'Vergüenza' temporada 2: el humor más incómodo se convierte en un retrato de la España actual

Jesús y Nuria parecen una pareja normal con una vida normal. Si les vieses por la calle, no repararías en ellos. Si solo les evaluásemos superficialmente, descubriríamos que no tienen nada de particular. No son especialmente guapos ni especialmente feos, no son especialmente ricos ni especialmente pobres. No son especiales en ningún sentido. Hasta que abren la boca.

Con esta sencilla premisa, Álvaro Fernández-Armero y Juan Cavestany supieron armar una de las comedias más particulares del año: la primera temporada de Vergüenza, cuyos episodios se pueden ver bajo demanda en la plataforma responsable de su creación. La serie, original de Movistar, seguía las meteduras de pata –verbales y vitales–, de una pareja formada por un fotógrafo de bodas y bautizos –interpretado por Javier Gutiérrez-, y una mujer con una situación laboral inestable –la gran Malena Alterio-, y una sensación permanente de no haber cumplido sus sueños. En sus desventuras, además, no les veíamos sólo a ellos: veíamos un retrato de una España del postureo en la que, a poco que se rascase, podíamos ver expuestas nuestras vergüenzas como sociedad.

Un retrato menos deformado de lo que podría parecer, que ahora estrena su segunda temporada al completo. El 30 de noviembre llegan a Movistar + los nuevos episodios de Vergüenza, con nuevas situaciones incómodas, nuevos personajes y unos protagonistas con renovadas voluntades de progreso… que se tendrán que enfrentar a la realidad y a su forma de vivirla.

Nuevos tiempos, mismos sonrojos

“En esta nueva temporada de Vergüenza hemos sido conscientes de que necesitábamos crear un nuevo entorno para nuestros personajes sin perder las señas de identidad de la serie”, explican Fernández-Armero y Cavestany. Así, Jesús sigue metiendo la pata, “pero ahora lo hace desde otro lugar, desde cierta autoconsciencia de sí mismo y también desde la nueva perspectiva vital que le da ser padre de familia”, cuentan los realizadores sobre la segunda temporada de la serie.

“Conoceremos a sus hijos, Yusuf y Julia, pero también a nuevos personajes del entorno familiar de colegios y centros comerciales en el que se van a mover. Ahora ellos quieren alcanzar cierto estatus pensando en el futuro de sus hijos y se esforzarán por mejorar sus precarias habilidades sociales”, cuentan los creadores. Sin embargo, su nuevo escenario les llevará a conocer a nuevas parejas. Intentarán parecerse a Guillermo y Andrea –interpretados por Marta Nieto y Jaime Zatarín–, padres del colegio sofisticados y modernos, pero la realidad les empujará hacia Ramón y Vanessa –Pol López y Teresa Cuesta–, casi más chabacanos y zafios que ellos mismos. De hecho “Jesús verá en Ramón un espejo aterradoramente fiel de sí mismo, y se esforzará por distanciarse de esa imagen”, pero, “ya podemos anticipar que lo conseguirá a medias, y su esfuerzo le hará meterse de lleno en situaciones que, si en la primera temporada ya eran difíciles de ver, en esta segunda rozarán lo insoportable...”, describen ambos.

En esta nueva etapa, Jesús se habrá alejado de los reportajes de bodas para expresar su arte a través de las fotos de platos combinados –así, como suena–. Mientras, Nuria aguantará más de lo humanamente posible hasta que sus pasiones se desborden de forma imprevisible.

A ellos se les sumará Yusuf –a quien da vida un talento temprano llamado Janik Nguenkan–, hijo adoptivo preadolescente de la pareja protagonista. Joven inteligente especialmente dotado para el dibujo que sabe que su nueva familia es algo particular y acepta su destino con resignación.

El trío se enfrentará a situaciones que, en la piel de cualquier otra familia, se podrían superar con sensatez. Pero que, en la suya, se convierten en una estimulante y afilada arma para la comedia de sonrisa incómoda, para el enredo y la bufonada más divertida y más dolorosa: la que nos hace pensar por qué somos como somos.