Adopta un banquero

Pobres banqueros. No levantan cabeza. En la semana en la que algunos exdirectivos de Bankia están entrando en prisión por intentar llegar a fin de mes y ahorrar algo para el ‘black friday’, va el Tribunal Supremo y les da otro palo y sentencia que los bancos -y no los clientes- tienen que pagar los impuestos por la firma de las hipotecas. Esto empieza a ser una persecución en toda regla, pero por fortuna alguien en el Supremo se ha dado cuenta de que así se rompe España y lo ha parado todo. Que la gente se cree que la policía es tonta.

Bastante mal lo han pasado los bancos en España como para que haya que seguir con este hostigamiento injustificado a un sector tan castigado por la crisis. ¿O es que nadie recuerda que se tuvo que rescatar a los bancos en España con cerca de 54.000 millones de euros del FROB? Bien es verdad que el Estado va a perder el 75% de todo aquello (a la espera del pellizquito que llegue de la venta de Bankia), pero si hay ONGs para salvar ballenas que menos que ONGs para salvar bancos.

A la banca no la dejan en paz, como si fuera la responsable de todas las plagas babilónicas, cuando nos ha resuelto el problema de tener que guardar el dinero bajo la cama como en las viñetas de Ibañez. Sí, ahora te cobran comisiones hasta por pedir la llave del baño, pero después de que los tribunales hayan tumbado negocios tan rentables como las cláusulas suelo, de alguna forma tendrán que ganar dinero los bancos. Quizás habría que cambiarle el nombre a lo de “comisiones” porque esa palabra tiene mala fama y parece que te estén atracando en un callejón cuando en realidad te están haciendo un favor. Yo lo llamaría “aportación voluntaria para que el mundo sea un mejor lugar en el que vivir”.

“Aportaciones voluntarias” como, por ejemplo, los seguros de vida, los del hogar o los planes de pensiones privados que los ciudadanos asumen cuando firman una hipoteca. Algunos rumores afirman que si no tragas con el pack completo no te dan la hipoteca, y que no te queda otra que pasar por caja, pero son habladurías. Si lo has firmado por algo será. No vale protestar luego en los telediarios.

Aquí en España el problema ha sido siempre que la gente no sabe lo que firma, como bien dicen los banqueros. Y puede que algunos bancos hayan cometido errores -de hecho, hay una marea de condenas judiciales y reprimendas de Europa- colocando preferentes o cláusulas abusivas en las hipotecas, pero es que todo eso suele venir escrito en letra muy pero que muy pequeña. Tan pequeña que a los propios bancos se les hace imposible poder leérselas a sus clientes. Lo que tendrían que hacer es prohibir que en los procesadores de texto hubiera tipos de letras de menos de 18 puntos de tamaño y asunto arreglado.

Ciertamente, el ambiente general no es el mejor para los banqueros. En realidad nunca lo ha sido. Los banqueros tienen mucho dinero y España es un país de envidiosos, aunque tampoco ha ayudado la tendencia de algunos banqueros por esconder su dinero en Suiza o facilitar que otros lo escondan en Suiza. Una horterada además lo de Suiza -como dicen en la peli El Reino, de Sorogoyen- cuando puedes esconderlo en cualquier sitio. Pero a la gente no se la debería juzgar por ser hortera.

El momento que vivimos es especialmente grave. En el Congreso se está tramitando una “ley de emergencia habitacional” que puede obligar a los bancos que recibieron ayudas públicas a ofrecer alquiler social en los casos de lanzamientos o daciones. Quieren convertir el sistema bancario en Cáritas y para eso ya existe Cáritas. Y buena parte de culpa la tiene “el puto amo” Pablo Iglesias que anda del brazo con Pedro Sánchez amenazando con un impuesto sobre la banca. Si este país lo va a dirigir Podemos, estamos perdidos. Porque, me reconoceréis, que en Cuba al menos hace buen tiempo.