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El Ayuntamiento de València pedirá la anulación del proyecto del nuevo Mestalla si el club no reinicia en mayo las obras paradas desde 2009

Las interminables obras en el nuevo estadio del Valencia. / Imagen de archivo (EFE)

Carlos Navarro Castelló

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El Ayuntamiento de València tiene unos plazos marcados y una hoja de ruta para empezar a desenredar la madeja urbanística y jurídica en la que se ha convertido la operación del nuevo Mestalla, cuyas obras permanecen paradas 11 años, en concreto desde el 25 de febrero de 2009.

Según informa a elDiario.es la vicealcaldesa y concejala de Desarrollo Urbano, Sandra Gómez, si el Valencia C. F. no realiza ningún movimiento dirigido a retomar el proyecto, el equipo de gobierno municipal se planteará solicitar a la Generalitat Valenciana la caducidad de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) en mayo de 2021, fecha en la que según el documento urbanístico, debía estar finalizado el coliseo de la avenida de las Cortes Valencianas.

Según Gómez, “si el Valencia C. F. no demuestra una voluntad clara de querer reiniciar las obras, como sería mostrar proyectos o iniciar trámites para obtener licencias, el Ayuntamiento no tendrá más remedio que plantearse esta medida”.

Gómez insiste en que el deseo del Consistorio es colaborar con el club y que, si se produce un avance decidido para finalizar el estadio, será flexible con los plazos, pero siempre teniendo claro que “el cumplimiento de la ATE no se puede eternizar”. De hecho, sobre la intención del club de solicitar una prórroga en los plazos, reflejada en la documentación entregada a los accionistas de cara a la próxima junta general, es tajante: “No va a haber prórroga”.

Y es que, según el documento urbanístico, el nuevo estadio debe estar finalizado en mayo de 2021, un plazo que no se va a cumplir, y el viejo Mestalla debe ser derribado como fecha límite en 2023, puesto que entre ese año y 2025 deben estar ejecutados los edificios de viviendas en la parcela de la avenida de Aragón.

Así pues, si el club siguiera sin dar señales de vida hasta mayo de de 2021 y el Ayuntamiento, tal y como advierte Gómez, solicitara a la Conselleria de Política Territorial la caducidad de la ATE, se abriría un periodo de consultas en el que todas las partes presentarían sus alegaciones y finalmente se adoptaría una resolución que con toda probabilidad sería su anulación.

Si esto llegara a suceder, el Valencia C.F. perdería los 40.000 metros cuadrados de terciario destinados a ejecutar una zona comercial en los terrenos de la avenida de Aragón, lo que supondría una merma para el club de entre 15 y 25 millones de euros.

Sin embargo, según explica Gómez, el Valencia C. F. conservaría la edificabilidad de 75.000 metros cuadrados (unas 450 viviendas) prevista en el planeamiento del viejo Mestalla, tras aprobar el Ayuntamiento en el año 2005, con la alcaldesa popular Rita Bareberá al frente, una recalificación muy ventajosa para la entidad deportiva.

Para ello, el club debería hacer una nueva propuesta de reparcelación, puesto que la anterior caducó al no presentar ni un papel ante el Ayuntamiento de València desde el 5 de julio de 2019, lo que avidencia la falta de interés en acabar el nuevo estadio por parte del actual propietario, el magnate singapurense Peter Lim.

Sin embargo, tampoco en este caso los plazos son indefinidos, puesto que el nuevo estadio no puede estar legalmente paralizado eternamente. “El Ayuntamiento tiene instrumentos legales para instar al club a que reinicie los trabajos porque una obra en la vía pública no puede estar eternamente parada”, afirma la vicealcaldesa.

Según comenta, la legislación urbanística permitiría expedientar al club si pasado un plazo tras decaer la ATE no se reiniciaran los trabajos. En concreto, el artículo 225 punto 4 de la Ley 1 /2019 de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Paisaje (Lotup) establece que, en relación a la caducidad de licencias, “si la obra o instalación quedase inacabada o paralizada, tras la declaración de caducidad, podrá dictarse orden de ejecución para culminar los trabajos imprescindibles para asegurar la seguridad, salubridad y ornato público de la obra interrumpida. Transcurrido un año desde la declaración de caducidad, la obra inacabada podrá sujetarse al régimen de edificación forzosa”.

Así pues, para Gómez, “la única opción que tiene el club pasa por acabar el nuevo estadio, ya que el suelo sobre el que se asienta es propiedad del club a todos los efectos y no se le puede devolver al Ayuntamiento, y el viejo Mestalla, entre otras cosas, tiene parte de las gradas ilegalizadas por los tribunales”.

El alcalde de València, Joan Ribó, se pronunció en la misma línea este lunes en la televisión autonómica À Punt: “El Valencia C. F. ha de mover ficha ya, es imprescindible; no le estamos diciendo cuándo debe acabar, le pedimos que empiece porque no se está viendo absolutamente ningún movimiento”.

Ribó advirtió de que “las cosas pueden empeorar” y aseguró que le preocupó mucho ver un grupo de personas que se colaron dentro del nuevo estadio porque eso puede producir “graves problemas”, pero sobre todo, insistió, “el Valencia C. F. debe cumplir sus obligaciones con la ciudad” porque “de la preocupación se está pasando a la indignación y de la indignación no queremos pasar a otras cosas”.

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