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El fuego arrasa unas Fallas marcadas por elecciones, feminismo e incivismo

Falla del Ayuntamiento de València

EFE

El fuego ha arrasado unas Fallas multitudinarias que este año han estado marcadas por la política preelectoral, tanto en la sempiterna sátira de sus ninots como en la masiva presencia de sus actores reales ante las elecciones, el feminismo y el incivismo derivado de su masificación.

Acompañadas de una fina lluvia que ha caído durante la noche en Valencia, las llamas han cumplido con la tradición valenciana de quemar, siempre con arte e ingenio, aquello que debe renacer de sus cenizas para afrontar la primavera que comienza este miércoles, todo ello tras diecinueve días de mascletaes, diez de calles cortadas y verbenas nocturnas y cinco de frenética agenda festiva, pirotécnica, taurina y religiosa donde el tiempo ha sido un impagable aliado.

La ocupación turística ha llegado al 90 % gracias también a la coincidencia de un largo fin de semana en su tramo central, lo que lleva al Ayuntamiento y a la Generalitat a ofrecer un primer balance muy positivo, aunque se reconoce el creciente problema del botellón y las consecuencias de algunas verbenas, sobre todo junto a la Lonja, Patrimonio de la Humanidad pero dañada con basuras y orines.

El tiempo seco -ni una gota de lluvia ni vientos fuertes en todas las Fallas, excepto en las horas previas a la cremà- e incluso históricamente caluroso -el 17 se vivió el día más tórrido desde 1940, con 30 grados- ha beneficiado a unas Fallas que, en lo artístico, han invertido 7,67 millones de euros en sus monumentos, pasto de las llamas salvo dos grupos escultóricos.

Se trata de “El regreso de la pesca” (de David Sánchez Llongo para la falla de Exposición-Micer Mascó) y, en infantil, “La cápsula del tiempo” (de Bernardo Estela para Císcar-Burriana), sendas estampas familiares aunque con distintas temáticas que han esquivado el fuego por votación popular en una Exposición del Ninot por la que este año pasaron más de 100.000 personas.

Las que no lo han evitado ha sido el resto de fallas, las humildes y las polémicas, las reivindicativas y las fastuosas, como las de la sección Especial y sus ganadoras: “Juga, juga... i voràs”, del artista Carlos Carsí para L'Antiga de Campanar y, en infantil, “Si fallas”, de Iván Tortajada para Maestro Gozalbo-Conde Altea.

La Ofrenda, el epicentro del fervor fallero por la Virgen de los Desamparados, ha marcado otro récord: casi 109.000 participantes para tejer con sus flores el manto de su “Geperudeta”, inmortalizado de nuevo por los miles de turistas que han recorrido una ciudad tomada por el ruido interminable de petardos y tracas.

Y para estruendo, el marcado este año por las elecciones adelantadas, tanto las generales como las autonómicas valencianas. Los políticos han aprovechado estas Fallas para ofrecer sus mejores sonrisas y hacerse selfis por doquier en una campaña preelectoral con aroma a buñuelo, a ninot y a mascletà.

Los líderes del PP, Pablo Casado, y de Ciudadanos, Albert Rivera, así como ministros como José Luis Ábalos, José Guirao y Pedro Duque, la presidenta del Congreso, Ana Pastor, el dirigente de Podemos Pablo Echenique y el presidente de Vox, Santiago Abascal, son solo algunos de los políticos que han visitado Valencia con la vista puesta en el 28 de abril.

Pero el fuego, que no vota, ha quemado esta noche, sin miramientos y con ambiente fresco, la sátira fallera, el ingenio artístico que año tras año retrata las debilidades humanas, ensalza los mejores valores, invita a soñar, retrocede en el tiempo y pulsa la realidad, bien con sus protagonistas (políticos, deportistas o mundo de la farándula) o con los temas que generan más debate.

El feminismo ha sido uno de ellos. Además de que en el mes fallero por excelencia se celebre y reivindique el Día de la Mujer -con una manifestación histórica en Valencia-, su argumentario ha calado en numerosos monumentos, ha creado polémica -el jurado de la sección Especial era solo masculino- y el 8M la fallera mayor alzó su puño al mundo con un pañuelo morado anudado antes de la mascletà más feminista y violeta, disparada por la pirotécnica Reyes Martí.

Y una mujer era la inmensa y grafiteada protagonista central de la falla municipal, centro neurálgico para el turismo fallero, diseñada por el colectivo de arte urbano PichiAvo y construida por los artistas Latorre y Sanz, un homenaje al proceso creativo que ha costado 205.000 euros.

Las tradicionales lágrimas de la fallera mayor, Marina Civera, y su homóloga infantil, Sara Larrazábal, han acompañado al ritual del fuego en la plaza del Ayuntamiento y la deidad griega femenina encerrada en mármol ha quedado liberada por las llamas, hallando así la armonía y diluyendo las fronteras entre el arte académico y el popular, ese donde caben desde el grafiti hasta las propias fallas.

En unas fiestas donde el Valencia CF ha celebrado su centenario y al menos un 8% de los vecinos ha huido en su semana grande, las Fallas 2020 se atisban ya al menos con el reto oficial de no caer en el incivismo de este año y el anhelo oficioso de un mundo mejor.

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