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“Podremos desbordar el pacto de Junts pel Sí para no investir a Mas”

Anna Gabriel es la número dos de la candidatura de la CUP per Barcelona / ENRIC CATALÀ

Arturo Puente

Anna Gabriel (Sallent, 1976) es una de las personas que mejor conocen la CUP por dentro en varias de sus vertientes. Por el lado municipalista, la principal pata de la formación, fue concejala de su pueblo desde 2003 a 2011, primero en el gobierno y luego en la oposición. Por el lado parlamentario, Gabriel llegó con el desembarco de los primeros tres diputados de la CUP en el Parlament, en 2012, donde ha sido asesora del grupo. Con una experiencia de 12 años, ocupa el número dos de la lista de su partido por Barcelona, en un momento en el que la CUP tendrá que tomar decisiones difíciles si como se espera, tiene las llaves del Gobierno. 

Después de 3 años en la retaguardia del Parlament, esta legislatura entrará como diputada. ¿Qué has aprendido durante este tiempo de la insitución?

En primer lugar, he visto el triste papel que hacen las izquierdas en el Parlament. La izquierda acumula información especializada como garantía de hacerse imprescindible en la institución. También sobre su relación clientelar con las luchas y entidades sociales, que me ha incomodado muchísimo. La dinámica parlamentaria te permite hacer la carta a los Reyes mientras estás en la oposición, hayas hecho lo que hayas hecho mientras estabas en el Govern. Pero quizás la cosa más clara es los límites de una institución como la Cámara catalana, con pocas competencias y que, de las que tiene, todo lo ejecuta el Govern y el Parlament puede hacer poco sobre eso.

Habla de “las izquierdas”. ¿Incluye a la CUP ahí?

Es que en estos vicios se cae. Es otra lección importante: es fácil meterse en esta dinámicas y nunca serán suficientes las alertas para convertirnos en según qué. Ha sido un pulso que hemos intentado mantener durante toda la legislatura, pero seguro que no lo hemos hecho bien todo.

Han repetido que no van al Parlament para investir a nadie. Pero se elegirá un president. La pregunta que se hace todo el mundo es si permitirán que Mas gobierne.

En los municipios ya nos hemos encontrado en situaciones así y las soluciones han sido diferentes, pero el común denominador ha sido decidirlo de forma colectiva, abierta y participada. Este es el planteamiento para el 27-S. El análisis de la negociación será mucho más complejo que un sí o un no, habrá muchas cosas que negociar y dependerá de la fuerza con la que vaya cada actor. Pero lo hemos dicho de forma repetida, no tenemos ninguna intención de investir a Mas si eso supone una reedición de las políticas que se han hecho hasta ahora.

Pero para ustedes, investir a Mas, ¿es una línea roja?

Sí, para mí sí. Es muy difícil creerse que todo este movimiento popular y desborde de los partidos que ha habido se acabe haciendo para investir a Mas. No tendría sentido. Ahora hay un acuerdo cerrado y me parece normal que digan que es lo que harán, pero estoy segura de que, llegado el momento, ese acuerdo de Junts pel Sí también seremos capaces de desbordarlo. Será ampliamente compartido que una persona que se la identifica con las privatizaciones, la segregación en la escuela y no ubicado en absoluto en el ambito de la desobediencia institucional, como lo es Mas, no es el mejor president de la Generalitat.

También se ha hablado en la CUP de apoyar el Govern de concentración pero no entrar. ¿Eso no es esconderse?

Es que, ¿qué quiere decir gobierno de concentración? Será un gobierno de unos determinados partidos. Ahora bien, si es un gobierno para plantear un impago de la deuda, parar los desahucios, para replantear las políticas públicas para hacer frente a la cantidad de mujeres muertas, para devolver la sanidad a manos públicas… si es un Govern que está pensando en eso, evidentemente nos plantearemos apoyarlo. Lo que no haremos será apoyar un gobierno que recupere las políticas que se han hecho hasta ahora. Es que no es esto lo que hemos venido a hacer.

Lo que están diciendo muchos independentistas es que todo eso que plantea no se puede hacer porque Catalunya no tiene un Estado.

La geopolítica esta organizada a partir de los Estados, y eso les da una potencia bestial. Es evidente que hay un montón de cosas que se hacen desde los estados, pero también que se hacen políticas públicas desde muchos otros espacios. La CUP ha creído históricamente en el ámbito municipal y hemos desobedecido desde ahí para mejorar las condiciones de vida de la gente. Esto demuestra, no solo que se puede hacer política al margen del Estado, sino que se puede hacer al margen de las autonomías, desde un terreno idóneo para hacer cosas que creen una nueva institucionalidad. En eso nos es bastante igual lo que diga el Estado, pero no el español, es que si un día tenemos un Estado catalán que impulse políticas que consideremos ilegítimas también las desobedeceremos desde espacios como el municipalismo.

