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El tiempo, una moneda más social que sirve para estrechar lazos y crear comunidad

Apoyo comunitario en el Banco del Tiempo de Ciudad Real

Francisca Bravo Miranda

11 de diciembre de 2021 19:51 h

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Al igual que pasó con el resto de las medidas sociales, el banco del tiempo de Ciudad Real vio paralizadas sus actividades. Pero no todas. Este sistema de economía colaborativa que impulsan dentro del Plan de Inclusión Local de la concejalía de Acción Social de la localidad se adaptó y sus usuarios y usuarias se ofrecieron para ayudar a quien más lo necesitaba. De a poco, la actividad normal del banco del tiempo se va retomando, como ocurrió hace unos días con e mercadillo del trueque.  Rosa Sánchez y Susana Ruíz son las gestoras de la iniciativa que ha resultado un éxito dentro de la localidad: apenas cumplía un año cuando ya se habían realizado 300 intercambios de tiempo.

“De este modo se fomenta la vecindad y la ayuda mutua, es una cadena de favores que utiliza la moneda 'la hora' para cualquier servicio: desde un asesoramiento jurídico hasta que alguien te cosa el bajo del pantalón. Está abierto para toda la ciudadanía y los servicios que ofrece son siempre de intercambio”, explican las responsables de la iniciativa. Se pueden realizar intercambios individuales, como cortar el pelo, intercambios grupales, en los que, por ejemplo, se ofrece un taller o también intercambios comunitarios, que son similares al voluntariado. “Pero no lo es, porque obtienen 'horas'. Por ejemplo, en el mercadillo de trueque las usuarias y usuarios que participaron han recibido horas”, afirman las gestoras.

“El banco del tiempo se movilizó mucho para poder ayudar a las personas mayores o con niños pequeños que no podían salir de su casa, para poder ir a hacer la compra o ir a la farmacia”, recalcan. Las personas se ofrecían para dar apoyo comunitario, algo que se ha mantenido e incluso a veces como un apoyo a los servicios sociales.

Son unas 80 las personas socias, un número que ha ido creciendo según se han ido flexibilizando las medidas COVID-19 en Ciudad Real. “El ayuntamiento apuesta por esta iniciativa porque es una manera de volver a crear lazos de vecindad, ya que esto ha pasado siempre en nuestros pueblos, las vecinas y vecinos siempre se han ayudado entre sí”, reflexionan las integradoras sociales. Y para evitar que estas costumbres se vayan perdiendo, y para seguir impulsando la participación ciudadana se ha creado este banco del tiempo. “La concejalía de Acción Social rescató esta iniciativa al trabajar con colectivos de alta vulnerabilidad que puedan verse beneficiados de este servicio”, señala.

Además, el hecho de ayudar a otras personas les ayuda a sentirse más validadas. “Hay una señora que se ha ofrecido a coser y ha recibido muchísimas solicitudes. Esto le da una validación, no sólo por sentirse útil, sino también porque es útil para otras personas en la ciudad. Y gracias a que es municipal, tenemos una parte logística cubierta que otros bancos de tiempo no tienen y por eso también ha sobrevivido a la pandemia, porque siempre hay una persona técnica dispuesta a escuchar”, recalca.

“La economía se gestiona de otra manera”

María Teresa es una de las usuarias del banco, y decidió unirse porque sabía que existía en otras provincias. “Soy la socia 2 o 3”, afirma con orgullo. “Me gusta este tipo de iniciativas porque puedo conocer gente que está fuera de mi círculo, porque este tipo de cosas, esta economía que se gestiona de otra manera siempre resulta interesante”, recalca. “Además, se puede aprender si tener por qué apuntarse a un curso oficial”, recalca. María Teresa ha solicitado ayuda para arreglos de ropa, para hacer recados y ha respondido de la misma manera con otras personas usuarias. “En tiempos de pandemia nos encargamos de ir a hacer la compra a quienes no podían salir”, señala.

“Me parece fenomenal lo alternativo que resulta en relación a lo convencional. Esto demuestra que las cosas se pueden hacer de otra manera, que puede haber otro sistema. Algunas amigas se han apuntado al banco del tiempo por conocer este tipo de experiencia”, explica.

Tani se hizo amiga de María Teresa, precisamente gracias al banco del tiempo. “Es una de las ventajas”, recalca Tani. Ella también se apunto “al principio-principio”, desde que conoció de su existencia. “Al principio me resultó muy curioso que existiese un recurso de este tipo, y supe que existía en otras partes de España o del mundo. Era curiosidad por saber lo que era y que era algo útil para mí pero también para todos los demás”, afirma. “Yo no esperaba que fuera a encontrar una amiga como Maite, pero algo ha surgido y también he creado otros vínculos. No se trata sólo del banco del tiempo, sino también de crear enlaces distintos”, señala.

Tani ha participado en talleres de repostería saludable, y ha ofrecido guías por el Parque Nacional de Cabañeros o acompañar a personas en el hospital. Recogida de basura, charlas sobre escalada, cuidado de niños y niñas... Las posibilidades son infinitas. “Se trata de hacer algo sin esperar nada a cambio. Sí, hay una contrapartida, pero a mí también me ayuda a recordar viejos tiempos y a apoyar a otras personas, pero también beneficiarme de lo que ellos tienen que ofrecer”, concluye.

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