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Marcel Mauri (Òmnium): “Un gesto político sería que la Abogacía del Estado dijese que no hubo sedición”

El vicepresidente de Òmnium Cultural, Marcel Mauri

Neus Tomàs

Marcel Mauri (Badalona, 1977) es historiador, periodista y desde que Jordi Cuixart entró en la cárcel es también el encargado de fijar públicamente la posición de Òmnium Cultural, una entidad que cuenta con casi 170.000 socios. Los abogados del presidente de Òmnium son los que han encadenado en estas últimas semanas más encontronazos con el magistrado Manuel Marchena. 

A una semana de que las acusaciones presenten sus respectivos escritos de conclusiones, Òmnium reclama que la apuesta del Gobierno de Pedro Sánchez por el diálogo se concrete en el texto que redacte la Abogacía del Estado.   

La defensa de Cuixart es de las que más amonestaciones ha recibido por parte del magistrado Marchena. ¿Tiene la sensación de que los abogados del presidente de Òmnium  no han tenido el apoyo de otros letrados de las defensas?

Ha habido una coordinación jurídica por parte de todos los que tenemos presos políticos. En Òmnium insistimos en que esto era importante para demostrar que era un juicio político y creo que esto lo demostramos ya la primera semana. Pero  también para visibilizar la vergüenza que supone tener a Vox en este juicio. El primer pie que puso Vox en las instituciones fue en el Supremo, antes que en Andalucía o en el Congreso. Se le permitió ser acusación particular pese a que nosotros intentamos que no fuese así. Nuestra estrategia está basada en la defensa de derechos fundamentales y en que la desobediencia civil es un instrumento legítimo.

¿Más allá de las quejas que los abogados han expresado en la Sala, tienen previsto elevarlas a alguna otra instancia?

Ahora lo que estamos haciendo es explicar que con estas acusaciones están vulnerándonos derechos a todos y que el propio juicio es un ejemplo de esta vulneración. Desde el trato diferencial entre los testigos, especialmente a los de Cuixart, hasta el de las defensas respecto a la acusación. Por ejemplo, si fuesen un poco leídos, se les tendría que caer la cara de vergüenza por el trato que Marchena dio a una intelectual como Marina Garcés.

Fuera del juicio estamos explicando lo que no nos dejan explicar dentro, con testimonios como el de la Nobel de la Paz Jody Williams o pruebas periciales como el informe realizado por exmandos de Scotland Yard. Respecto a acudir a otras instancias, es evidente que después de la sentencia, a no ser que sea absolutoria, para poder ir a Europa antes tienes que pasar por el Constitucional.

¿De las declaraciones que se han escuchado en el juicio cuál es la que más le ha sorprendido?

A estas alturas ya no nos sorprende casi nada. Los políticos españoles que en ese momento tenían responsabilidades o bien no se acordaban de nada o bien le pasaron el marrón al siguiente. En este juicio se ha mentido de una forma descarada. Mientras los abogados de la defensa hacían preguntas, los policías iban declarando todo lo contrario que lo que han visto los abogados en vídeos que no se permitía ver al resto.

Este juicio no es una farsa porque el sistema judicial español tenía muy claro que querían atemorizar una generación política y ciudadana. Querían dar un castigo ejemplar y el propio juicio ya lo es. Quieren criminalizar y deshumanizar a todo un movimiento.

Decía que muchos policías han mentido. ¿También hay políticos que lo han hecho?

Sí, claramente. Se ve cuando tú escuchas la declaración de Mariano Rajoy y la contrastas con la que hace el lehendakari hablando de la mediación se comprueba claramente que se está mintiendo. Uno de los dos miente.

¿Usted quién cree que miente?

Cuando uno da día, hora y lugar con tantos detalles como hizo el lehendakari, tienes tendencia a creerle más a él. Pienso que Rajoy mintió, como parece que lo hizo Soraya Sáenz de Santamaría cuando no se acordaba de muchas cosas o cambiaba las fechas para que encajasen mejor en su relato. Es otra indefensión que provoca este juicio.

¿Confía en que Marchena cambie de actitud con la proyección de los vídeos?

No. Marchena empezó intentando trasladar una imagen de respeto a todas las partes, pensando en Estrasburgo porque sabe que si no hay una absolución, este caso acabará ahí. Pero en las últimas semanas se ha quitado la careta y hemos visto el doble rasero que practica entre defensas y acusaciones. Hasta el punto de decirle a un abogado de la defensa de Cuixart que le parece bien que deje de hacer preguntas.

¿A qué atribuye este cambio de actitud?

El juicio es muy largo, se acusa el cansancio y al final todo el mundo se acaba mostrando como es.

Ustedes afirman que este es un juicio a la democracia. Pero, por ejemplo, el Democracy Index, una clasificación que realiza The Economist, examina el nivel de democracia en 161 países y sitúa a España en el número 19. Tampoco está tan mal, ¿no?el Democracy Index The Economist

Òmnium es una entidad fundada en el 61 y, por lo tanto, hemos sufrido represión y franquismo. Cerraron la entidad durante cuatro años, hubo gente en el exilio y no haré comparaciones con según qué momentos. Lo que sí decimos es que el comportamiento que ha tenido el Estado como mínimo en estos dos últimos años, y la sentencia, en función de la que sea, puede poner en peligro la propia democracia. No hemos dicho nunca que España no sea una democracia, lo que sí decimos es que puede quedar muy tocada.