La CUP estaba dispuesta a hacer una lista conjunta siempre que fuera sin políticos. ¿Por qué?

Todo este periodo posterior al 9-N fue una sucesión desordenada de ideas y propuestas que no acabas de saber si han sido bien reflexionadas u ocurrencias. De lo que se hablaba era, por un lado, de hacer el referéndum que no nos dejaron hacer, y por el otro de esta obsesión de que hubiese reconocimiento internacional. Desde la CUP el planteamiento era que para hacer unas plebiscitarias los partidos abandonaran y dejaran paso a una lista ciudadana, como forma de dar el protagonismo a quien lo debía tener. Supongo que para entonces las conversaciones sobre Junts pel Sí estaban muy avanzadas.

¿Cómo casa el hecho de definirse como una formación asamblearia y hacer unas primarias con una “lista plancha” metida a última hora?

La gente podía elegir entre la lista propuesta por el secretariado nacional o por la gente una a una. Y de hecho ha habido más del 30% de la militancia que no eligió la lista. Lo que pasó fue que en el momento en el que se vio que comenzaba a formularse este espacio amplio que se ha llamado “Espai per la Ruptura”, es el momento que estamos inmersos en el plano municipal, y nuestra gente estaba pendiente de eso. Para cuando nos quisimos dar cuenta el proceso de las asambleas abiertas en las que se proponían los nombres de candidatos a las elecciones del Parlament estaba muy avanzado. Allí te proponían sin que tú lo supieras. Cuando fuimos a hablar con ellos uno a uno para explicarles que estaban en unas primarias, mucha gente nos dijo que no, por motivos diversos, y otros nos decían que vale, pero que con quién y a hacer qué. Lo que se comenzó a ver es que a la hora de preparar equipos, este sistema no era el mejor. Corríamos el riesgo de que mucha gente saltase de la lista elegida, y ante eso el secretariado nacional envía una propuesta consensuada para que eso no pase, pero se sigue dejando que sea la militancia la que considere si quiere optar por esta lista o por elegir a cada candidato por separado.

Antonio Baños acusó a Mas de haber hecho chantaje. ¿Están las entidades cooptadas?

Mas hace chantaje a quien se lo deja hacer. A nosotros no nos lo ha hecho. Si a alguien se lo ha hecho, que no lo sé, eso habla de su propia debilidad. Creo que esto es algo de lo que debemos alertar. La garantía de cualquier proceso popular es precisamente que sea popular y no se delegue en partidos o liderazgos personales. Y ya van unos cuantos avisos de lo que significa que deleguemos el proceso en este tipo de cosas.

El control de Convergència sobre las entidades es ahora mucho mayor que hace dos años.

De entrada yo no sé si podemos seguir hablando de Convergència. Creo que ahora hay “convergencias”, y que dentro hay una cierta heterogeneidad que hace que pasen cosas que no se acaban de entender desde los esquemas clásicos. En esta reedificación del espacio de CDC hay momentos en los que parece que las entidades pierden autonomía, pero a la vez que personas claves de lo que venía siendo CDC desaparecen. Sin caer en una lectura demasiado inocente, sí creo que esto abre algunas oportunidades que la gente excluida del poder debemos utilizar para que CDC se fragmente y pierda cuotas de poder.

¿Usted se cree la hoja de ruta de Junts pel Sí, que Catalunya será independiente en 18 meses?

Yo lo que no me creo es que alguien diga que quiere ser independiente en la UE. El tema no es si en 8 meses, 12 o 16. El tema es su concepto de independencia. Las grandes palabras, como independencia, que deberíamos estar llenando de contenido, se están quedando cada vez más vacías. Porque parece que independencia es equiparable a montar un Estado al margen del Estado español, pero dentro del marco de la Unión Europea. Eso no es independencia. O decir “un proceso constituyente popular”, cuando hay un 25% de personas sin las necesidades cubiertas. No lo harás, a un montón de gente le dará igual ese proceso constituyente si no tiene qué comer. Si quieres que de verdad sea popular primero tienes que acabar con la necesidad, y para eso hacen falta recursos del impago de la deuda, que no puedes dejar de pagarla si no tienes clarísimo que tendrás que desobedecer.

