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Insuficiencia respiratoria en pacientes con Covid-19, las claves para combatirla

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Mercè Palau

La Covid-19 es una infección de las vías respiratorias causada por el coronavirus llamado SARS-CoV-2. En la mayoría de los casos, los síntomas suelen ser leves. Pero, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “un 14% de los casos presenta un cuadro grave que requiere hospitalización y oxigenoterapia y el 5% tiene que ser ingresado en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)”. En los casos graves, la Covid-19 puede complicarse con síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA). Frente a este escenario, y desde el inicio de la crisis sanitaria, las autoridades sanitarias han trabajado para poder manejar y tratar desde los síntomas más leves a los más graves. En este sentido, la función de las unidades expertas capaces de atender a pacientes ventilados, las Unidades de Cuidados Intermedios Respiratorios (UCIR) han tenido un papel clave para afrontar el reto epidemiológico y de tratamiento de la enfermedad. 

El papel de las UCIR

Aumentar la capacidad total de las UCI y de las UCIR durante esta crisis sanitaria ha sido una de las medidas incluidas durante este estado de alarma en el documento de consenso elaborado por la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) y la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor (SEDAR).

Las Unidades de Cuidados Intermedios Respiratorios (UCIR) evitan derivaciones a las UCI y permiten así ahorrar hasta 500.000 euros por hospital al año, según un estudio publicado en abril en la revista Archivos de Bronconeumología, de la SEPAR.  Este estudio se ha basado en datos de la UCIR de la Fundación Jiménez Díaz, una unidad nacida en 2009 y que durante la crisis sanitaria ha pasado de los 250 pacientes de alta complejidad que trata al año a más de 280 personas ingresadas con Covid-19 en los dos últimos meses, con una tasa de éxito del 87,59%.

Si todos estos sujetos con indicación de ingreso en UCI hubieran sido ingresados en esa unidad habría colapsado muy rápidamente. Pero gracias al soporte no invasivo que aplica la UCIR la mayoría de estos pacientes superó la enfermedad sin la necesidad de esta derivación a UCI y, los que lo necesitaron, estuvieron soportados hasta que se liberó una cama en esta estructura, sobreviviendo el 94% de ellos. La mayor parte de estos pacientes volvieron a la UCIR para ser definitivamente desconectados del respirador tras su paso por la UCI.

“Esta unidad actúa en dos frentes casi a la vez y evita el colapso de la UCI”, admite Sara Heili Frades, jefa asociada del Servicio de Neumología y Responsable de la UCIR del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Por un lado, “contiene el número de ingresos en UCI y evita intubaciones que requerirían ingreso en esa unidad ya que, si bien son enfermos muy graves, muchos no necesitan la intubación y han sobrevivido en su mayoría con soporte no invasivo”, afirma Heili Frades. Por otro lado, la UCIR “evacúa de las UCI a los pacientes que necesitan mucho tiempo de ingreso para ser liberados del respirador y del tubo”, permitiendo así disponer de camas en las UCI para seguir tratando Covid-19 u otras patologías urgentes.

La importancia de contar con buenos equipos de ventilación 

Durante esta crisis provocada por la Covid-19 se ha tenido que hacer frente a numerosos retos y desafíos relacionados muchos de ellos con la falta de equipamiento sanitario contra el coronavirus en los hospitales. Uno de los materiales más escasos pero imprescindibles han sido los ventiladores mecánicos para tratar a los pacientes infectados, sobre todo aquellas personas con presentan insuficiencia pulmonar. Con el fin de poner remedio a este problema, y tras seis semanas de trabajo, el pasado 1 de mayo la Agencia del Medicamento estadounidense (FDA) autorizaba el uso del ventilador Milano Ventilatore Meccanico (MVM) para pacientes con coronavirus. 

Desarrollado por un consorcio internacional formado por más de 150 científicos e ingenieros de España, Italia, Francia, Canadá y Estados Unidos, y en el que ha participado y colaborado el Servicio de Neumología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, la particularidad de este respirador es que está ideado y “dirigido a la mecánica respiratoria específica del Covid-19”, reconoce Heili Frades, cuyo papel en el desarrollo e impulso del MVM ha sido clave. Además, otra particularidad de estos respiradores es que se han adaptado a las necesidades de la pandemia. 

Lograr una provisión de cara a un posible repunte de la enfermedad es otro de los objetivos del consorcio que hay detrás del MVM; por ello, no registra patentes ni concede licencias exclusivas. Los expertos también confían en que, tras la ronda de conversaciones en las que trabaja ahora el consorcio con empresas nacionales, se pueda homologar el ventilador de acuerdo con las normas de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), mientras continúan los trabajos para mejorarlo. 

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