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Albert Serra explora la “intimidad sexual” en el Museo Reina Sofía

Albert Serra explora la "intimidad sexual" en el Museo Reina Sofía

EFE

Madrid —

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Sin tener la “voluntad” de “provocar ni transgredir” el cineasta Albert Serra lleva al Museo Reina Sofía “Personalien”, su última e inédita vídeo-instalación en la que explora la “intimidad sexual” en dos proyecciones enfrentadas que transcurren una en la actualidad, y otra en el siglo XVII.

Una suerte de espacio de “cruising” -quedadas con desconocidos para copular en lugares apartados y al aire libre-, en esto se ha transformado hasta el 13 de mayo, según Serra, una de las salas de la tercera planta de este museo para acoger este proyecto audiovisual enmarcado dentro del Programa Fisuras, que tiene como objetivo principal el apoyo a la producción artística contemporánea.

Y es que, lo que el espectador se va a encontrar tras cruzar dos tupidas cortinas negras es una sala solamente iluminada con la luz tenue que proyectan las dos grabaciones de 42 minutos cada una. Un lugar éste que para autor, según ha declarado durante la presentación de su trabajo, permite la “creación de imágenes autónomas que pueden estar vivas”.

En “Personalien”, el artista catalán (Bañolas, 1975) aborda “el deseo de otra época, arbitrario, una experiencia que no tiene ningún tipo de contención” ya que a través de imágenes cargadas de contenido sexual ahonda en el “abandono de uno mismo”.

“Son imágenes del siglo XVIII pero hay una especie de vicio contemporáneo (...) el deseo que pasa por el abandono a uno mismo”, ha matizado sobre estas producciones audiovisuales protagonizadas por actores profesionales y amateurs que representan estos encuentros “azarosos” en los que el sexo se refleja de manera abierta y sin tapujos, porque su “misión” es “quitar ideas, no ponerlas”.

Para Serra, según ha justificado reiteradamente, cualquier “consideración de la obra pasa por la intimidad del espectador, el abandono de uno mismo para generar una relación con el deseo muy distinta a la que tenemos”.

“A pesar del contenido -ha matizado- no hay provocación, hay una cosa abstracta, casi un poco relamida (...) y el proyectar en dos pantallas da lugar a una multiplicidad de puntos de vistas, que es parte del placer y la curiosidad”.

Así, “Personalien”, inspirada en la obra del Marqués de Sade y el deseo carnal, también podría ser considerada como una “imagen de los desastres del deseo”, ha bromeado, este autor “obsesionado” con la creación de “atmósferas inéditas” como la que, según ha descrito: “cuando ves a la chica en el suelo a cuatro patas y hay gente mirando con caras que nunca antes se habían visto”.

Escenas que forman parte del “misterio” que se encuentra en estas imágenes donde la “pérdida del control” es la clave de la intimidad.

Por su parte, para Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, en la obra de Serra es clave el “cuestionar la propia mirada”:“ La obra tiene elementos de enigma que se ven en la luz, los colores, y el enigma es una pregunta que se responde con otra pregunta. Creo que le ha salido una obra redonda, estamos de enhorabuena”.

Alejado de las circuitos convencionales del género, Serra es autor de otras cintas como “Historia de la meva mort” (Historia de mi muerte, 2013), centrada en la transición de los siglos XVIII y XIX a través de las figuras literarias de Casanova y Drácula.

En paralelo a este proyecto, el Museo ha programado un ciclo de cine titulado “Yo también. Deseo y delito. Carta blanca a Albert Serra”, en el que durante cinco sesiones, entre el 15 de marzo y el 12 de abril, se proyectarán diferentes películas seleccionadas por el cineasta catalán.

Por Pilar Martín.

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