Por lo tanto son partidarios de salir de la UE.

Sí. Si tú quieres un sistema alternativo al capitalista y aspiras de verdad a hacerlo, tú te vas fuera del euro y de la UE. Pero también te digo, nosotros tenemos que tener mucho cuidado con no banalizar ni hacer demagogia con este asunto. Primero, en el sentido de no hacer ver que tenemos una hoja de ruta clara sobre esto, porque no es cierto, estaríamos engañando a la gente. Y segundo, porque no podemos esconder que esto comportaría seguramente costes y sacrificios.

Una de las críticas mas recurrentes que les hacen desde la izquierda es ser poco beligerantes con Convergència.

Nos hacen muchas críticas desde determinada izquierda, pero creo que esta es una de las menos fundamentadas. Están obsesionados con identifcar el proceso con Mas y, por tanto, como nosotros estamos con el derecho a la autodeterminación y la ruptura con el Estado español, también tenemos que ser eso. David Fernàndez se abraza con Mas, por lo tanto la CUP es la burguesía catalana. Si eso da votos, felicidades y que te aprovechen mucho tus diputados. Pero se carga todos los matices de un debate donde la izquierda tiene, o debería tener, mucho que decir. El momento político del 9-N se tenía que hacer algo, no hacer nada era lo último que podíamos hacer. Que por cierto, no hacer nada era lo que estaba proponiendo esa izquierda que tanto nos critica, y nosotros no vamos diciendo que le hacen el juego a Rajoy, porque no sería justo.

La CUP tuvo unos resultados muy buenos en las municipales, en muchos casos en coalición con Podemos. ¿Se planteó repetir esta alianza para el Parlament?

Sí, y de hecho esta lectura es previa a las municipales. La construcción de la unidad popular no es la construcción de partido. El del municipalismo hay un campo muy abierto para esto. La CUP ha hecho la lectura interna de que era necesario construir espacios que sobrepasaran los límites de las propias siglas, y por eso se hacen las Trobades per la Unitat Popular. También con Procés Constituent, que llevabámos hablando desde el principio y que creo que si no existiese Podemos sería muy difícil que no nos hubiésemos entendido. Supongo que la alianza con la CUP no estaba en la hoja de ruta de Podemos, y veremos lo que sale, porque yo dudo que de Catalunya Sí que es Pot salga nada demasiado interesante. Y añado, es una lástima, porque la CUP estaba perfectamente preparada para desbordarse, que es lo que ha hecho en el ámbito municipal en muchos sitios. No digo con esto que sea culpa de los demás, seguro que nosotros tampoco hemos sabido hacerlo.

Tampoco entraba en la hoja de ruta de la CUP pactar con formaciones como Iniciativa.

El espacio de la izquierda socialdemócrata, por decirlo de alguna forma, no tiene futuro, y por eso se está teniendo que reinventar y repensar. Igual que ha hecho Convergència. Yo creo que no nos hacía falta la izquierda socialdemócrata de los últimos 7 u 8 años, vista la capacidad del sindicalismo alternativo y las luchas sociales de generar movilizaciones, y las posibilidades de esto, daba para construir un discurso potente que puede ir desde la izquierda radical hasta el anticapitalismo. Y la idea de un discurso así no es tanto incorporar o sustituir la socialdemocracia sino sobrepasarla.

Si la CUP ha sabido leer esto, ¿por qué le está costando tanto sobrepasarla?

No sé si hemos sabido leer demasiadas cosas [Ríe]. Nosotros no somos un think-tank, no tenemos intelectuales, no tenemos profesores de universidad que dedican recursos públicos para diseñar estrategias con las que crecer electoralmente… si alguna cosa no somos es gente que se dedique a leer la realidad para avanzarse a los acontecimientos. Lo que hacemos es currar. Ahora bien, si hay algún momento bueno para hacer un discurso anticapitalista desacomplejado, es este.

Con personas como usted o Busqueta, parece que la CUP ha apostado definitivamente por el anticapitalismo.

En un momento como el actual, con el actual sistema económico, es evidente que todo eso que dicen las izquierdas que harán cuando entren a gobernar no se puede hacer. Y solo hay que mirar a Grecia. Con determinadas instituciones y mientras se quiera ser del club de banqueros en el que se ha convertido la Unión Europea, porque eso es en lo que se ha convertido, es evidente que las necesidades de la mayoría de la población no están en su orden de prioridades. Con esto, evidentemente, no ganaremos las elecciones.

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