Rajoy sorteará la petición de rescate en la cumbre europea
Suena a que viene el lobo, y usted lector está cansado de leerlo, pero la posibilidad de que España pida el rescate en las próximas semanas parece más verosímil y plausible que nunca en estos momentos. Los jefes de Estado europeos se reúnen este jueves y viernes rodeados por el halo de una nueva filtración periodística que, esta vez, parece contar con la bendición de Madrid y Berlín. Se trata de la posibilidad de que España pida un préstamo preventivo o precautorio, según la jerga que se utiliza en Bruselas.
Esta línea de crédito es un sí pero no dentro del concepto “rescate”. Por un lado, España activaría la petición de financiación al fondo de rescate, posibilidad que ha hecho que en las últimas 48 horas se desplome la prima de riesgo, pero sin la intención de utilizarla. Algo similar a cuando el sufrido ciudadano acepta la tarjeta de crédito que el banco le ofrece con machacona insistencia. La guardamos en la cartera “por si acaso” pero sin intención de utilizarla más que en un caso de máxima urgencia. El banco sabe que se dispone de ese colchón, y de la eficiencia que tenga el usuario a la hora de gestionarlo se le mejorará o no la disposición de crédito. De paso, se cobra una buena comisión.
Pero es fácil intuir que una vez que se acepta la posibilidad de tener una línea de crédito la tentación de usarla es demasiado grande. Los expertos consultados apuntan a que, con casi toda seguridad, este paso es la antesala para pedir el rescate definitivo y que España solo está ganando tiempo ante una opinión pública, interna pero también europea, que digiere con dificultad el coste social y económico de un nuevo rescate. España tiene un problema de liquidez y disponer de una línea de crédito pero no tirar de ella no mejorará por arte de magia el acceso a los mercados.
Para que la petición de rescate “en falso” surta efecto, es clave el papel del Banco Central Europeo, que tendría que actuar de forma determinante en el mercado secundario, donde se negocian los bonos ya emitidos por España. La idea es que el BCE pueda actuar sobre la deuda que vence a corto plazo (hasta tres años) ya que sería el fondo de rescate (el ESM o MEDE) el que influiría sobre los bonos de largo vencimiento, hasta diez años.
En cualquier caso, tanto la petición de un préstamo preventivo como la activación del rescate total llevan consigo aparejadas una “estricta” condicionalidad macroeconómica que el Gobierno español tratará de suavizar durante esta cumbre y en los próximos días, antes de hacer la petición formal. Tanto ese préstamo preventivo como el total implican la firma de un nuevo memorando de entendimiento por parte de España, y por eso ambas posibilidades se barajan a la par desde el verano sin acabar de cuajar ninguna de las dos.
Con todo, como ya adelantó eldiario.es, la petición no se hará antes del Eurogrupo y Ecofin que se celebrarán el 12 y 13 de noviembre. En esas reuniones serán los ministros de Finanzas los que bajen al barro de los detalles técnicos de la operación y será el ministro español de Economía, Luis de Guindos, el que “ensuciará” su imagen al pedir el rescate.
En la cumbre que se inicia el jueves, Rajoy tratará de limar las últimas asperezas con el eje de la austeridad (Alemania, Finlandia y Holanda) y en especial con su homóloga Angela Merkel, factótum de los rescates europeos. Todo apunta, además, a que el presidente español puede ir con los “deberes” del banco malo cerrados. La constitución de la entidad que gestionará los activos tóxicos de la banca española lleva casi quince días de retraso, atascados en el precio final que se deberá poner a los activos tóxicos de la banca ya nacionalizada.
Por un lado, la gran banca –BBVA, Santander y La Caixa– ha presionado a Economía para que no tire los precios del sector inmobiliario, preocupados por el efecto dominó que una baja valoración del banco malo puede tener en los activos “sanos” que estos bancos albergan en sus balances. Por otro, Bruselas quiere un descuento creíble que anime a los inversores extranjeros a entrar en el capital del banco malo. El Gobierno está tratando de nadar entre estas dos aguas con cierta querencia hacia la posición de Botín y Francisco González, ya que los dos españoles serán los principales inversores del banco malo en su constitución.
Esta dilación en crear la sociedad de gestión de activos ha llevado, a propósito o casualmente, a que su finalización coincida con la visita de los inspectores del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Madrid, por lo que la decisión final llevará el visto bueno de la institución con sede en Washington.
Además de la presentación del banco malo, que supone a priori el final de la reforma financiera, Rajoy presentará a sus colegas europeos las últimas reformas llevadas a cabo por España y, en especial, el esfuerzo de austeridad ejercido en los presupuestos generales de cara a 2013. Unos presupuestos que aún se tienen que tramitar en las Cortes, por lo que podrían incluir los nuevos ajustes que imponga Bruselas para acceder al rescate.
El presidente ganaría así tiempo para salvar las elecciones autonómicas de este fin de semana con la plena aquiescencia de los vecinos europeos y dejaría ya el camino despejado para el rescate en noviembre. Una forma singular de celebrar su primer año de Gobierno.