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La OIT cifra en 64.500 millones de euros al año la pérdida en la renta de los trabajadores en España desde 2009

Imagen de archivo de una trabajadora que limpia las instalaciones de un centro oficial,  Foto: ENRIC CATALÀ

Laura Olías

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Las rentas de los trabajadores pierden peso sobre la riqueza a nivel mundial y España es uno de los países que más destaca en ello. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha puesto este lunes el foco en la “enorme” caída de las rentas del trabajo en España, en favor de las del capital, respecto al Producto Interior Bruto: han pasado de suponer el 66,6% en 2009 al 61,2% en 2017. “Significa unos 64.500 millones de euros que anualmente en vez de estar en manos de los trabajadores ya no lo están”, ha explicado Joaquín Nieto, director de la Organización Internacional del Trabajo para España.

Nieto ha sido el encargado de presentar en España el último informe anual de la OIT de Perspectivas sociales y del empleo en el mundo, junto a Roger Gomis, economista en la Unidad de Producción y Análisis de Datos de la organización y uno de los autores del estudio.

Una de las novedades de la edición del informe de la OIT para este 2020, y donde se menciona a España, es el estudio de la pérdida de participación de las rentas del trabajo sobre la riqueza. Con una metodología desarrollada por la OIT, que incluye no solo los salarios de los empleados sino también las rentas que obtienen los autónomos, el estudio señala que “la proporción de la renta del trabajo –en contraposición a la proporción de la renta nacional que va a parar a los poseedores del capital– disminuyó a nivel mundial del 54% en 2004 al 51% en 2017”.

En 2004, el dato en España era del 63,4%. “En España la caída ha sido muy superior a la que se ha observado en todo el mundo”, ha subrayado Joaquín Nieto, que ha puesto el acento en el efecto de la crisis económica. “Desde el año 2009 son cinco puntos menos, es una cantidad inmensa”, ha advertido el responsable de la OIT en España. En euros, equivale a una disminución para las rentas de los trabajadores de “64.500 millones de euros al año”. “Eso representa una pérdida también enorme desde el punto de vista de cada uno de los trabajadores: estamos hablando de 3.200 euros al año por trabajador”.

Nieto ha achacado este descenso a la crisis económica y las medidas que se implementaron para superarla. “Al final todas las políticas de austeridad de la crisis y la manera que ha habido de afrontarla han tenido como resultado esa pérdida”. La OIT subraya que, al contrario que la media de la UE, España no ha logrado aún superar el nivel de empleo de 2007. No hay tantos trabajadores y sus salarios se ha devaluado en estos años, con más precariedad en el empleo, lo que se traduce en total en un menor peso de las rentas del trabajo sobre el PIB nacional.

La OIT señala además que en los países de altos ingresos la disminución de los ingresos de los trabajadores autónomos “es un factor clave en la disminución agregada” y que “esta constatación es coherente con un escenario en el que las nuevas formas de trabajo están erosionando en poder adquisitivo de los trabajadores autónomos”.

Más allá del número de parados: el subempleo

En términos globales, el informe centra la mirada también como novedad en el subempleo o la “subutilización de la fuerza del trabajo”. El concepto incluye a las personas que figuran en los datos oficiales de desempleo, así como aquellas con empleo que desearían trabajar más horas y las que tienen interés en trabajar pero no buscan empleo porque se encuentran desanimadas.

En total, unas 470 millones de personas se encuentran en esta situación a nivel mundial, según la OIT, con interés de trabajar pero sin que el mercado laboral les ofrezca un empleo o las horas de trabajo que demandan. El número de subempleados es muy superior a los 188 millones de desempleados, pero “nos dan un retrato mucho más realista de cuál es la situación del empleo a nivel mundial”, ha destacado Nieto.

Los datos para España son de 5,4 millones de personas subempleadas: 3,3 millones de desempleados, a los que se suman 1,2 millones de personas que tienen trabajo pero quieren trabajar más horas y 900.000 más que no tienen un empleo y quieren uno, pese a que no cumplen las condiciones para ser consideradas paradas. “Como consecuencia, la medida integral de subutilización total de la fuerza del trabajo fue del 23%, sustancialmente más alta que la tasa de desempleo convencional” (14%), apunta la organización.

Para los jóvenes los datos de desempleo son mucho más alarmantes: alcanzan a la mitad, con una tasa de subempleo del 48%. “Solo una de cada dos personas de 15 a 24 años que tenían interés en trabajar tenían un trabajo o suficientes horas de trabajo”, alerta la OIT.

La organización internacional recomienda buscar soluciones al subempleo a través de cambios en las políticas. “En el informe se analiza que no hay mucho margen en las políticas monetarias”, ha apuntado Nieto, pero “sí hay más margen en las políticas fiscales” para poder estimular determinados sectores con un alto valor añadido. La OIT destaca cuatro a nivel global, “con especial importancia para España”: el sector digital, el de transición energética (“empleos verdes”), el de la formación y los cuidados. “Son fuentes de trabajo muy importantes y habría que prestarles atención”, ha recomendado Nieto.

Volviendo al escenario mundial, la organización internacional ha destacado que en este contexto de subempleo y malas condiciones de trabajo de muchos trabajadores, aún son muchas las personas que viven en la pobreza pese a trabajar. En total, más de 630 millones de personas en el mundo que vive con menos de 3,2 dólares al día. Una de cada cinco personas de la población activa mundial.

Aunque la cifra se va reduciendo en términos globales, la OIT advierte de que el número de trabajadores pobres va a aumentar en los próximos años en los países de menores ingresos (193,2 millones de trabajadores en 2019 a los 210 millones en 2024). Por ello, la entidad recomienda poner el foco especialmente en estos países si se quieren alcanzar los objetivos de reducción de pobreza de la ONU para 2030.

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