La vendimia es una actividad muy común en extensas zonas de nuestro país. Coincide con la vuelta a la rutina tras el verano y, de alguna forma también, con el pistoletazo de salida al curso político. En nuestra tierra, Castilla-La Mancha, es un momento crucial para la economía de muchos pueblos, en los cuales, una parte importante del consumo venidero dependerá de la rentabilidad que los viticultores y las cooperativas, sean capaces de sacarle a su cosecha de uvas. Sucede así en La Mancha, Valdepeñas, Manchuela o Méntrida, por citar solo algunos ejemplos.
Cada año es más difícil predecir la producción del país, cuya media se sitúa alrededor de los 4.500 millones de litros, de los cuales, Castilla-la mancha aporta más de la mitad. El cambio climático nos aboca a más incertidumbre. Y más riesgo. Lo saben bien los agricultores, cada vez mas acostumbrados a largos períodos de sequía o a destructoras danas, como la que recientemente asoló amplias zonas de Toledo y de la Comunidad de Madrid. Las consecuencias del cambio climático son ya una realidad.
Y siéndolo, los mecanismos para paliar sus efectos son una necesidad. No hay tiempo que perder, como tampoco deben escatimarse esfuerzos en inversiones en infraestructuras de abastecimiento, reutilización y canalización de agua. Aumentar el agua disponible, disminuir perdidas o evitar catástrofes son argumentos suficientes. Es urgente el compromiso político, y desterrar ideas falsas sobre el cambio climático, discursos negacionistas y regates cortos que podrían suponer pan para hoy y hambre para mañana.
No se puede, ni se debe, generar expectativas irreales a los agricultores y a los habitantes de esos pueblos
El Partido Popular y Vox, ahora también coaligados en la Región de Murcia, vienen prometiendo agua donde no la hay y poniendo en riesgo el futuro, sostenible, claro; el único real y posible, de comarcas y pueblos enteros en el entorno del Mar Menor o el Parque Nacional de Doñana. No se puede, ni se debe, generar expectativas irreales a los agricultores y a los habitantes de esos pueblos. Es de una gran irresponsabilidad. No es nada fácil compatibilizar el desarrollo económico y la eficiencia del uso del agua en la agricultura, con la protección de los humedales o la preservación de la biodiversidad que se asocia a los mismo. Lo sabemos bien en la comarca de La Mancha. Y no hay que dar ni un solo paso atrás en lo ya conseguido.
Decía Aristóteles, en la Grecia clásica, que la política es un arte. La afirmación no puede estar más vigente. Este caso es un buen ejemplo.
Como lo es también, si me permiten, alejando un poco más el foco en esta columna de inicio de curso, para la conformación de un gobierno en nuestro país. El arte de la política es hoy más necesario que nunca para seguir progresando.