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'Crowdfunding' para la creatividad infantil

Beatriz Sigüenza juega con una niña con el Inventa Kit. / Kibo

María Muñoz

¿Por qué cuando nos hacemos mayores perdemos la creatividad que tenemos de niños? Porque la educación y los conocimientos que vamos adquiriendo “convierten el cerebro en vago haciendo que todos pensemos igual”. Beatriz Sigüenza, responsable de Kibo Factory, una empresa que se dedica a crear herramientas para fomentar la creatividad en empresas, cree que “los niños son creativos porque son un libro en blanco”, es decir, porque aún no tienen información y prejuicios sociales adquiridos que van cambiando y coartando esa imaginación según van adquiriendo conocimientos nuevos. Por eso, ha creado un juego enfocado a los niños, aunque también pueden participar mayores, para que puedan fomentar y conservar esa creatividad. Para poder llevarlo a cabo ha decidido poner en marcha una campaña de crowdfunding, que aún le queda por recaudar algo más de la mitad del presupuesto inicial.

La dinámica de Inventa Kit consiste en ir haciendo los retos que plantea el juego: a partir de 15 escenas cotidianas, que pueden ser desde un supermercado, la playa, la montaña o la cocina, una serie de tarjetas van pidiendo a los niños diferentes pruebas. Una puede ser inventarse un instrumento musical a partir de cuatro objetos que aparecen en la imagen del supermercado, o crear un deporte, con sus reglas y dinámicas, a partir de los utensilios que ofrece la escena de una cocina. Los pequeños deben dibujar en cartulinas lo que vayan creando o escribiendo, por ejemplo, las reglas de un nuevo deporte. “El juego está pensado para niños a partir de ocho años porque a esas edades ya pueden escribir y creemos que es importante que además de dibujar también sean capaces de explicar en qué consiste todo lo que se están inventando”, explica esta ingeniera informática, quien hace cuatro años decidió abandonar su carrera profesional en grandes multinacionales para dedicarse a la gestión del conocimiento y de la creatividad y poner en marcha su propia empresa.

“Los niños con los que ya hemos probado el juego están encantados porque nos dicen que están haciendo algo diferente y disfrutan con su propia creación”, explica. Los resultados son tan diferentes como tanta imaginación le eche cada uno de los pequeños. Ahí está por ejemplo el BromBroBrom un instrumento musical que se inventó un niño de siete años a partir de varios objetos que veía en la imagen de la playa: un remo que mueve unas piecrecitas que caen en una sombrilla y que hacen “brombrombrom”. O también surgieron las soluciones que debían plantear para un frigorífico para personas ciegas. “Una de las niñas decidió que lo mejor era poner carteles en Braille en todo lo que había en la nevera, y yo le dije que se imaginara que por ejemplo esa persona coge una manzana y no se da cuenta que tienen la etiqueta y se la come y otro niño que estaba al lado respondió: 'Pues haces el Braille con pepitas de chocolate y así se las pueden comer'”, explica Sigüenza sobre una de sus experiencias con los pequeños.

El juego está pensado para que los niños puedan entretenerse solos o con su padres, tíos o abuelos. Y que además puedan trasladar el juego a los escenarios reales que reflejan las escenas. “No podemos meter los objetos en la caja por eso los dibujamos, pero lo bueno es que se puede jugar con los niños en cualquier sitio, por ejemplo, si estás en playa se pueden usar todos los objetos que hay alrededor”, explica la creadora de Inventa Kit.

La idea del juego surgió hace un año cuando en las empresas con las que trabaja las dinámicas para fomentar la creatividad entre los empleados. Algunos empezaron a preguntarle si no tenía un juego parecido para niños. “Cuando me lo preguntó uno, no hice mucho caso, pero cuando ya fueron varios me di cuenta de que había una necesidad”, señala la ingeniera, quien vio que muchos padres no sabían cómo entretener y fomentar la creatividad de sus hijos. Comenzó a recorrer jugueterías y lo que veía no le convencía. Todos eran juegos que venían dirigidos desde el comienzo, que eran muy cerrados, como hacer puzzles en tres dimensiones, que una vez acabados, no hay manera de continuar. “Cuantos más se acostumbran a seguir los pasos más difícil es sacarlos de ahí y por eso Inventa Kit abre infinitas posibilidades”, afirma Sigüenza.

Está convencida de que el juego es una gran herramienta para que los niños no pierdan su creatividad, pero son los padres los que tienen que decidir apostar por ello. “Aunque muchos me lo pedían, decidí poner en marcha la campaña de crowdfunding para ver si realmente era un producto que podía funcionar y que la gente estaba dispuesta a comprarlo”, señala, y añade, que como empresaria autónoma no puede arriesgarse a fabricar algo que luego no se va a vender. “Si no llegamos a la cantidad necesaria emplearé la experiencia en explicar por qué no ha funcionado esta campaña de micromecenazgo, algo que nunca se explica y que puede ser muy útil”, comenta. De momento, la campaña ha recaudado 3.370 euros y aún quedan días para poder completar los 8.500 euros que se necesitan para fabricar los juegos.

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