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España y el sur se acercan al plan de recuperación francoalemán ante la urgencia de la crisis y el contraataque de Holanda y sus aliados

Emmanuel Macron, presidente de Francia; Sophie Wilmès, primera ministra belga; Angela Merkel, canciller alemana; Pedro Sánchez, presidente del Gobierno; Kyriakos MItsotakis, primer ministro griego; y Xavier Bettel, primer ministro luxemburgués.

Andrés Gil

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En Bruselas hay quien espera un momento hamiltoniano en esta crisis. Y hay quien teoriza, entre los países del sur, sobre si la propuesta francoalemana puede llegar a serlo. “Hay que buscar algo coherente con la emergencia histórica que estamos viviendo. Es un acontecimiento extraordinario”, reconoce una fuente comunitaria.

Alexander Hamilton, primer secretario del Tesoro de EEUU, logró en 1790 poner de acuerdo a Thomas Jefferson y James Madison para resolver la deuda acumulada tras el proceso revolucionario y de independencia.

Hamilton logró que se sentaran las bases de un gobierno federal fuerte al conseguir que el Ejecutivo nacional se hiciera cargo y pagara las deudas estatales, y Jefferson y Madison obtuvieron la capital nacional para el sur: el Distrito de Columbia, en lugar de Nueva York o Filadelfia.

El acuerdo que logró Hamilton resolvió el punto muerto en el Congreso y supuso un paso adelante en la integración federal del país. El sur estaba bloqueando la asunción de las deudas estatales por parte del Tesoro para minar el programa hamiltoniano para construir un gobierno federal fiscalmente fuerte. Y el norte rechazaba la propuesta, muy deseada por los virginianos, de ubicar la capital nacional permanente en la frontera entre Virginia y Maryland.

¿El acuerdo entre Francia y Alemania puede ser ese momento hamiltoniano? Como en 1790, se trata de lidiar con una gran deuda pública tras una profunda crisis. Como entonces, el sur y el norte se bloquean mutuamente. Como en aquel momento, la crisis puede ser una oportunidad para dar un salto adelante federalista.

Francia y Alemania, ese eje carolingio imprescindible para un punto de inflexión en el devenir de las negociaciones, han buscado una suerte de transaccional, un puente para que crucen el sur y el norte. Y, de momento, el sur parece cruzarlo.

'Y nosotros dos [Macron y Merkel] estamos convencidos: la respuesta es que Europa debe actuar unida. El Estado Nación por sí solo no tiene futuro. Alemania sólo prosperará si Europa prospera. Está muy claro. Y esto sirve para la paz y la libertad, al igual que para la economía y la prosperidad“, ha afirmado la canciller alemana, Angela Merkel, este miércoles.

“Son 500.000 millones y transferencias. Yo lo firmaría”, reconoce una fuente diplomática meridional. Y es que Emmanuel Macron y Angela Merkel han pactado transferencias, subvenciones, que no préstamos, por valor de 500.000 millones. Lejos de los 1,5 billones que pedía el sur, incluido Francia, hace una semana. Pero también lejos de la exigencia del norte, incluida Alemania, de que hubiera préstamos y de que no hubiera un fondo de recuperación hasta que los instrumentos aprobados, todos basados en préstamos –540.000 millones, entre el MEDE, el BEI y el SURE–, se hubieran agotado. Y, en efecto, lejos también de los primeros borradores de la Comisión Europea, que circularon hace días, en los que, como mucho, se hablaba de 165.000 millones en dinero fresco, y de otros tantos en préstamos.

“Si se confirma, es muy importante”, afirma otra fuente diplomática del sur: “Se estaba esperando un momento hamiltoniano, y esto tiene un valor innegable. Hay que ver si es hamiltoniano, depende de como quede. Si sale bien, si Alemania se da cuenta que es más inteligente hacer política económica que dejar que otros hagan política monetaria, podemos pasar a un cambio de paradigma, sin por ello negar que la creación de espacios fiscales es un bien para la gestión de lo público”.

En tanto que el plan francoalemán prevé que ese medio billón de euros salga de deuda emitida en los mercados por la Comisión Europea, “esta percepción de hacer política económica y fiscal es el paso necesario para avanzar en la integración”. “Pero es una duda que no podemos resolver ahora”, explica otra fuente diplomática.

“Necesitamos la unanimidad”

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, explicaba este martes en la cadena SER, en una muestra de apoyo al plan francoalemán: “Se trata de un acuerdo verdaderamente importante. Va muy en la línea que habíamos defendido en España e Italia, una respuesta contundente. Es importante que los cuatro principales países de la UE estén de acuerdo. ¿Está todo terminado y todo ganado? No, porque hay otros países que tendrán que opinar, y necesitamos la unanimidad. Es un paso muy importante en la buena dirección que hemos defendido desde el primer momento”.

El plan de Merkel y Macron no sólo llega una semana después de que Francia hubiera pedido el triple de dinero fresco, sino tres días después de que el Parlamento Europeo pidiera un “paquete de recuperación de dos billones, la mayoría en transferencias”. Es decir, de al menos un billón de euros en transferencias.

