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El Gobierno valenciano frena la “fiebre del cerdo” por el alto impacto ambiental de sus granjas en el interior

Júlia Company (centro), la directora general del IVACE cuando aprobaron la ayuda para la megagranja de Ayora.

Sergi Pitarch

Valencia —

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La compañía que quiere construir en el término municipal de Ayora (València) tres megagranjas de engorde de cerdos para la exportación se está encontrando con los primeros problemas por el brutal impacto que puede generar en esta zona de interior por los residuos y purines de 21.600 cerdos. La Conselleria de Economia valenciana ha paralizado una ayuda que le había dado y anunciado públicamente porque todavía no tiene la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) de la ampliación de la primera granja ni tampoco la licencia municipal preceptiva.

La compañía División de Inversiones Agrícolas y Ganaderas (DIAG), del Grupo Sánchiz, cambió en 2016 la orientación de su granja de 750 cerdas reproductoras en ciclo cerrado a 7.200 plazas de cerdo de cebo para exportar, en la línea que están siguiendo numerosas empresas que han visto en el mercado chino una opción para exportar carne porcina y que ha llenado el interior de España de megagranjas. Su impacto ha empezado a preocupar a vecinos y gobiernos por el poco impacto laboral y el excesivo daño ambiental que generan sus residuos.

Esta ampliación de la granja llevaba aparejados dos proyectos de energía solar fotovoltaica y uno de aprovechamiento energético de biogás generado a partir de sus propios residuos, que fueron reconocidos por la Conselleria de Economía con una ayuda de 213.000 euros en 2017.

Además de la ampliación, DIAG solicitó otro permiso para la construcción de otras dos granjas en el término municipal que dispararán su capacidad a los 21.600 cerdos. Entonces, la Conselleria de Medio Ambiente unificó la declaración de impacto ambiental que tramitaba y las dos nuevas, estudio que todavía sigue tramitándose y que no tiene una decisión definitiva, según fuentes del departamento que dirige Elena Cebrián. Pese a la falta de esta DIA, la compañía ha continuado casi dos años después funcionando a pleno rendimiento con su granja de 7.200 cerdos de engorde.

Pero es esa falta de DIA la que ha paralizado la subvención de 213.000 euros en 2017, que suponía el 15% de los 1,45 millones de ayudas que la Conselleria de Economía a través del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace) debía destinar a este tipo de proyectos de energías renovables en toda la Comunitat Valenciana. Pero no es el único permiso que le falta a esta granja ya que al carecer de DIA tampoco ha podido conseguir la licencia municipal preceptiva.

Los problemas para la granja DIAG en Ayora no terminan con la suspensión de la ayuda. Recientemente, ha recibido una visita de los inspectores de la Conselleria de Medio Ambiente por un posible incumplimiento de la normativa.

La carne de cerdo se ha convertido en el segundo producto en exportación del sector agroalimentario, solo superado por frutas y hortalizas. El crecimiento en los últimos años ha sido exponencial gracias a la gran demanda de mercados como el chino. Este hecho ha motivado que las empresas se hayan lanzado a una carrera de construcción de grandes granjas de explotación intensiva y engorde de cerdos para su exportación al extranjero. La mayoría de explotaciones van a los municipios del interior, donde ya están generando grandes problemas de sostenibilidad.

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