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“La foto del niño Omran muestra lo que hay en Siria, de lo que huyen, por lo que vienen”

Omran Daqneesh, niño sirio de cinco años tras resultar herido en un ataque del régimen en Alepo. | Alepo Media Center

Cristina Armunia Berges

Una niña que se rinde ante una cámara, un niño muerto en una playa y otro más con la cara ensangrentada sentado en el interior de una ambulancia. La primera se llama Hudea, sobrevivía en un campo de refugiados de Atmeh, cerca de la frontera con Turquía. El segundo se llamaba Aylan, murió intentando llegar a Europa, en una playa turca. El tercero se llama Omran, no ha salido de Alepo y el último bombardeo ha derrumbado su casa y le ha causado heridas leves.

Los tres son sirios. Los tres rondan los cinco o seis años. Y los tres se han convertido en la imagen del momento en las redes sociales y medios de comunicación. En menos de un mes también se olvidará el nombre del niño sirio que espera con la mirada perdida en una ambulancia.

“Me gustaría que la gente se diera cuenta de que hay miles de niños detrás de esa foto”, dice Michela Ranieri, analista jurídica de Derechos de la Infancia en Save the Children. Sobre el debate de si tiene sentido o no publicar este tipo de imágenes, de iconos que se olvidan en pocas semanas, cree que aunque son muy dolorosas y “dan mucha rabia” son necesarias porque “remueven las conciencias”.

Hudea, Aylan y Omran han sido la cara visible de una guerra civil que dura ya cinco años y que retrata la reacción de Europa a esa tragedia. La sensibilización social hacia los refugiados y las reacciones políticas aumentaron en las horas y días posteriores a la publicación de la foto del cuerpo sin vida del niño en la playa.

Aunque, en el terreno, poco ha cambiado. Desde la foto de Aylan, han muerto más de 300 niños en el mar. Según los datos que maneja Save The Children, desde el inicio del conflicto sirio han muerto más de 11.000 menores. En las últimas semanas, tras el recrudecimiento de los combates en Alepo, han fallecido “varias decenas”, dicen informes de Save the Children. Pero, según matiza Ranieri, es muy difícil aportar datos concretos.

Publicar o no publicar la foto de Omran

Bombardeos, hambruna y enfermedades, los 3,7 millones de niños nacidos en los años de conflicto se enfrentan al terror cada día. “La foto del niño Omran muestra lo que hay en Siria, de lo que huyen, por lo que vienen”, insiste Ranieri. En estos momentos hay más de 200.000 niños en ciudades sitiadas, muchos no van al colegio y, si lo hacen, reciben las lecciones en sótanos porque casi no quedan colegios en pie. Según explica la experta, a comienzos de agosto, seis escuelas del noroeste de Siria fueron atacadas en menos de una semana.

“En una foto se ve a un niño, pero esta es la situación horrible en la que viven millones de niños”, recuerda Blanca Carazo, responsable de Programas de Unicef. “Lo que siempre planteamos, en cualquier caso, es que los niños deben ser tratados con dignidad y respeto, y esto se tiene que aplicar en cualquier imagen”. En esta ocasión, Unicef sí que ha publicado la fotografía. “Se valora que sirvan para mandar el mensaje que hay de todo esto y si se respeta la dignidad de ese niño o esa niña”.

En estos momentos, recuerdan ambas organizaciones, 7,5 millones de niños están viviendo de lleno este conflicto. Es muy probable que Siria tenga una generación perdida puesto que ir al colegio significa arriesgar la vida o no hay colegios a los que acudir. Muchos de los que sobreviven son reclutados a los siete años y otros, los que consiguen escapar del país, pueden terminar en manos de los traficantes de personas, debido a la falta de vías legales para entrar a Europa.

Hasta hoy, la guerra se ha llevado la vida de más de 250.000 personas en Siria. “Estos niños van a tener muy pocas herramientas para tener un futuro digno”, apunta Carazo. “Estas fotografías son positivas en el sentido de que provocan una reacción del público en general. Pero en Siria ya no mueven tantas reacciones porque son ya muchos años de conflicto”.

La suerte de los menores que escapan de la guerra no siempre mejora al llegar a un campo de refugiados. Hace apenas tres meses, el diario turco Birgun publicó que una treintena de niños sirios de entre ocho y doce años había sufrido abusos sexuales y violaciones en el campo turco de Nizip, situado en la provincia de Gazianted que hace frontera con Siria.

Un total de 2,4 millones de niños, según Unicef, ha huido del país, 306.000 han nacido como refugiados y más de 15.500 menores no acompañados han salido de Siria. “Cuando huyen, lo normal es que busquen un lugar dentro del país como desplazados. Hay más de seis millones de personas en esta condición y la mitad son niños”, dicen desde la organización. “Los que deciden llegar a Europa lo hacen enfrentándose a unos riesgos enormes. Cuando llegan no encuentran la protección que necesitan”.

Las organizaciones de ayuda humanitaria piden un alto al fuego real e inmediato desde hace varias semanas. Exigen que cese la violencia entre el régimen y los insurgentes durante, al menos, 48 horas para que se pueda introducir comida y servicios sanitarios a las zonas que están bloqueadas.

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