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El Museu Valencià d’Etnologia muestra “el estallido” de libertad de las Fallas de la República
Los años de la Segunda República española supusieron un estallido de libertad que se reflejaron en la fiesta fallera en todos sus sentidos. No solo consiguieron consolidarse como fiesta moderna y urbana y desarrollarse artísticamente, sino que también se extendieron por el territorio como nunca antes había pasado e incluso lograron captar la atención de los medios de comunicación provocando que las fallas se conocieran más allá de tierras valencianas. El Museu Valencià d’Etnologia ha querido poner en valor este episodio histórico con la exposición La República de les Falles 1932-1936 que recoge la transformación que experimentaron las Fallas durante la Segunda República española.
La fiesta fallera logró unas cuotas históricas de participación y hitos que marcaron el sentido fallero actual. Se creó la Semana Fallera, se consolidó su función, nació el Comité Central Fallero -que desaparecería durante el franquismo- y la Asociación de Artistas Falleros, se crearon nuevos festejos y crecieron las comisiones falleras por nuevos barrios de la ciudad y en nuevas poblaciones. En la exposición hay un mapa en el que se muestra cómo fue esa evolución y cómo las fallas fueron conquistando más y más territorios según pasaban los años.
El diputado de Cultura, Xavier Rius, ha asegurado durante la presentación que las fallas republicanas supusieron “un antes y un después” para el mundo fallero, tanto a nivel cultural como gráficamente. El director del Museu Valencià d’Etnologia, Francesc Tamarit, añade que las transformaciones de la fiesta fallera representan también “unos cambios que al mismo tiempo se estaban viviendo en la sociedad valenciana”.
En ese sentido, otro eje fundamental de la fallas republicanas y de la exposición, es el papel que tomó la mujer en un contexto en el que se conquistaban derechos fundamentales como el sufragio universal. La mujer tomó presencia en el espacio público de la fiesta y, por primera vez, hubo presidentas de comisiones falleras o se implicaron en los talleres falleros. Asimismo, se consolidó la figura de la ‘Fallera Mayor’ y visibilizó a mujeres de diferentes clases.
“La modernización social es una consecuencia de la República, pero, al mismo tiempo, la propagación de la República es consecuencia de la modernización social que había desbordado los límites del sistema de la restauración. La República hizo posible con ese estallido de libertad muchas de estas tendencias”, explica el presidente de la Associació d’Estudis Fallers, Jesús Peris, que también ha destacado que las fallas republicanas fueron también “un elemento identitario y socializador muy potente”. Se refiere a que, durante esos años, las fiesta fallera también se convirtió en un recurso para difundir ideas del valencianismo político. Instituciones como El Centre Valencianista d’Alcoi, el Centre d’Actuació Valencianista o el Centre Valencianista de Xàtiva desarrollaron actividades en este sentido.
En cuanto a las fallas infantiles, también tomaron un gran impulso. Se estimularon los premios como los concedidos por la Penya Tot i Res (1931-1932) o la Asociación de Artistas Falleros (1933), o el concurso de la revista Los Chicos para premiar a las mejores fallas infantiles entre 1932 y 1936.
Llibrets, indumentaria, carteles, recortes de prensa y revistas, son algunos de los cerca de 100 documentos que forman las exposición, que también incluye vídeos y fotografías de las fallas republicanas. Años intensos, de cambio, donde la fiesta urbana era un reflejo de la efervescencia que se vivía en las calles y que, años después, quedaría en el recuerdo. La exposición también incluye una parte dedicada a la represión franquista. Cuenta, por ejemplo, cómo el franquismo intentó borrar la memoria de las fallas republicanas, y también cómo el espíritu fallero republicano continuó resonando en el exilio.
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