Fernando Tejero: Estoy teniendo una madurez como actor y como persona muy buena

Laura Ramírez

Huelva, 19 nov (EFE).- El actor Fernando Tejero considera, a sus 60 años, está teniendo “una madurez como actor y como persona muy buena” que le lleva a poder decir que se encuentra en un momento “muy feliz” y a tener claro que se va a dedicar “a esto de a ser actor” toda su vida.

Así lo ha indicado en una entrevista con EFE con motivo de su presencia en la capital onubense donde esta noche será distinguido con el Premio Ciudad de Huelva, máxima distinción que concede el Festival de Huelva de Cine Iberoamericano, en reconocimiento a su trayectoria en la que destaca su versatilidad y conexión con el público.

Ha reconocido que ecibir el Ciudad Huelva supone “un honor increíble” pues lo anhelaba desde que en el año 2006 acudió a este certamen a dáselo a Ernesto Alterio: “Entonces pensé, me lo darán a mí algún día, y aquí estamos”; además, “a casi todo el mundo que se lo han dado es gente a la que yo admiro muchísimo, que tiene mucho prestigio. Estoy encantado, de verdad”.

Se considera afortunado en lo que a concesión de premios se refiere pero “un premio a tu carrera... porque a ti te dan un Goya u otro tipo de premio y dices, pues esto me tiene que servir para seguir adelante, para intentar mejorar, pero este, aparte, te hace retroceder, te lleva de alguna forma tus principios y te hace reflexionar sobre el hecho de que llevo 30 años dedicado a esto y a veces todavía ni me lo creo”.

Balance de su carrera

Treinta años de carrera en los que asegura ha crecido “muy bien” tanto personal como profesionalmente: “Yo creo que en esta profesión para uno crecer profesionalmente tienes que crecer personalmente”.

Recuerda que cuando llegó a Madrid no estaba contento con su vida, y la tenía que resolver “para que pudiesen entrar esas otras vidas” que tenía que interpretar.

Tiene claro que “no volvería para atrás”, ya que asegura sentirse “encantado” con la edad que tiene y estar “en el mejor momento”, dando “la mínima importancia a cosas que antes le daba mucha”.

Eso no quita, reconoce, que “haya días, como (le pasa a) todo el mundo, que me levanto con el pie torcido y hago de una bota de agua una piscina, pero estoy muy contento. Yo creo que he madurado muy bien y aunque haya días que tenga la autoestima por los tobillos, sí considero que soy cada día mejor actor, cada año mejor actor, que estoy teniendo una madurez no solamente como persona, sino como actor, muy buena”.

Algo que, según apunta, le dice mucha y gente y que achaca, fundamentalmente, al amor que le tiene a su profesión y al aprendizaje y al entrenamiento continuo: “Estoy en un momento muy feliz, sé que voy a trabajar de esto toda mi vida, lo tengo clarísimo”.

Es precisamente ese amor por la profesión lo que hecha en falta en hoy en día: “Habrá mucha gente joven que lo sienta, pero antes había mucho más amor a la profesión. Hoy cualquiera puede ser actor y de eso no tiene la culpa nadie, nada más que el que lo decide y yo lo respeto; pero me da pena que un chaval joven actor desconozca quien es Shakespeare, Lorca, Tennessee Williams, López de Vega o Cervantes”.