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La ampliación del Puerto de València amenaza a aves “vulnerables” y prevé la extracción de arenas marinas sin informe ambiental

Humo procedente de diversos buques del Puerto de València.

Carlos Navarro Castelló

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“Durante el 2020 nidificaron en el Puerto de València seis especies de aves marinas, cuatro de ellas catalogadas como vulnerables a nivel autonómico: gaviota patiamarilla, charrán patinegro, gaviota de audouin, charrán común, charrancito y canastera común”. Estas son las especies que según el plan de vigilancia ambiental de la ampliación del Puerto de València se verían seriamente amenazadas al menos durante la ejecución de las obras, un aspecto que no viene recogido en la declaración de impacto ambiental (DIA) de 2007 tal y como avanzó este jueves elDiario.es.

“El seguimiento y control de dicho factor ambiental no queda recogida ni en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) ni en su correspondiente DIA. No obstante, se considera un factor a considerar, ya que desde el año 2011 se tiene constancia de la presencia de diversas colonias de aves en el Puerto de València. Desde ese mismo año, el Servicio de Vida Silvestre de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana, viene realizando censos anuales de las aves marinas y costeras nidificantes en dicho espacio”, recoge el documento.

En cuanto a la presencia de mamíferos marinos, el plan de vigilancia advierte de la “existencia de información sobre la presencia documentada de mamíferos marinos en el entorno de la zona de actuación” por lo que establece que “el observador de mamíferos marinos (MMO) debe ser aprobado por la administración antes de la obtención de licencias” y “en caso de detectar varamientos de cetáceos u otra fauna que pudieran estar relacionados con las operaciones de dragado y/o transporte del material a València, dichas operaciones serán detenidas y deben dedicarse el máximo esfuerzo a la búsqueda de las causas del varamiento”.

Sobre la obtención de los materiales de relleno, como informó este diario, tampoco se ajustan a lo que marca la DIA de 2007 que establece un máximo de 19 millones de metros cúbicos para construir los nuevos muelles, mientras que el proyecto contempla la utilización de 25,6 millones de metros cúbicos, 6 más de lo contemplado.

De ellos, 14 millones procederían de las dragas realizadas en las aguas abrigadas del propio Puerto de València, 9,4 millones de dragas en aguas interiores del Puerto de Sagunto y 2,5 millones procedentes de un yacimiento de arenas en una parcela marítima a unas 17 millas náuticas del puerto de Valencia, frente a la costa de Cullera (Valencia).

Sin embago, este banco de arena, además de no estar autorizado para este fin, cuenta con una declaración de impacto ambiental del año 2013 que “no se encuentra ya vigente” según recoge la resolución de 23 de julio de 2021, de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental, por la que se formula la evaluación ambiental de declaración impacto ambiental del proyecto “Regeneración de las playas del Saler y Garrofera (Valencia)”, publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

Además, el Puerto estima que del total de material necesario para rellenar los muelles, 18,4 millones de metros cúbicos proceden de material reutilizado de los cuales, considera que obtendrá 2 millones de metros cúbicos de obras externas que no detalla, salvo “el caso de la ejecución del túnel pasante ferroviario de Valencia, que generará grandes cantidades de material sobrante”. Esta infraestructura está aún en su fase inicial y carece de plazos. En concreto, el Ministerio de Transportes está analizando las 500 alegaciones presentadas al estudio informativo. Por lo tanto, aún falta todo el trámite ambiental, seleccionar el trazado definitivo, redactar el proyecto y adjudicarlo.

Con todo, la APV insistió este jueves en asegurar que las distintas modificaciones introducidas en el proyecto que ha analizado Puertos del Estado respecto al proyecto original evaluado ambientalmente en su día “no tienen efectos sobre el medio ambiente, adicionales a los ya considerados en la citada resolución; por lo que no se dan ninguno de los supuestos establecidos en la Ley 21/2013 de evaluación ambiental” para realizar una nueva DIA simplificada.

Un aspecto que no compartieron ni el alcalde de València, Jon Ribó, ni la consellera de Emergencia Climática, Mireia Mollà. Ribó afirmó que el proyecto sigue sin contemplar los daños adicionales que pueden sufrir las playas del sur, así como la afección en la movilidad del área metropolitana y que por lo tanto, mientras no haya una nueva DIA votará en contra del proyecto.

Mollà comentó que “este proyecto no tiene una DIA que lo sustente, la de 2007 no avala este proyecto porque es totalmente diferente y porque hay muchas incógnitas que se deben resolver con los procedimientos de evaluación ambiental que indica la ley”.

La consellera afirmó que sería insoportable que pasara como en la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) donde ha habido “una sentencia por unas maneras de hacer las cosas que pretenden obviar procedimientos legales”.

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