La ANC reafirmó en su última asamblea su apuesta por la vía unilateral. ¿La comparte?

En Òmnium siempre explicamos que a nosotros no nos toca hacer hojas de ruta. Eso es trabajo de los políticos. Respetamos mucho lo que hace la ANC y entendemos que se pongan estos debates encima de la mesa, pero creemos que a nosotros no nos toca decir si hay que ir hacia aquí o hacia allí. Lo que si nos toca decir es que un 80% de la gente de este país está en contra de que haya presos políticos y represión. Un 80% que cree que las urnas son la solución. Y sería muy bueno que el Gobierno del PSOE escuchase este clamor de la ciudadanía.

¿Lo que le pide a Sánchez es que acepte un referéndum negociado? 

Lo primero que le pedimos es que los gestos no van de poner un catalán en la presidencia del Congreso o el Senado. Lo primero, y aún está a tiempo, es retirar toda la causa que hay contra Cuixart y el resto de los presos. Instar a la Abogacía del Estado a que retire la causa. Eso sería un primer paso para buscar vías de solución y a partir de aquí seguir negociando para encontrar una solución política.

Pero que se retirase la Abogacía del Estado no implicaría que se acabase con el juicio. Están también la Fiscalía y la acusación particular ejercida por Vox.

Dentro de pocas semanas se acaba el juicio y la Abogacía del Estado tendrá que presentar el escrito de conclusiones. Que la Abogacía del Estado señalase que no hay sedición sí sería un gesto político que nos permitiría creer que el diálogo no es solo una operación de marketing. Al Gobierno de Sánchez le reclamamos valentía y si la Abogacía del Estado sigue de la mano de Vox, lo que hace el Gobierno es agravar el problema y no ser parte de la solución.

¿Qué papel debe jugar el PSC?

El PSC de Josep Pallach, Joan Reventós o Pasqual Maragall se avergonzaría de ver que hay gente en la cárcel sin haber cometido un delito. El PSC tampoco está actuando y nos gustaría pensar que aprovechará su influencia en el PSOE para conseguir que las cosas cambien. Tienen esa responsabilidad.

¿Qué responsabilidad?

La responsabilidad de recuperar la vieja tradición catalanista que ha tenido ese partido. Es un partido que supo conectar con los grandes consensos, que ha sabido representar a la sociedad de este país y que ahora se pone de perfil como si esto no fuera con ellos.

Desde el independentismo tampoco se lo ponen fácil con decisiones como vetar a Miquel Iceta para ser senador.

Saben perfectamente que si hubiesen querido que Iceta fuese presidente del Senado, hubieran actuado de una forma muy distinta. Lo hicieron sin hablar con nadie. ¿Esto es un gesto? ¿Poner a un catalán como presidente del Senado? ¿Cambiar el nombre del aeropuerto? Ya no estamos en los años 80 y 90. Se ha acabado esa época. Tenemos gente en la cárcel y en exilio, y una mayoría social reclamando que se acabe la represión. El PSC ha hecho cosas muy graves. No le hablo solo del 155 sino, por ejemplo, votar en el Ayuntamiento de Barcelona en contra de acercar a los presos a cárceles catalanas mientras en los mismos días el PSE apoyó el acercamiento de presos etarras a prisiones vascas.

¿Si la sentencia es condenatoria cuál cree que debe ser la respuesta del Govern? Se lo pregunto porque es posible que el president Torra les consulte.

Nosotros siempre que un presidente de la Generalitat o quien sea nos consulta,  acudimos y damos nuestra opinión. De hecho es sorprendente que siendo una entidad con casi 170.000 socios, la entidad cívico-cultural más importante de Europa, ningún presidente del Gobierno español, tampoco del PSOE, haya tenido nunca interés en hablar con nosotros. A nosotros nos ignoran mientras entidades muy legítimas pero que tienen una masa social de un centenar de personas, según consta en la información oficial, son recibidas reiteradamente por los sucesivos gobiernos centrales.

Si la sentencia no es absolutoria, lo que diremos es que la respuesta debe ser muy amplia, de ese 80% de la ciudadanía que antes citaba. Entenderemos que será el cuestionamiento más grave que habremos sufrido en los últimos 40 años.

Pero esto en qué se concreta. ¿Una huelga? ¿Un adelanto electoral?

Hay varios instrumentos. Adelantar las elecciones sería uno, pero no depende de nosotros ni sabemos si sería una solución. Lo que tenemos más claro es el marco: una respuesta de todos los demócratas a los que preocupe una vulneración de derechos, sean o no independentistas.

¿Cómo interpreta la pugna entre los partidos independentistas?

Entendemos que una parte de la disputa electoral es legítima y puede ser comprensible. Pero también es cierto, y así se lo hemos dicho, que lo que busca la represión es la división y confrontación. En una situación de represión se necesita una respuesta unitaria y en estos últimos tiempos no ha sido posible darla. Es una cuestión que nos preocupa mucho y no dejaremos de insistir en que el soberanismo debe ser capaz de dar una respuesta amplia y unitaria. O los partidos trazan una respuesta unitaria o aquellos que propugnan la represión habrán conseguido un triunfo que no les podemos regalar.

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