Extremoduro brinda una noche de espectáculo en Albacete
Eran varios años los que Extremoduro llevaba sin pisar Castilla-La Mancha, concretamente 6, por lo que la expectación ante su regreso tras más de 2.000 días era terrible. Desde las 15:00 horas los fans empezaron a hacer cola mientras trataban de resguardarse del sofocante calor de la capital albaceteña. El cambio de recinto de la Plaza de Toros al estadio de fútbol José Copete ayudó a vender más entradas y que nadie se quedara fuera.
A la salida, satisfacción y regocijo entre los asistentes que confirmaron que la banda se encuentra en el mejor estado que se le recuerda últimamente. Las más de tres horas de espectáculo así lo atestiguan, con un Robe Iniesta, líder de la banda, que hace que, en colaboración con Iñaki Antón (el “Uoho”, reconocido como uno de los mejores técnicos de sonido de España) en directo la banda suene tan bien como en el estudio. Algo que no es malo, sino al contrario: la banda consigue tal perfección en su interpretación que es capaz de desplazarse a un escenario y reproducir unos sonidos generados en otro ambiente completamente distinto.
Separado en dos actos, la actuación combina canciones de su último disco del mismo nombre de la gira y sus últimos trabajos en una primera fase con alguna canción también de las más conocidas, como “La vereda de la puerta de atrás”. Además, la audiencia de Albacete pudo disfrutar por primera vez en toda la gira de un pequeño adelanto de su próximo trabajo. En un segundo acto la formación recupera sus canciones más clásicas, recurriendo a los temas más conocidos por un público más adulto que en su día hicieron de Extremoduro la banda de habla hispana más cotizada del mundo.
Desde 2008 hasta ahora, su trayectoria confirma que no es que hayan vuelto de nuevo para quedarse, sino que además están a la altura de hace 25 años, cuando comenzaron su carrera. Es distinto, menos eléctrico, quizá una gira más profunda, musicalmente mucho más rica. La guitarra eléctrica deja de ser la base de todo para ser un instrumento más, pero no menos importante que el órgano, la percusión e incluso el piano. Letras que hacen una retrospectiva de la vida de su autor, Robe Iniesta, que rozan la poesía y durante momentos se fusiona con la música creando las que seguramente serán algunas canciones para la historia del rock español, como “Si te vas”, de su disco “Material defectuoso” de 2011.
La escenografía está muy cuidada en el show, teniendo en momentos más de teatro que de concierto musical. Un escenario formado por contenedores industriales da la bienvenida a los asistentes, y esa “cadena industrial” en la que la banda realiza su actuación no se olvida en ningún momento. Parece improvisación, pero todo está muy bien pensado.
“Dejad las móviles y las cámaras. Os pedimos que no grabéis durante la actuación. Queremos que viváis vosotros el momento y que lo hagáis único, que no viváis a través de una pantalla. Es hora de vivirlo”. Con un mensaje claro la formación expresa su total rechazo a la ahora habitual costumbre de que cada persona grabe momentos del concierto con sus terminales y aparatos. La banda apuesta por casi 200 minutos de espectáculo que quieren llevar a la sangre de sus espectadores y no a la memoria de sus móviles. Un llamamiento maravilloso por parte de Iniesta, que es capaz en ocasiones de ser más regular, y en otras, últimamente más numerosas, de ser un auténtico poeta con una guitarra colgada.