Donde el tiempo camina despacio: descubrir sin prisa el corazón de Castellón
Benlloc, Cabanes, Les Coves de Vinromà, La Torre d'en Doménec, la Vall d'Alba, Vilafamés y Vilanova d'Alcolea configuran La Plana de l'Arc, un enclave natural privilegiado, entre la montaña y el mar y alrededor de la antigua calzada romana de la Vía Augusta, en el corazón de la provincia de Castellón. Un destino que atesora cultura, patrimonio y naturaleza que ahora se alza como estandarte del turismo sostenible, pausado y sensorial, del slow tourism, en la Comunitat Valenciana.
Frente al turismo excesivo de algunas capitales, desplazarse hasta La Plana de l'Arc supone una estancia a menos revoluciones, con vías verdes para recorrer la zona a pie o en bicicleta. La morfología y ubicación de este territorio propiciaron que muchas civilizaciones se asentaran en él, de modo que el visitante puede transitar por numerosos vestigios de épocas distintas: desde cuevas, mansiones y puentes hasta restos de monumentos funerarios, iglesias, castillos y construcciones árabes.
Patrimonio cultural y natural
En el Barranc de la Valltorta, en el término municipal de les Coves de Vinromà, se encuentra el gran conjunto de arte rupestre levantino, declarado Patrimonio de la Humanidad. Destacan las cuevas de la Saltadora, con escenas de caza y vida cotidiana pintadas hace más de 7.000 años, mientras que en Vilafamés, uno de los pueblos más bonitos de España, hay uno de los conjuntos de pinturas rupestres más interesantes de la Comunidad Valenciana, el Abric del Castell, con figuras antropomórficas y símbolos abstractos.
Desde lo alto del cerro, entre calles estrechas y zigzagueantes, Vilafamés cuenta con vestigios de civilizaciones que firman sus más de 80.000 años. Asentamientos íberos, romanos, musulmanes y cristianos dejaron una huella cultural, en la que sobresale la silueta del castillo. Además, el municipio alberga el Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerni (MACVAC), situado en el palacio del Batlle, con casi 700 obras de autores referentes de la vanguardia artística.
Otros museos complementan la oferta cultural de La Plana de l'Arc, como el Museo Eclesiástico de Cabanes, el Museo Etnológico de Vall d’Alba o el Museo Almírez de les Coves de Vinromà.
Cerca de Vilafamés y de Cabanes aparece el Desierto de Las Palmas, un balcón natural con vistas al mar mediterráneo, protegido por ley desde hace más de 20 años. Comprende una extensión de más de 3.000 hectáreas, con formaciones rocosas y vegetación mediterránea perfectos para practicar escalada o senderismo y recorrer alguna de sus rutas señalizadas, como la que lleva al Bartolo, el pico más alto de la zona.
Muy distinto es el parque natural del Prat de Cabanes-Torreblanca, situado entre Cabanes y la costa. Se trata de una franja estrecha de terreno de marismas y pantanos formada por depósitos cuaternarios. Es un parque de altísimo valor ecológico y un refugio para aves migratorias como flamencos o garzas.
La Vía Augusta, un museo verde
La vía romana que une las siete poblaciones de La Plana de l'Arc ha dejado al descubierto numerosos restos de aquel imperio, como el arco romano de Cabanes, del siglo II d.C., que se alza majestuoso en plena llanura. También el Ildum, en Vilanova de l'Alcolea, una antigua mansión romana que ofrecía descanso, comida y cambio de caballos a los viajeros de la Vía Augusta que recorrían Hispania de norte a sur.
La herencia romana también se deja ver en el paisaje natural de la zona, poblado de viñedos, olivos centenarios y almendros que hoy se pueden contemplar desde los kilómetros de senderos y vías de clicloturismo que se pueden recorrer con tranquilidad. Una red de viales verdes, un museo al aire libre, que pretende ser una alternativa sostenible y no motorizada para conocer el territorio de forma sosegada, para disfrutar de un entorno único a través de caminos con poca dificultad y con un tráfico de vehículos a motor muy reducido.
Al caer la noche, la ausencia de contaminación lumínica de la zona deja al descubierto cielos limpios que favorecen la observación de las estrellas desde sus miradores, como el de Vilanova de l'Alcolea, el de Les Coves de Vinromà o de la Vall d'Alba.
Gastronomía de kilómetro cero
Junto al patrimonio arquitectónico y arqueológico, La Plana de l'Arc custodia una gastronomía representada por la cocina de interior del mediterráneo. Platos de cuchara como la “olleta” -hecha de legumbres, carnes y verduras- o el “tombet” -guiso con cordero-, cocas dulces y saladas, quesos artesanos, aceites, vinos, turrones y mazapanes. Todo con productos de proximidad, gracias a unas tierras fértiles en las que la agricultura y la ganadería dieron vida a sus habitantes.
Sobresalen las bodegas de Benlloc, los Turrones Agut y el compendio de recetas típicas de cada municipio. Una tradición que convive con la cocina más vanguardista de Cal Paradís, restaurante con estrella Michelin en Vall d’Alba.
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