El pabellón de Nou Moles en València estará acabado en septiembre tras años de parones y dos cambios de proyecto
Los vecinos del barrio valenciano de Nou Moles dispondrán en pocos meses de una gran instalación deportiva de primer nivel largamente demandada y cuya ejecución ha sufrido todo tipo vaivenes y situaciones que han alargado su finalización durante una década, con los inconvenientes que ello ha generado para los ciudadanos del entorno.
La infraestructura, ubicada en la confluencia de las calles de Burgos, Luis Lamarca y Castillo de Benissanó, se levanta sobre la parcela del mítico pabellón Marcol, el primer pabellón cubierto que tuvo la ciudad, construido en 1964, en el que se formaron multitud de deportistas valencianos.
En 2008 se procedió a su derribo ante su deteriorado estado y en su lugar el Ayuntamiento de València proyectó un nuevo pabellón deportivo de referencia, no solo para el barrio, sino para el resto de la ciudad, a ejecutar por la Conselleria de Educación, Cultura y Deportes.
Las obras del nuevo pabellón arrancaron en 2012, en plena crisis económica, y desde entonces han sufrido diversos problemas. Tal y como explica el actual director general de Deportes, Josep Miquel Moya, “cuando entró el nuevo Gobierno del Pacto del Botánico en 2015 las obras llevaban dos años paradas”.
Según explica, entonces ya se habían hecho un primer modificado del proyecto con aumento del coste incluido y la constructora pidió otra revisión porque entendía que tal y como estaba previsto no era realizable: “Consultamos con una asesoría externa lo que decía la constructora y la conclusión fue que la obra sí que era realizable, aunque se reconocía la complejidad de la misma, por lo que se acordó un segundo modificado del proyecto con un nuevo aumento del presupuesto, pero dentro de los parámetros establecidos por la conselleria”.
Con la pandemia, las obras volvieron a ralentizarse y se pararon de nuevo. Según Moya, la constructora alegó falta de suministros y aumento de precios, por lo que volvieron a solicitar una prórroga y un nuevo modificado.
Sin embargo, “en esta ocasión se ha alcanzado un acuerdo para un nuevo calendario que establece un margen de tiempo para acabar los trabajos hasta el 30 de septiembre, pero no se ha aceptado el modificado”.
Así, en este caso lo que se ha acordado “es una adecuación de algunas instalaciones que no suponen un aumento de los costes”. A falta de la liquidación final, el complejo tendrá un coste de unos 12 millones de euros: “Actualmente queda poco para acabar, instalar algunas mamparas y perfilar los acabados, que muchas veces es lo que más tiempo cuesta, pero vamos a destinar un inspector para que controle que todo se hace adecuadamente hasta que finalice la obra y se le entregue al Ayuntamiento”.
Dos piscinas y pista multiusos
El nuevo pabellón deportivo contará con una cancha principal con aforo de 1.610 espectadores: 1.386 en graderíos fijos y otros 224 en gradas móviles. Esta pista podrá usarse para la práctica de balonmano, fútbol-sala, hockey sala, baloncesto y voleibol.
Las instalaciones incluyen también dos piscinas. Una de waterpolo válida para realizar campeonatos del mundo y de la Federación Internacional de Natación. La otra será una piscina cubierta dedicada a la práctica educativa de la natación. También contará con dos salas de fitness y una de musculación, varios vestuarios, así como espacios de almacenes y despachos.
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