Bolaños vuelve a reunirse con Vilagrà en Barcelona para estrechar las relaciones con la Generalitat
El Gobierno y la Generalitat nunca habían tenido contactos tan frecuentes como desde que Pere Aragonès anunció que congelaba las relaciones con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. El ministro Félix Bolaños viajará a Barcelona este viernes para reunirse con la consellera de la Presidència, Laura Vilagrà, en el que será el tercer encuentro entre ambos desde que estallase el escándalo del espionaje Pegasus a mediados del pasado abril. La reunión servirá para pasar página definitivamente a la crisis y abrir un periodo de nuevo acercamiento que culminará con la reunión entre presidentes que ambas partes quieren celebrar antes de las vacaciones estivales.
El encuentro entre el número dos de Sánchez y la de Aragonès será además la antesala del debate sobre Política General, que se celebrará la semana que viene y que está marcado en rojo en el calendario del Gobierno por ser una de las citas parlamentarias más importantes de este curso. En ese pleno el Ejecutivo central tiene intención de enfatizar un giro a la izquierda y, no menos importante, mostrar que el bloque de la investidura sigue unido.
Para estos objetivos será necesaria la colaboración de ERC, un socio que puede ser imprescindible para las votaciones que se realizan al final del debate sobre el Estado de la Nación pero que en las últimas semanas se ha mostrado menos colaborativo debido a la presión que tiene en Catalunya por los casos de espionaje. Sin embargo, Esquerra se ha cuidado bien de evitar que el Gobierno perdiera votaciones de calado y tampoco la semana que viene tiene previsto ponerle las cosas difíciles.
Desde el Palau de la Generalitat llevan más de dos meses reclamando una reunión de Sánchez con Aragonès que hasta ahora no se ha producido. Ante esa negativa, el Govern y la Moncloa han optado por que sean los enlaces entre ambos quienes se vean en Barcelona, el mismo escenario en el que ya se reunieron el pasado 24 de abril.
En aquel momento las espadas del Govern estaban en alto y Bolaños llegó al Palau con la promesa de que encargaría una investigación independiente al Defensor del Pueblo, que acabó considerando que no había habido malas prácticas en el CNI. El Goverrn tachó de insuficiente lo ofrecido por el ministro, a quien le reclamaban asumir responsabilidades al máximo nivel.
Pero esta vez la situación que encontrará Félix Bolaños será muy diferente a la de entonces. La responsable del CNI durante el escándalo del espionaje a políticos independentistas, Paz Esteban, dimitió el pasado 10 de mayo, y ahora la querella de Aragonès se dirige únicamente contra la propia Esteban y contra la empresa NSO. Desde el punto de vista político, tampoco el Ejecutivo catalán pide ya responsabilidades políticas a ningún miembro del Gobierno.
Nada de eso es obstáculo para que, verbalmente, el Govern sostenga que la relación entre ambos ejecutivos sigue congelada, una fórmula con la que ERC evita la presión de Junts, que sostiene que no deberían producirse más encuentros hasta que la cuestión de Pegasus no esté solucionada.
Pero en la última reunión de Bolaños y Vilagrà, hace dos semanas en Madrid, ya quedó claro que los republicanos habían emprendido el camino de vuelta al bloque que apoya al Gobierno en el Congreso. Durante los próximos meses esperan conseguir una nueva fotografía de Sánchez con Aragonès, esta vez en la Moncloa, además de, quizás, acuerdos sobre la metodología de la mesa de diálogo o incluso algún acuerdo sobre el catalán. Esta última cuestión además es ahora más candente que nunca, una vez la inmersión está a punto de entrar en la jurisdicción de un Constitucional que, a su vez, está a la espera de ser renovado y que podría tener por primera vez en décadas una mayoría progresista.
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