Del succionador de clítoris a Momba, continúa la revolución en la masturbación femenina
En el 2019 llegó la revolución al mundo de los juguetes eróticos de la mano de los succionadores de clítoris. De repente, la masturbación femenina saltó a las conversaciones con amigas (todas las amigas), con amigos, familiares, a los grupos de WhatsApp y a una esfera pública que hasta el momento nunca había presenciado el protagonismo de ningún producto relacionado con el placer femenino y mucho menos, uno que no tuviera un aspecto fálico. Desde entonces, la llamada brecha de masturbación, que compara las veces en las que, de media, se masturban los hombres y las que lo hacen las mujeres, se ha reducido significativamente. En España, en 2021, los hombres se masturban de media unas 170 veces al año frente a las 64 veces de las mujeres. En 2022, las españolas se masturban una media de 99 veces al año, frente a las 164 veces de los hombres.
Antes de la llegada del succionador de clítoris, la masturbación femenina seguía siendo un tabú y se encontraba estrechamente ligada a la penetración. Con la llegada de estos juguetes, el clítoris, la zona erógena más sensible para las mujeres, empezó a encontrar protagonismo y al hablar de educación sexual ya no todo estaba centrado en anticoncepción, embarazos o prevención de enfermedades de transmisión sexual, sino que se buscaba aprender más sobre el placer, en concreto el placer femenino y cómo lograrlo, ya fuera en solitario o en pareja. Todo esto también provocó algunos efectos colaterales importantes para los hombres como que surgieron —absurdos— debates sobre si estos juguetes los convertían en prescindibles en las relaciones sexuales heterosexuales.
Así pues, con el succionador de clítoris se rompió una importante barrera con respecto a la masturbación y el placer femenino que tuvo mucho de empoderamiento en un momento de explosión del movimiento feminista. Y aunque se ha avanzado, no cabe duda de que aún queda camino. En un estudio realizado por Platanomelón, la tienda online líder en juguetería erótica y bienestar íntimo, se evidenciaba que ellas comienzan mucho más tarde a masturbarse —a los 16, mientras que ellos empiezan a los 13— y la frecuencia es también mucho menor, siendo la media masculina de unas cinco veces por semana y la femenina de tres.
Momba, porque la vida no solo te cambia una vez
Por lo tanto, para seguir avanzando en esta revolución que se inició con la popularización del succionador de clítoris es necesario dar un paso más allá. Para ello, Platanomelón, en su empeño por acabar con los prejuicios, el desconocimiento y los tabúes relacionados con la sexualidad, ha desarrollado a Momba, que aunque solo difiere en una letra de Mambo, su archiconocido succionador de clítoris, tiene un potencial único para convertirse en el siguiente escalón de esta revolución.
Momba combina todas las maravillas que millones de mujeres descubrieron y disfrutaron infinidad de veces del succionador, con la estimulación interna, es decir, que Momba une el clítoris y la zona G a través de una línea prácticamente perfecta de placer. Permite elegir, si se quiere estimular una de las zonas —clítoris o zona G— por separado o si por el contrario se quiere optar por combinar ambas para dar rienda suelta a todas las fantasías. Un juguete dos en uno perfecto para potenciar los orgasmos y descrubrir nuevas sensaciones. Y es que, si se puede tener todo, ¿por qué elegir?
Pero aquí no acaba la cosa, además de esta posibilidad de placer múltiple, Momba de Platanomelón incorpora tres boquillas para ir probando y combinando nuevas sensaciones en la parte de succión y que la diversión no solo no se acabe, sino que sea lo más variada posible. Aquí no cabe el aburrimiento. Además, su forma ergonómica y su gran flexibilidad hace que sea completamente adaptable al cuerpo de cada mujer y, por si fuera poco, la parte insertable, que estaría destinada a estimular la zona G, puede calentarse hasta 39º.
Por último, pero no por ello menos importante, Momba cuenta con un sistema que hará que se acaben las decepciones en medio de la experiencia y que también evitará que se apague la diversión de golpe: dispone de una luz parpadeante que avisa cuando se está quedando sin batería. Así que ya no hay excusa ninguna para no dar rienda suelta al placer.