“Es menos ambicioso que la resolución del Parlamento Europeo”, reconoce el eurodiputado verde Ernest Urtasun (Catalunya en Comú), “pero es una contribución positiva porque el total es superior a los 320.000 millones que manejaba la Comisión Europea, que además decía que la mitad sería en préstamos. Yo creo que el Parlamento Europeo ha contribuido a acelerar los debates en las capitales en la buena dirección”.

“Las noticias no dejan de ser preocupantes”, explica la portavoz de IU en la Eurocámara, Sira Rego, sobre el plan de recuperación anunciado por Francia y Alemania: “Por un lado, se rebaja considerablemente la cifra no sólo que estaban pidiendo países como España e Italia, sino la que reclamó el Parlamento Europeo la semana pasada. Por otro, pese a que habla explícitamente de convertir las ayudas en transferencias, lo que eliminaría la posibilidad de cargar aún más a las economías más afectadas de enormes cantidades de deuda, sí que condiciona las ayudas a una agenda de reformas”.

“Este plan, además de ser insuficiente por la cantidad, puede ser una trampa para las economías más dañadas”, asegura la portavoz de IU.

La eurodiputada socialista portuguesa Margarida Marques comparte que el acuerdo “es un buen paso para encontrar una propuesta. En la Eurocámara teníamos dos opciones: esperar la propuesta y votar sí o no; o intentar influir hablando con todo el mundo. Y hemos optado por la segunda, hay que moverse”.

Pero el acuerdo francoalemán tiene un párrafo, en la línea de lo anunciado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el pasado viernes en la Eurocámara: “Las ayudas estarán basadas en un compromiso claro de los Estados miembros de aplicar políticas sólidas y una ambiciosa agenda de reformas”.

Una frase que, según se mire, puede remitir a los márgenes del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y la gobernanza del Semestre Europeo, o a condicionalidades peores.

“Las condicionalidades no pueden ser macroeconómicas”, afirma Margarida Marques.

“Sería absurdo decir que no nos comprometemos con políticas económicas sólidas, razonables, responsables, que nos permitan crecer de forma sostenible en el futuro”, tercia Calviño: “No es algo impuesto desde Europa, es un compromiso que hemos defendido desde el primer momento: la reforma para los retos de futuro y una política fiscal responsable”.

“Fuerte vínculo” con adoptar reformas estructurales

El vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, ha explicado este martes tras la reunión de los ministros de Finanzas de la UE –Ecofin– qué puede incluir la Comisión Europea en su propuesta el 27 de mayo en relación con las condiciones para acceder al fondo de recuperación. Y ha insistido en que tendrá un “fuerte vínculo” con el compromiso de los gobiernos de adoptar reformas estructurales e inversiones públicas supervisadas por las autoridades económicas en el marco del semestre europeo.

“La idea básica que tenemos la intención de poner en marcha va a ser similar a la que ya existe en el caso del Instrumento Presupuestario para la Convergencia y la Competitividad (BICC). Efectivamente, está vinculada a la supervisión de las medidas a través del semestre europeo”, ha insistido Dombrovskis, en referencia al proyecto de presupuesto de la eurozona en preparación desde hace casi dos años –BICC–.

“La condicionalidad depende de cómo se plantean los programas, hasta los fondos de cohesión están condicionados”, explica una fuente diplomática: “Hay un cascarón formal que hay que ver qué grado de concreción tiene, y el relleno de la realidad de los programas que se van a financiar. Esto no tiene precedentes, está por negociar, no hay precedentes, no hay modelos fijos, no hay una claridad de derecho común ni comparable. No hay ningún caso igual. Esto no es un BICC plus, es un plan extraordinario para salir de una crisis extraordinaria”.

Mientras se analiza si el plan francoalemán alcanza la categoría de momento hamiltoniano, la Comisión Europea prepara su propuesta para el 27 de mayo. Y los países llamados frugales, Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca, ya han anunciado que presentarán el suyo en los próximos días.

El primer ministro austriaco, Sebastian Kurz, ya avisó el lunes por la noche del rechazo de su club tras hablar con el primer ministro holandés, Mark Rutte, y los líderes de Dinamarca y Suecia: “Nuestra posición no ha cambiado, estamos dispuestos a ayudar, pero a través de préstamos. El nuevo presupuesto debe ser un reflejo de las nuevas prioridades, más que aumentar su techo disponible”.

Un rechazo que han expresado los ministros de Finanzas en el Ecofin. “Austriacos, finlandeses, holandeses y suecos han expresado sus reservas por su defensa de los préstamos y no de las trasferencias”.

“El debate empieza el día 27, con la propuesta de la Comisión”, reconoce una fuente comunitaria, consciente de las dificultades de negociar por videconferencia: “Y el problema es si los jefes se van a poder reunir en junio, eso hará más o menos factible que tengamos avances en una negociación tan complicada. Hay que ver cómo estaremos para entonces e intentar negociar lo más rápidamente posible”.

Y concluye: “En Europa casi todo se hace por urgencia”.

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