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Sherlock, Frankenstein y Dickens: del dominio público al estrellato televisivo

Autorretrato de Santiago Ramón y Cajal

Carmen López

En 1938, dos años después del fusilamiento de Federico García Lorca, el director de cine argentino Edmundo Guibourg adaptó a la gran pantalla su obra Bodas de sangre. Fue la primera vez que la tragedia escrita por el granadino se hizo película. Cinco décadas después, en 1981, sería Carlos Saura el que la recuperara de nuevo para el cine, basada en el ballet de Antonio Gades Crónica del suceso de bodas de sangre. La última adaptación ha sido la de la directora Paula Ortiz: titulada La novia, supuso una revolución en su estreno en el festival de San Sebastián en septiembre y está nominada a doce premios Goya. Uno de los grandes éxitos de la temporada.

Casualmente, su estreno ha sido en 2015, un año antes de cumplirse el octogésimo aniversario del asesinato de Lorca, fecha en la que su obra queda libre de derechos (a partir del 1 de enero de 2017 cualquier persona podrá adaptar o difundir sus escritos sin tener que pagar a sus herederos). Ortiz comenta por teléfono que, en su caso, tuvieron suerte en relación a este tema: “La cifra [que tienen que pagar por el copyright] no la sé porque se ha negociado en relación a los beneficios que obtuviese la película. Sé que realmente la fundación de los herederos de Federico García Lorca nos ha tratado muy bien. Nosotros no teníamos dinero, porque era una película muy pequeña y con muy pocos recursos”.

El viento jugó en su favor, pero si no, la producción se habría retrasado. “Llevamos tres años con la película, casi cuatro. Probablemente si nos hubiesen dicho que no y nos hubiesen denegado los permisos pues sí hubiésemos esperado porque era un proyecto en el que todos creíamos de manera muy fuerte y estábamos muy comprometidos con llevar al cine la tragedia de Lorca”.

En la página web de la Biblioteca Nacional se puede encontrar el listado de los autores españoles cuya obra es de dominio público. En otros países, como el Reino Unido, este material es una fuente importante de inspiración para la realización de producciones audiovisuales. Este pasado otoño ITV Scores presentó como una de sus novedades más potentes The Frankenstein Chronicles, basada en la historia escrita en 1818 por Mary Shelley y dirigida por Benjamin Ross. La misma cadena emite Jekyll & Hyde, creada por Charlie Higson y, por supuesto, también basada en la novela de Robert Louis Balfour Stevenson publicada en 1886. Y estos son sólo algunos de los dos ejemplos más recientes, a los que se podría añadir Sherlock la serie de la BBC que trae al presente las aventuras del personaje de Conan Doyle.

Teniendo en cuenta el legado que escritoras y escritores españoles ha dejado para la posteridad y que actualmente se encuentran libres de derechos, ¿por qué no se explotan más como lo hacen en el mundo anglosajón? En opinión de Paula Ortiz, la eliminación de la traba del dinero que hay que pagar por los derechos de la obra que se quiere adaptar podría –o tendría– que ser un incentivo para los creadores. Uno de los posibles motivos que achaca a esta aparente falta de interés reside en la percepción que se tiene en este país de las obras clásicas: “Creo que nuestra cultura es más reticente ya que sacraliza más a los autores y deja en una esfera intelectual o académica sus textos. En otras cinematografías como la anglosajona no lo hacen”.

Al mismo tiempo que el de Federico García Lorca, el trabajo de Ramón María del Valle-Inclán también queda liberado este año. Su nombre, además, ocupa de nuevo las páginas de cultura de los medios gracias a la publicación de La espada y la palabra. Vida de Valle-Inclán, la biografía del mitificado escritor firmada por Manuel Alberca y publicada por Tusquets.

Precisamente, la directora de La novia señala Luces de bohemia como uno de los posibles títulos sobre los que le gustaría trabajar. Asimismo también menciona, además del género de la novela realista de los siglos XIX y XX, la literatura medieval: “Tenemos unas obras con una iconografía y unos relatos brutales que harían temblar a El señor de los anillos y Juego de tronos”.

La lista de las numerosas opciones

La lista de las numerosas opcionesEn el mencionado listado de los autores libres de derechos que colgado en la web de la Biblioteca Nacional residen grandes joyas. Algunas ya han sido adaptadas al cine o la televisión con anterioridad, pero nunca está de más una nueva interpretación de la historia. Aquí van algunos de ellos.

-Leopoldo Alas Clarín: el autor de La Regenta pasó a mejor vida en 1901. La novela se adaptó al cine en 1974 de la mano de Gonzalo Suárez y en 1995 a la televisión en la miniserie emitida en TVE y protagonizada por Aitana Sánchez-Gijón y Carmelo Arias. Es fácil prever que una revisión de las tribulaciones románticas de Ana Ozores podría convertirse en un éxito.

-Emilia Pardo Bazán (1851-1921): su obra magna es Los pazos de Ulloa, que ya fue adaptada con mucho éxito a la televisión en 1985. Sin embargo, la bibliografía de la escritora, firme defensora de los derechos de la mujer, está llena de material interesante. Las novelas cortas como La dama joven, Insolación o Vampiro son algunos de los títulos con más potencial.

-Benito Pérez Galdós (1843-1920): aunque Fortunata y Jacinta suele señalarse como la mejor novela del escritor, el argumento de Tristana la convierte en firme candidata a convertirse en una serie de renombre. Adaptada al cine por Luis Buñuel en 1970 (un trabajo difícil de superar, cierto) las idea feministas que trascienden de las acciones de la protagonista son todo un aliciente.

-Carmen de Burgos (1867-1932): Puñal de claveles es la novela más conocida de esta traductora, periodista y escritora que desarrolló su trabajo a finales del siglo XIX y principios del XX. Considerada como una de las primeras periodistas profesionales de España, fue una firme defensora de los derechos de la mujer. Casualmente, su libro, que narra la historia del famoso crimen de Níjar de 1928, también inspiró Bodas de sangre de Lorca.

-Santiago Ramón y Cajal (1852-1934): reconocido internacionalmente por su faceta como médico –ganó el Premio Nobel en 1906–, también dejó a su paso una serie de libros no siempre estrictamente profesionales. Uno de ellos es Recuerdos de mi vida, una autobiografía publicada en 1906 y que la editorial Planeta recuperó en 2004 con motivo del octogésimo aniversario de su muerte. Ideal para un biopic.

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