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Día para la Prevención del Suicidio: “No es una cuestión individual, influyen condicionantes sociales”

Imagen de archivo de una manifestación convocada por la "Plataforma Stop Suicidios" para exigir un Plan Nacional de Prevención del Suicidio. EFE/ Víctor Lerena

Javier Muñoz de la Torre Granados

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El suicidio es un problema social que, tanto en Castilla-La Mancha como en España, causa más muertes que los accidentes de tráfico.

Los últimos datos disponibles de año completo corresponden a 2023, y muestran que un total de 160 personas fallecieron por suicidio en nuestra región. Unas cifras difundidas por la Federación Salud Mental Castilla-La Mancha en una nota de prensa con motivo del Día para la Prevención del Suicidio que se conmemora este 10 de septiembre.

Desde la Federación afirman que “el suicidio no es una cuestión individual, sino condicionada por las circunstancias en las que vivimos”.

Según explican, las personas que llegan a tener ideación suicida no es que quieran dejar de vivir, sino dejar de sufrir. “Determinantes sociales como la violencia, los discursos de odio, la pobreza, la cultura del éxito o la soledad no deseada pueden llevar a las personas que los sufren a intentar quitarse la vida”, declaran desde la Federación.

Esa idea de que detrás de un suicidio se esconde un gran sufrimiento que impide a la persona encontrar salida la traslada también Gabriel Cano: “Las personas llegan a pensar en el suicidio no porque quieran quitarse la vida, sino porque quieren dejar de sufrir y no saben cómo dejar de hacerlo, entonces piensan que es la única salida”.

Cano es trabajador social en la talaverana asociación Alganda. Entre otras labores, es el responsable del proyecto ‘Hablemos’, sobre prevención de la conducta suicida y conductas autolíticas. Se trata de un proyecto que acude a centros educativos para concienciar y prevenir conductas suicidas y autolíticas (infligirse daño en el propio cuerpo).

Charlas para sensibilizar y prevenir el suicidio en jóvenes

El objetivo de esas charlas de prevención es que, si algún joven está pasando por una situación de sufrimiento tal que se plantee el suicidio o autolesionarse, se reconozca en lo que les están contando los profesionales de Alganda y busquen ayuda. “Cuando trabajamos en los institutos lo que hacemos es informar. Qué son el suicidio y las conductas autolíticas, por qué se llega a ello y qué ayudas hay”, detalla Cano, que añade que “la persona ve que, a una situación por la que él está pasando, le acabamos de poner palabras. Entonces contactan con nosotros para saber qué está pasando y empezar a hacer una intervención”.

El experto afirma que en estas sesiones se han dado cuenta de que la pandemia fue un momento crucial que empeoró la salud mental de las personas más jóvenes. “Esa desconexión que tuvieron les ha marcado. Causó bastantes trastornos de ansiedad y de otro tipo, que pueden llegar a conductas autolíticas”.

El enfoque que hacen de las charlas se dirige hacia lo positivo: se puede salir de esas situaciones de sufrimiento pidiendo ayuda. El proyecto también tiene otras derivadas, como formación del profesorado y de otros profesionales como periodistas (para enseñar cómo tratar el suicidio en los medios de comunicación) y cuerpos policiales y servicios de emergencia (para que sepan cómo actuar ante estas situaciones).

Hablar y escuchar, claves para prevenir

¿Qué se puede hacer para evitar que una persona llegue a plantearse el suicidio? En este aspecto, Cano ofrece dos claves: hablar y escuchar. El trabajador social afirma que es fundamental que las personas tengan la confianza para poder compartir con su círculo íntimo las preocupaciones o dificultades que tengan. Es una forma de empezar a buscarles solución y evitar que se conviertan en un problema mayor. “La comunicación es una de las cuestiones más importantes para solucionar problemas. Cuando se habla con frecuencia, la gente encuentra seguridad para poder contar sus problemas”.

Luego entraría en juego el segundo factor: que cuando alguien exprese sus emociones, se encuentre a una persona que la escuche de forma activa y comprensiva. “Hay que escuchar, no juzgar. Intentar entenderle y ofrecerle ayuda de forma desinteresada, decir qué es lo que puedo hacer yo o cómo puedo acompañarte en el proceso de dolor que tú estás sufriendo”, detalla Cano.

Cuando un ser querido manifiesta ideaciones suicidas, Cano da tres indicaciones para actuar. La primera es pedir ayuda profesional, acudiendo al Sistema de Salud Pública, asociaciones o al Teléfono de la Esperanza. La segunda es prestar más atención a esa persona: “Estar con él, pero no hacer un cambio radical, porque la persona puede sentirse como una carga”, indica. Por último, el experto deja claro que es importante no ocultar que la persona tiene ideación suicida: “No es decirle a todo el mundo que se está intentando suicidar, pero no hay que esconderlo y sí hablarlo con la gente más cercana”

024, teléfono de atención a la conducta suicida

Para prevenir y atender la conducta suicida, está disponible el teléfono 024. Se trata de un recurso público, gratuito y accesible, disponible las 24 horas del día, y gestionado por profesionales la Psicología, cuyo objetivo es atender a personas con conducta o ideación suicida y a las personas de su entorno.

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