euros para darle respuesta.

Según el 'Mapa de Recursos de Atención a la Dependencia. Estimación de necesidades hasta 2027', en los próximos años se crearán un mínimo de 650 plazas residenciales para mayores de 65 años y un máximo de 3.230. Aplicado a la oferta de plazas en centros de día, se van a habilitar un mínimo de 173 más y un máximo de 666. El coste de esta adaptación a las necesidades futuras se ha estimado en 30 millones de euros, a razón de cinco millones suplementarios cada anualidad.

La horquilla en ambos casos oscila según los dos escenarios que se han previsto: el primero, más cauto, prevé aplicar a toda Cantabria el nivel medio de calidad de servicio que se prestaba en 2019 y que estaba descompensado en el reparto territorial; el segundo escenario, asume los objetivos de las grandes instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud, y establece unos recursos de excelencia que den respuesta al 5% de la población dependiente mayor de 65 años, que es la proporción más plausible.

El estudio permite intervenir en aquellas comarcas con déficits de plazas y servicios. De este modo, las nuevas plazas irán a aquellas comarcas con más demanda potencial o desatendida. Se priorizará así las zonas de Santander, Marina de Cudeyo (Rubayo), Medio Cudeyo (Solares), Alto Asón (Ramales), Costa Oriental (Castro Urdiales), Bajo Pas (Polanco y Miengo) y Altamira (Santillana del Mar y Cartes). En el caso de que las posibilidades lo permitieran, se ampliará este plan de extensión a Bezana, Camargo, Miera-Pisueña (Castañeda y Penagos), Agüera-Bajo Asón (Colindres, Guriezo y Liendo), Trasmiera (Bareyo y Ribamontán al Mar) y Astillero-Villaescusa.

Esta expansión también afectará a las plazas en centro de día. Todas las nuevas residencias tendrán uno y se promoverá la implantación en las zonas de Santander, Camargo, Piélagos, Trasmiera y Altamira.

Se dispara ayuda a domicilio y teleasistencia

Una de las lecciones aprendidas con la COVID es el cambio de la demanda de residencias. Los dependientes cada vez más buscan atención en sus domicilios, que es más cara, o que las residencias se parezcan a una vivienda, con reducido tamaño (60-80 plazas) y cierta libertad. Una de las consecuencias de este cambio es que la asistencia a domicilio y la teleasistencia experimentarán un impulso importantes.

Se calcula que en 2027 habrá 1.900 nuevos usuarios de la Ayuda a Domicilio (actualmente son 3.300) y de 6.000 más en cuanto a usuarios de teleasistencia (actualmente hay 2.162). Se estima en cuanto a costes, que tres horas de atención domiciliaria diaria equivalen a una plaza mensual en residencia.

Todos estos cálculos tendrán su traslación en la generación de empleo. Se estima que con cada 100 usuarios más que se incorporen a la atención a la Dependencia, se generarán 60 puestos de trabajo, de ahí que, entre otras razones, la consejera y el director general de Política Social, Julio Soto, consideren una inversión y no un mero gasto los recursos que a ella se destinen. Actualmente el sector genera 6.000 empleos en Cantabria, parte de ellos vinculados a las 2.000 plazas en residencias privadas que existen. No se descarta que en los próximos años se pueden generar hasta más de 12.000 puestos de trabajo, de un empleo deslocalizado que contribuye además a fijar población en el medio rural.

Sobre la existencia de vacantes en residencias en todas las áreas de Cantabria -92 en total- y el hecho de que coexistan con lista de espera -119 personas-, el responsable de Políticas Sociales ha explicado que se debe a que los demandantes optan a un centro concreto, ya que por ejemplo en la zona de Torrelavega aguardan diez usuarios una plaza y la oferta se concentra en Potes, donde hay 90 disponibles y solo una tercera parte son públicas, además.

Ante este fenómeno, que también se produce con los centros de día, ha opinado que una persona debería formar parte de esa lista cuando la administración no le ofrece una plaza o lo hace pero en un lugar muy distante de su domicilio.

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